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2.2 Una aproximación a algunos aspectos clave de la cuarta revolución industrial y a los mundos que impacta

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En la historia se han presentado cuatro revoluciones industriales. Revolución implica “cambio abrupto y radical” (Schwab, 2016a, p. 11). Por tanto, estas han implicado cambios profundos en la sociedad y que el mundo evolucione y se transforme en diversos ámbitos, tanto en lo económico como en lo social, cultural, tecnológico, científico, físico e incluso lo jurídico o legal. Su finalidad ha sido y es mejorar la calidad de vida de las personas (Schwab, 2016a). Como consecuencia de lo anterior, estas revoluciones transforman la humanidad, van cambiando la manera de vivir, trabajar y relacionarnos con los otros (Schwab, 2016a, p. 7).

Al respecto y frente a las diversas revoluciones existentes, se ha dicho que la primera revolución industrial se presentó en 1760 y duró hasta 1840, con la construcción del ferrocarril y la invención del motor a vapor. En dicho momento, comenzó la producción mecánica (Schwab, 2016a, p. 11). La segunda revolución, se presentó a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con el advenimiento de la electricidad (Schwab, 2016a, p. 11). La tercera inició en la década de 1960, conocida como la revolución del ordenador (Schwab, 2016a, p. 11); en ella se comenzó a incorporar la ciencia al proceso productivo (Cambrón, 2003, p. 1). Y la cuarta es la que se está presentando en la actualidad: comenzó a principios de este siglo, con la revolución digital, basada en tecnologías más sofisticadas e integradas (Schwab, 2016a, p. 12). Esta revolución se conoce en Alemania como la industria 4.0 y surgió en la feria de Hannover de 2011 (Schwab, 2016a, p. 12). En Japón, por su parte, estos cambios sociales se denominan Sociedad 5.0, como aquella centrada en el ser humano (Takenata, 2020). En ella coopera el mundo virtual y físico. “La cuarta revolución industrial, no obstante, no solo consiste en máquinas y sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio” (Schwab, 2016a, p. 12). En ella son protagonistas las tecnologías emergentes y disruptivas, en las que la innovación se difunde más rápido que en las anteriores revoluciones.

Como efecto de esta revolución hoy cobran vida temas relacionados con la inteligencia artificial (IA), la robótica, el internet de las cosas (IoT), blockchain, bitcóin, los vehículos autónomos (drones o vehículos que se conducen solos), la impresión 3D (tridimensional), la nanotecnología, la biotecnología (secuenciación genética, activación o modificación de genes, proyectos de genoma humano, biología sintética, trasplantes humanos, entre otros), la ciencia de materiales, el almacenamiento de energía, la computación cuántica, neurotecnologías, ropa conectada a internet, sensores, teléfono móvil implantable, entre otros (Schwab, 2016a).

Todo esto involucra un impacto en diversos mundos: físico, digital y biológico, así lo afirma Schwab (2016a, p. 7). En este sentido, como bien lo desarrolla el autor, la C4IR implica la convergencia de distintas tecnologías: físicas, digitales y biológicas. En las primeras se hace referencia a vehículos autónomos, impresión 3D, robótica, nuevos materiales, drones, nanomateriales, entre otros. En las segundas se observa el internet de las cosas, dispositivos conectados a internet, sensores, radiofrecuencia, blockchain, bitcóin. Y en los biológicos, importa la genética, la secuenciación genética, el genoma humano, la biología sintética, la modificación genética, el trasplante humano, la bioimpresión, entre otros.

La C4IR se caracteriza principalmente por tres aspectos: la velocidad, esto es, el ritmo exponencial al que va creciendo; la amplitud y profundidad, es decir, la combinación de múltiples tecnologías que implican un cambio de paradigma, ya que “no solo está cambiando el ‘qué’, y el ‘cómo’ hacer las cosas, sino el ‘quiénes’” (Schwab, 2016a, p. 8), sino el impacto de los sistemas, esto es, su transformación. Es una revolución que armoniza e integra diversas disciplinas:

Hoy, por ejemplo, las tecnologías de fabricación digital pueden interactuar con el mundo biológico. Algunos diseñadores y arquitectos ya están combinando el diseño por ordenador, la fabricación aditiva, la ingeniería de materiales y la biología sintética, para crear sistemas que involucran la interacción entre microorganismos, nuestro cuerpo, los productos que consumimos e incluso los edificios que habitamos. (Schwab, 2016a, p. 14)

En efecto, en el mundo existen cinco centros para la C4IR: China (Beijing), India (Mumbai), Japón (Tokio), Estados Unidos (San Francisco); y el 30 de abril de 2019 se inauguró en la ciudad de Medellín el primer centro de la región y de Colombia, el cual se une a los ya existentes.

