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1.4.2.2 La prueba documental

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En la valoración de la prueba documental la inteligencia artificial también puede aportar ventajas importantes. De hecho, hace ya muchos años que la inteligencia artificial trabaja en el campo del procesamiento de textos. En este caso, la ciencia de la semiótica textual estudia las diferentes tipologías de documentos y sus características en función del contexto en el que se generan. En la valoración de una prueba documental es necesario confirmar, en primer lugar, que el documento es auténtico y que no está manipulado. Una vez confirmada su fiabilidad, el juez debe ponderar lo que el documento dice y si la información que contiene verdaderamente confirma las hipótesis que se quieren probar en juicio. Las herramientas de inteligencia artificial podrían suponer una ventaja, sobretodo en el primero de los aspectos.

En función de su contexto o de su tipología, los documentos suelen presentar una estructura y un lenguaje propios que pueden ser fácilmente identificados por un sistema de inteligencia artificial. Un indicio de que un documento puede ser falso o puede haber sido manipulado es el hecho de que no presente las características propias de la tipología de documento que aparenta ser. Esta tarea de comprobación es fácilmente realizable por un mecanismo de inteligencia artificial que podría analizar las características del documento, identificar la tipología a la que pertenece y, posteriormente, ponerlo en relación con el contexto en el que el documento se ha generado para confirmar que no presenta elementos que hagan dudar sobre su fiabilidad (Nieva Fenoll, 2018a). En el caso de documentos manuscritos, una herramienta de inteligencia artificial también podría verificar la autenticidad de una firma o extraer conclusiones acerca del contexto en el que se escribió, evaluar algunas variables grafológicas que puedan indicar escritura bajo intimidación o miedo, siempre y cuando la máquina pudiera comparar estos documentos con otros documentos de la misma persona en condiciones de normalidad.

El principal inconveniente de la prueba documental, con miras a una posible automatización de su valoración, está en el hecho de que, una vez analizada la autenticidad del documento, es necesario comprender su contenido y el grado en que este confirma o desmiente las hipótesis que se plantean en el juicio. Esta segunda parte todavía no es automatizable, puesto que volvemos al campo del razonamiento abstracto judicial. Además, existe una gran variedad de documentos y podemos introducir como prueba documental en un proceso casi cualquier soporte que contenga algún tipo de información relevante para acreditar un hecho. Indudablemente, esto debe seguir siendo así, porque limitar la tipología documental que se puede aportar como prueba en un juicio podría limitar el derecho de defensa. En este sentido, no todos los documentos podrán ser clasificados en una categoría o género documental específico y será necesario que el juez, al valorar otros aspectos contextuales del documento, lo interprete y verifique adecuadamente.

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