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VI. Cambia tus creencias y cambiaras tu vida

«No vemos el mundo como es, sino como somos».

Kant

Las creencias son el modo en que las personas vemos, comprendemos e interpretamos el mundo. Son afirmaciones, juicios y evaluaciones acerca de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea. Es decir, son opiniones, cosas en las que creemos, pero con mucha fuerza. Con mucha convicción. El problema es que son opiniones y no verdades absolutas. Son opiniones, no hechos. Pero, en la mayoría de las ocasiones, las vivimos como verdades absolutas. Además, nuestras creencias siempre se las arreglan para tener razón. Para nosotros son órdenes incuestionables que se han ido labrando desde que éramos niños. Nuestras experiencias, cuando han sido emocionalmente intensas –sobre todo si fueron en la niñez–, dan lugar a nuestras creencias inconscientes. Y son como las capas de la cebolla: estamos llenos de ellas.

Por eso lo tiñen todo. Modelan nuestros actos y nuestra forma de ser y nos aferramos a ellas porque no entendemos que haya otra realidad posible. Para nosotros son auténtica certeza y no admiten discusión. Son como nuestro Pepito Grillo, la voz de nuestra conciencia que se dedica a juzgar constantemente lo que hacemos: «Eres muy malo», «no lo vas a conseguir», «te van a echar», «no vas a poder pagar la hipoteca», «tu pareja te va a dejar», «no eres buen padre…» ¿Has analizado que te dice a ti tu «saboteador» personal?

Es imprescindible conocernos, conocer nuestro mapa mental para indagar las creencias que nos están bloqueando y poder cambiarlas.

Necesitamos cambiar determinadas creencias para producir cambios verdaderos y duraderos en nuestra vida, al igual que necesitas actualizar o cambiar los mapas del navegador de tu coche porque los antiguos ya no te sirven.

El gran problema es que nuestras creencias se encuentran en el subconsciente y, en muchos casos, no sabemos que las tenemos. A lo largo del libro realizaremos varios ejercicios para que te conozcas mejor, identifiques tus creencias y puedas cambiarlas si te están limitando.

La mitad de la belleza depende del paisaje, la otra mitad, del hombre que lo mira.

Todo nuestro éxito en la vida, tanto personal como profesional, está basado en lo que creemos y pensamos sobre nosotros mismos y sobre los demás; por eso hoy día nuestras creencias se han vuelto más importantes que nunca, por el enorme poder que tienen sobre nuestra vida. Por eso tienes que descubrirlas y actuar sobre ellas.

La vida es un 10% lo que haces y un 90% como te lo tomas.

El poder de las creencias

Según los principios de la física cuántica, vivimos en una realidad interactiva en la que podemos modificar el mundo que nos rodea cambiando lo que ocurre dentro de nosotros mientras observamos, es decir, cambiando nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras creencias. La curación de las enfermedades, la duración de nuestras vidas o nuestro éxito profesional y nuestras las relaciones, todo está directamente vinculado a nuestras creencias.

No somos observadores neutros del mundo.

Es imposible limitarnos a observar el mundo sin afectarlo. Este, que es un principio de la Programación Neurolingüística (PNL), y que se basa en experimentos realizados a finales del siglo XX, nos muestra que el simple hecho de mirar algo cambia eso que estamos mirando. Por eso dicen que el simple aleteo de una mariposa en Nueva York puede producir un tsunami en Asia. Es el famoso «efecto mariposa».

Vemos y oímos selectivamente. Seleccionamos lo que va acorde con nuestras creencias y rechazamos el resto.

Lo que no está de acuerdo con lo que yo pienso, me entra por un oído y me sale por otro.

Algunos ejemplos de creencias que perduraron durante años son las siguientes: «Los negros son una raza inferior»; «las mujeres no están preparadas para votar»; «la Tierra es plana»; «el Sol gira alrededor de la Tierra».