El primero de ellos fue el centro de Estados Unidos en el 2017. Se encuentra ubicado en San Francisco, cuenta con proyectos en seis focos: 1) inteligencia artificial y aprendizaje automático; 2) internet de las cosas y ciudades inteligentes; 3) Blockchain y tecnología de contabilidad distribuida —que se ocupa de contratos inteligentes y sistemas monetarios—; 3) política de datos en drones; 4) disponibilidad de pruebas genómicas, avances en la medicina para precisión, diagnóstico y análisis predictivos; 5) movilidad autónoma y urbana; y 6) drones en el espacio aéreo del mañana.

En el 2018, nacieron tres nuevos centros: 1. En China, busca avanzar en la cooperación global en la ciencia y la tecnología, adoptar herramientas para una gobernanza ágil, protocolos, directrices y estándares de la industria para acelerar la adopción de tecnologías emergentes. 2. El centro para la cuarta revolución industrial en la India, anunciado el 23 de enero de 2018 por el primer ministro Narenda Modi, enfocado en cuatro áreas tecnológicas: inteligencia artificial y aprendizaje automatizado, tecnología blockchain, drones y espacio aéreo del futuro e internet de las cosas, robótica y ciudades inteligentes. 3. El centro de Japón, con sede en Tokio, se fundó en julio de 2018, su finalidad es trabajar en cuestiones de gobernanza que impliquen reformas regulatorias de las tecnologías emergentes. Sus actividades se centran en tres aspectos: movilidad autónoma y urbana; política de datos de salud e internet de las cosas; robótica y ciudades inteligentes (WEF, 2020).

Por su parte, Colombia y Latinoamérica no se quedaron atrás. Desde la C4IR, se creó en Medellín un espacio gestionado por Ruta N (Centro de Innovación del Departamento de Antioquia), con proyectos gestionados entre el Gobierno Nacional en cabeza del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la Alcaldía de Medellín y el Foro Económico Mundial. Se dice que es un espacio para “servir como un apoyo para el desarrollo de políticas públicas y definiciones normativas relacionadas con las tecnologías de la llamada cuarta revolución industrial” (Becerra Elejalde, 2019b). En este se abordan temas relacionados con la inteligencia artificial, el internet de las cosas y la tecnología blockchain de seguridad encriptada, se priorizan esas tres tecnologías. Al respecto, el ex director de Ruta N Alejandro Franco (2019) indicó: “En el primer proyecto buscamos mejorar los procesos de las entidades de control a través de la inteligencia artificial”. Su propuesta partió como piloto en el trabajo que desarrolla la DIAN, así como la aplicación en el fortalecimiento de la seguridad del ciudadano y política criminal. En cuanto al internet de las cosas, expresó que la actividad se ha orientado en el diseño de políticas que “permitan la integración del análisis de datos para la solución de apremiantes problemas de centros urbanos y rurales, incluyendo la movilidad” (Franco, 2019); y en lo relacionado con el blockchain afirmó que la apuesta es crear una carpeta única digital contentiva de protocolos para el manejo de información en la implementación de proyectos que se relacionen con servicios de entidades estatales, a fin de que dichos datos sean también aplicados en catastro, en todo lo relacionado con los bienes y trazabilidad de propiedad de estos (Becerra Elefalde, 2019a).

Conforme a lo expuesto, es claro que la C4IR impacta diversos mundos: el físico, el digital y el biológico; y cada centro se enfocará en ello con los proyectos que desarrolla y desarrollará a futuro. Estos mundos, como los denomina Schwab (2016a), se verán impactados y transformados; una de las áreas que contribuirá a ello es el uso de la biotecnología en diferentes esferas.

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