Читать книгу Cartas a Clara - Juan Rulfo - Страница 18

X

Оглавление

Méx. D. F. a 4 de febrero de 1947

Mujercita:

No pudimos salir el domingo por falta de gasolina y no fue sino hasta las doce de la noche del lunes cuando llegamos a ésta. Yo creo que me voy a regresar antes de lo que esperaba, pues ya está por arreglarse el asunto. Ya te platicaré después en qué consiste el ofrecimiento que me hicieron.

Dime cómo están los niños y si los has envuelto bien a bien ahora que comienza a hacer frío. Dime también cómo están esos ojos tuyos tan bonitos que con esta hora en que escribo ya van 48 horas que no los veo, o sea 2,880 minutos, o 17,280 segundos; y si ya les has enseñado a hacer nuevos gestos. Cuéntame también cómo se ha portado esa muchachita a la que quiero tanto. Este tipo tuyo se ha portado bien, o tal vez no ha tenido tiempo de portarse mal. Si se porta mal, yo te aviso.

Tengo entendido que he de haber dejado mi alma encargada contigo, pues aquí me siento sin ánimos de nada (ya ni de emborracharme me dan ganas), siendo que, antiguamente, yo andaba por estos rumbos caminando sin cansarme, de un lado para otro y como si me hubieran prendido un cohete de la cola.

No sé, a veces, cuando me pongo a pensar que tengo que venir a vivir aquí, siento un cosquilleo muy raro en el estómago (tú ya sabes que esas cosquillas son mi falta de decisión), y es que ya siento extraña la vida de aquí, o tal vez porque tú has hecho que Guadalajara sea lo que antes de conocerte no era para mí. Aunque… Y ahí está el aunque. Yo ya dije lo que tenía que hacer y lo haré, ayudando mi voluntad con tu voluntad, con tu preciosa voluntad, con tu maravillosa voluntad.

Sabes, estaba yo pensando hace ratito que tú eres como el mar… Bueno, pero esto no es una carta de amor, es una carta de negocios. Estoy tratando de resolver nuestro negocio, el tuyo y el mío, para que los dos tengamos algo que ganar, yo más que tú, porque yo te gano a ti, y tú, en cambio, sólo lograrás obtener a este muchacho desorientado y enfermo, no tan desorientado que digamos, pero sí muy enfermo de amor por ti.

Te ODIO, mujercita de mi alma.

Juan

Cartas a Clara

Подняться наверх