Hace años se pensaba que nunca se podría bajar la marca de correr una milla en menos de cuatro minutos pues el corazón explotaría, hasta que en 1958 Roger Bannister rompió el maleficio y batió el récord. Ese mismo año, más de 600 corredores bajaron de los cuatro minutos. Una vez rota la creencia, todo es posible.

EJERCICIO #3

Piensa ahora detenidamente y escribe en un papel cuál es tu milla de los cuatro minutos ¿Qué creencias tienes actualmente que te están limitando?

Y ahora sigue leyendo.

Vamos a ver algunos ejemplos de como nuestras creencias nos hacen comportarnos de formas totalmente distintas ante el mismo hecho:

 Imagínate que vas por la carretera en tu coche y pinchas una rueda, ¿qué haces?Por mi experiencia de muchos años haciendo esta misma pregunta a distintas audiencias, te puedo decir que, si se trata de un chico y joven, generalmente te dirá: «¡Pues cambiarla!» No se plantea que pueda hacerse otra cosa.Si preguntas a directivos o a gente más mayor, probablemente te dirán: «¡Llamar a una grúa».Si se trata de mujeres, te suelen contestar: «¡Llamar a mi marido!», «¡llamar a mi padre!», «¡llamar a mi novio!», «¡llamar a una grúa!»Ante el mismo hecho, cada uno reacciona de forma distinta y eso se ve como lo más normal.

 Imagínate ahora que vas por una carretera de tres carriles circulando por el carril de la izquierda a 120 Km/h, velocidad máxima permitida, y alguien viene lanzado por detrás y te da luces para que te apartes. ¿Qué haces?Hay mucha gente que no le da la mayor importancia a esto y se aparta sin pensar. Pero te puedo asegurar que me han contado todo tipo de reacciones en función de la forma de ser de cada uno: «Yo reduzco la velocidad sin dejarle pasar para tocarle las narices»; «yo le dejo pasar y luego acelero y me pongo detrás de él dándole luces»; «yo pongo el warning (los cuatro intermitentes)»; «yo enciendo los antiniebla». Y la más curiosa: «yo le doy al limpiaparabrisas para echarle agua». Eso por no hablar de los que hacen todo tipo de gestos manuales…

 «¿En qué otra cosa podía haberme convertido después de haber crecido con un padre como el mío?»Esta frase fue dicha por dos hermanos, hijos de un padre encarcelado por ladrón y drogadicto. Uno acabó como su padre, en la cárcel, alcohólico, ladrón y drogadicto, y el otro se convirtió en un prestigioso abogado, buen padre de familia con cuatro hijos. Ante el mismo hecho los dos interpretaban que lo normal era que acabasen como lo habían hecho.

 ¿Has oído hablar de Hulda Crooks? Hulda es una persona de 92 años que, cuando cumplió 70, se planteó, junto con su íntima amiga de la misma edad, qué iban a hacer a partir de ese momento con sus vidas.La amiga de Hulda pensó que ya con 70 años lo mejor que podía hacer era retirarse a su casa, dejar todo bien atado para cuando muriera y llevar una vida de recogimiento y tranquilidad propia de su edad.Hulda, sin embargo, pensó en qué era lo que más le gustaba hacer de joven, y se acordó de que le apasionaban el montañismo y el trekking y se apuntó a un club de montañismo.Actualmente es la persona más mayor conocida que ha escalado varios «cuatromiles».

Creencias limitantes y creencias fortalecedoras (lastres y palancas)

Existen dos tipos de creencias: las que nos limitan y las que nos fortalecen. No es lo mismo pensar que la vida es una muerte lenta, que pensar que no hay nada más valioso. En función de lo que pienses, así actuarás y así te irá. Es muy distinto interpretar que no me valoran porque no valgo, a interpretar que no me valoran porque todavía no me conocen. Una interpretación te abre y la otra te cierra puertas. Veamos ahora algunas creencias concretas de los dos tipos:

Creencias limitantes (nuestros «saboteadores» personales, nuestro crítico interno)

