Читать книгу Cartas a Clara - Juan Rulfo - Страница 14

VI

Оглавление

Méx. D. F. 31 de Feb. de 1945

Criatura:

Ayer no me divertí, ni antier, ni antes de antier, ni ningún día, así que no fue por eso que no te escribí, sino porque soy muy flojo, el tipo más flojo que tú hayas conocido. Además de flojo que soy, tengo el corazón malo, pues cuando sintió que pasaban los días y no veía a Kiko se puso enfermo de todo a todo. Y una cosa así, desesperada, no tiene juicio, ni logra entender por qué lo tratan de ese modo, separándolo tan de repente de lo que él más quiere.

Ahora te voy a decir otra cosa: no te enojes conmigo porque no escribí luego luego, pues cuando te pones corajuda te ves muy bonita, y yo no quiero que te veas bonita no estando yo ahí para mirarte.

Ojalá no te hayas enfermado de catarro ni de nada. Yo no quiero que te enfermes nunca; lo que sí quisiera es conseguir que permanecieras siempre con la sonrisita que tienes y con los ojos que tienes, así de alegres, que a veces me da miedo pensar que alguien, nomás de ver eso, se enamore de ti. No, no me gustaría que sucediera. Yo solo quiero ser el único enamorado de esa cosa que Dios puso mucho cuidado en hacer hermosa y, para acabar, darle permiso para andar sobre la tierra, con el fin de volver loco a este loco muchacho que tú conoces.

Mujercita:

Ayer pensé en ti y antier y antes de antier y todos estos días. Además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se le acabaría la maldad a mi alma y lo despiadado. ¿No te he contado alguna vez lo despiadado que soy? Pues sí, Kiko, yo odio mucho al mundo y mi odio es constante. Quizá por esto el mundo me ha tratado mal y me ha hecho desafortunado. ¿Pero soy desafortunado, Kiko? ¿Verdad que no lo soy? ¿Acaso tú no eres para mí toda la riqueza junta y un rinconcito de suave tranquilidad? Algún día lo sabré, ¿no, Kiko?

Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas.

No te me vayas a enojar por la letra colorada con que escribí esta carta, ni por ninguna nada, ¿eh? Espera hasta el lunes que yo esté ahí para verte la carita corajuda, Kiko, vida mía.

Juan


Juan Rulfo en el Nevado de Toluca, ca. 1945.

Cartas a Clara

Подняться наверх