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XIII
LA PIEDRA FILOSOFAL

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Don Germán Botella, joven físico alicantino, asegura que ha encontrado un procedimiento para obtener oro descomponiendo el mercurio, y nos ofrece pruebas. ¿Por qué no nos ofrece algunos billetes de mil pesetas? Repartiendo oro, el Sr. Botella nos podría convencer fácilmente de cualquier cosa; pero, sobre todo, nos podría convencer de que tenía oro. En cuanto a que el oro lo extrajese del mercurio o de alguna Embajada, ello sería para nosotros perfectamente secundario.

Perdone el Sr. Botella esta observación de un profano, y no me desprecie demasiado por ella. Si él considera el oro desde un punto de vista puramente científico, tal vez no haya entre él y yo tanta diferencia como pueda parecer a primera vista. Para mí, señor Botella, el oro es también una teoría...

Pero el Sr. Botella debe prepararse a que la noticia de su descubrimiento sea acogida con algún escepticismo. ¡Ahí es nada encontrar oro en España! Al mismo tiempo que el Sr. Botella, hemos estado buscándolo veinte millones de españoles y no hemos logrado aún pasar de la calderilla. Lo hemos registrado todo sin éxito ninguno, y aunque sabemos que el oro español está prodigiosamente escondido, se nos hace un poco fuerte eso de creer que, para librarlo de nuestras pesquisas, sus acaparadores lo hayan mezclado con mercurio.

Por lo demás, si el descubrimiento del Sr. Botella resultase cierto, vendría a constituir, en cierto modo, una reivindicación para los falsificadores, quienes cuando necesitan dinero no hacen dramas, crónicas ni novelas, como los literatos, sino que hacen dinero. El señor Botella necesitaba oro—con un fin económico o con un fin científico—, y en vez de ponerse a hacer literatura, a hacer sillas o a hacer chaquetas, se ha puesto directamente a hacer oro. Tome ejemplo el lector español, y si no puede hacer oro, trate, por lo menos, de hacer billetes.

Por mi parte, yo me alegraría mucho de que el descubrimiento del Sr. Botella fuese realmente eficaz. Si se puede sacar oro de ese metal extraño, frío y terapéutico que se llama mercurio, todo el mundo tendrá oro próximamente. Por lo menos, todo el mundo tendrá oro en una proporción equivalente a su cantidad de mercurio. Claro que entonces el oro perderá casi toda su importancia; pero por eso precisamente es por lo que yo, con una intención algo bolchevique, digo que me alegraría...

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