 Soy demasiado mayor

 Soy demasiado joven

 Esto no se puede hacer

 Ahora no es el momento

 No soy lo suficientemente inteligente

 Con fulano no hay quien se entienda

 Yo no valgo para eso

 No me lo merezco

 No me lo puedo permitir

 Más vale malo conocido

 Yo es que soy realista

 Yo es que soy así

 En épocas de crisis no se puede ganar dinero

 Ya llegará mi oportunidad

 Hay que tener pareja para ser feliz

 Se me ha pasado el arroz

 Si no tienes casa en propiedad no eres nadie

 No dispongo de tiempo

 Los miedos son insuperables

 Nuestra gente no está lo suficientemente preparada para hacerlo

 No delego porque no tengo gente competente

 Los sueños, sueños son

 No te puedes fiar de nadie

 No se puede cambiar

 Algún día…

 No lo puedo soportar

 Yo no tengo remedio

 A nadie le importo

 Nadie me puede ayudar

 Si pido algo, me vuelvo vulnerable

 ¿Por qué a mí?

EJERCICIO #4

¿Hay alguna con la que te sientas más identificado? ¿Cuántas veces has pensado algo así?

Escribe en un papel las cinco con las que te sientas más identificado. Añade otras tres que no aparezcan en la lista.

Ahora elige de todas las dos que más te estén limitando y sustitúyelas por creencias fortalecedoras y empieza a trabajar las nuevas hoy mismo.

Cambia estas creencias y cambiarás tu vida.

Creencias fortalecedoras

 Todo el mundo puede cambiar

 La gente no hace las cosas mal a posta

 Todos guardamos dentro un talento oculto que espera ser revelado

 No sé

 El error es aprendizaje

 Todo el mundo tiene una razón para hacer las cosas

 Imaginar o desear no es suficiente

 ¡Atrévete!

 Tú puedes diseñar tu vida si te lo propones

 Puedo hacerlo…

 No se pierde el tiempo cuando se afilan las herramientas

 Dar sin esperar nada a cambio

 Me lo merezco

 No hay cliente imposible

 No esperes… toma decisiones

EJERCICIO #5

Ahora haz una lista de al menos cinco creencias limitantes y cinco creencias fortalecedoras que tengas.

 ¿Qué vas a hacer con las creencias limitantes?

 ¿Cuándo vas a empezar a actuar sobre ellas?

Ahora elige dos y escribe fecha de comienzo y plan de acción que vayas a realizar.

Imagínate ahora que existen dos empresas:

Una empresa A que tiene:

 Clientes importantes

 Ejecutivos jóvenes y dinámicos

 Buenas relaciones humanas

 Un buen departamento de relaciones públicas

Y una empresa B que tiene:

 Graves reclamaciones

 Ejecutivos inexpertos

 Líos entre el personal

 Problemas fiscales ocultos

¿En cuál preferirías trabajar? Obviamente en la A. Pues… ¡¡¡es la misma empresa!!!

La empresa tiene:

 Graves reclamaciones porque tienen clientes importantes; si no fueran importantes, las reclamaciones no serían tan graves

 Ejecutivos jóvenes y dinámicos, pero eso significa que no sean inexpertos

 Tan buenas relaciones humanas, que todos están liados entre ellos

 Un departamento de relaciones públicas tan bueno que se dedica a hacer ingeniería financiera y a ocultar sus problemas fiscales

¡Todo depende de cómo lo interpretes! Todo tiene las dos caras de la misma moneda que interpretamos en función de nuestras creencias.

Podemos modificar nuestras creencias limitantes porque:

 Somos diferentes de nuestras creencias

 La realidad es diferente de nuestras creencias. Al identificarlas y aceptarlas pierden poder sobre nosotros

 Podemos crear creencias fortalecedoras que las sustituyan

EJERCICIO #6

¡Visualiza cómo sería tu vida sin tus creencias limitantes!

Imagínate el cambio

Este ejercicio, si lo realizas con gran intensidad, probablemente provocará en ti una emoción tal que te llevará a la acción, es decir, al cambio de creencia.

Viaja conmigo a Ítaca

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