Читать книгу Viaja conmigo a Ítaca - Julio Marco Barroso - Страница 30
ОглавлениеVII. Como afrontar los miedos
«Solo hay un momento del día en que no siento miedo, y es cuando siento pánico».
Woody Allen
¿Qué tal manejas el miedo? Además de las creencias limitantes, hay algo más que nos impide sacar siempre lo mejor de nosotros mismos y que forma también parte de nuestro mapa mental. Efectivamente, se trata del miedo. Todos sentimos miedo a menudo y a muchas cosas distintas. Sin embargo, el miedo es una emoción que ocultamos con vergüenza y que nos esmeramos en desterrar de nuestras vidas, porque pensamos que es malo.
Hace años, en uno de los talleres que realizamos en ICF, Sir John Whitmore nos hizo una pregunta a los más de 600 asistentes que estábamos en la sala: «Dile a tu compañero de la derecha, en una sola palabra, ¿qué es aquello que te impide sacar lo mejor de ti?» El 78% de los asistentes dijo: «el miedo».
Pero, realmente, ¿el miedo es bueno o malo? Pues depende. Puede ser un gran aliado o un gran enemigo. Lo que está claro es que es un compañero para toda la vida. Nacemos y morimos con miedo. Como decía también Woody Allen: «El miedo es mi amigo más fiel, nunca me ha abandonado para irse con otro».
El miedo es un mecanismo de supervivencia que nos protege, nos hace ser responsables y cautos. Evita que nos metamos en problemas. Nos avisa de que algo falla o es peligroso (tocar una plancha o el aceite hirviendo, cruzar una calle con cuidado…)
El problema es cuando hay un exceso. Cuando pasamos al pánico, el miedo se convierte en tóxico y nos puede llegar a paralizar, a bloquear, a anular. «Cuando el miedo entra por la puerta, el talento se escapa por la ventana…» decía el dicho.
¿Leíste de pequeño, o les has leído a tus hijos, el cuento de Juan sin miedo?12 Pues como te decía, Juan sin miedo era un guerrero que nunca había conocido el miedo y que se enfrentaba a ejércitos, a dragones, a maquiavélicos brujos pero que, aun así, seguía sin saber lo que era el miedo. Hasta que un día conoció a una princesa guapísima y maravillosa y se enamoró y se casaron y fueron felices… Y ahí descubrió el miedo. ¿Por qué crees que lo descubrió? Pues sí, porque por primera vez en su vida tenía algo que perder. (Aunque en muchos de mis cursos hay personas que me dicen: «Porque se casó»).
Según la Real Academia de la Lengua, el miedo es una perturbación del ánimo por un riesgo real o imaginario.
Pero lo importante es que es interpretativo. Robert Sapolsky, profesor de Stanford, escribió el libro ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? Pues es porque no tienen estrés. ¿Y por qué no lo tienen? No es que no tengan miedo; el miedo les hace huir ante el ataque de un depredador, pero cuando este desaparece, se olvidan de su existencia. El ser humano no actúa igual. Nos pasamos el día anticipando peligros. ¿Cuántas noches te acuestas preocupado por problemas en el trabajo? Nuestra imaginación es enorme y negativa. Somos grandes guionistas de Hollywood. Nos montamos muchas películas, pero siempre en negativo. ¿Cuántas veces vas al cine con tu mujer y tu jefe? ¿Cuántas veces estás en la cama con tu mujer y tu jefe? (Por supuesto, con el pensamiento quiero decir). O dándole vueltas a un problema con un compañero o un empleado…
El miedo viene de serie. Es algo innato, no se puede eliminar (más que con la muerte o como consecuencia de una lesión cerebral), aunque se puede gestionar. Por ejemplo, el miedo a las alturas –más conocido como vértigo– lo traen de serie todos los seres humanos, lo que demuestra que se puede educar.
EJERCICIO #7
Haz una lista de las cinco cosas a las que les tengas más miedo. Lo primero es tener conciencia de él para luego poder afrontarlo, porque conocerlo y hablar de él reduce nuestra ansiedad.
¿Cuáles son los miedos más típicos? El miedo a la pérdida (de un hijo, de un padre, del trabajo, de estatus, de seguridad…), al fracaso, a la falta de control, a la soledad, a la muerte, a decepcionar, a no estar a la altura, al dolor, y otros miedos muy latinos como hacer el ridículo o no llegar a fin de mes.
¿Cómo se produce el miedo?
Ante una amenaza, real o imaginaria, se altera la bioquímica de nuestro cuerpo (un baile hormonal) y en ocho milésimas de segundos el cerebro empieza a segregar adrenalina, noradrenalina y corticoides, el corazón bombea sangre cinco veces más rápido, la circulación se va al cerebro y a los músculos, la pupila se dilata para ver mejor, la sangre aumenta la capacidad para coagularse por si te hieren… Te preparas para defenderte, para la batalla.
Pero el objetivo no es eliminar el miedo. Siempre va a estar ahí, porque cada vez que entremos en terreno desconocido, que haya un cambio, que salgas de tu zona de confort, volverá a aparecer. Lo que hay que hacer es tomar conciencia de la amenaza y desarrollar los recursos necesarios para afrontarla.
Si la amenaza es nivel siete y tienes recursos de cinco, siempre tendrás miedo. ¿Cuál es la solución? Aumentar tus recursos y afrontarlo.
Fórmula del estrés:
Tamaño de la amenaza/Recursos disponibles.