Читать книгу El manuscrito Ochtagán - Julián Gutiérrez Conde - Страница 7
ОглавлениеIntroducción
Este es, y he meditado mucho si era honesto publicarlo, un libro endiablado, cuyos renglones jamás pensé tener que escribir. Lo he construido con las aportaciones de tres autores; el primero, el creador del manuscrito Ochtagán, un anónimo personaje perdido en el tiempo. Hoy por hoy no se sabe ni de cuándo, ni de dónde procede este ancestral manuscrito, ni tampoco se tiene referencia alguna sobre quién lo escribió.
Se sabe que vivió en una costa fiera y dañina, temida y eludida en lo posible por los navegantes. Y que, a pesar de ser conocidas, sus terribles corrientes habían arrastrado a muchas almas desgraciadas hasta la muerte. Pero de todo eso nos informan únicamente la leyenda y la memoria de los cerrados y escasos habitantes del lugar donde se supone que se escribió el manuscrito, porque no existen referencias concretas ni hechos constatados.
El segundo autor es mi buen amigo J. Walterson Count. Él fue el descubridor, o mejor, el designado para encontrar el manuscrito y quien puso todo su empeño en que fuera dado a conocer. Él mejor que nadie hubiera podido ofrecer muchos más datos sobre el lugar en que se escribió, y quizá sobre su autor, pues este libro describe las peripecias que por casualidad le llevaron a ser un bunleibhéal (iniciante), su contacto con Ochtagán, sus experiencias e impresiones.
El tercer autor –y sin duda el menos importante– soy yo. Al publicar este libro cumplo un encargo de mi entrañable amigo, al que amistosamente llamábamos Waltcie, quien al término de su recorrido me encomendó e hizo prometer que el manuscrito Ochtagán sería dado a conocer. Cumplo por tanto, aunque debo reconocer que con cierto retraso, con la deuda contraída. Mi aportación no es otra que la de contar los sucesos que viví y asimismo transcribir tanto los escritos y comentarios de Waltcie como los de aquel creador de Ochtagán, una terrible y amargada alma en pena cargada de odio.
El escenario acontece en las verdes tierras de Irlanda, tan hermosas como misteriosas, por las que se pueden encontrar tanto lugares de duendes como de angustiosos gritos apagados mezclados con alegres canciones juglarescas tradicionales de los antepasados desde antaño.
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