Читать книгу La profecía del malaje - Julio Muñoz Gijón @Rancio - Страница 16

DIEZ

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Londres. Sede central de la Interpol. En un amplio despacho con pantallas, un hombre trajeado de unos cincuenta años está sentado con una mujer de unos treinta delante. Ella hojea una carpeta que él le ha pasado.

–Sol Negro. Uno de los partidos políticos más peligrosos de Europa y que, por desgracia, crece más rápido.

Ella levanta los ojos.

–Los conozco perfectamente. Herederos del nazismo, vínculos con terroristas de extrema derecha, ocultismo, fiestas raras, algunas de las mayores fortunas de Alemania y de Europa les están aportando fondos y cada vez tienen más movimientos en el mercado negro de armas… Se dice hasta que han podido comprar algo gordo, quizá algo químico.

–Eso dicen.

El hombre pulsa un botón y baja una pantalla del techo en la que hay imágenes desde lejos de varios hombres elegantes entrando en una lujosa casa rodeada de viñedos.

–Son ellos. Entran en esa casa que creemos que es en la que se esconde ahora Marlene Franz.

Cambia la foto y ahora aparece una mujer de cincuenta años. La joven asiente.

–La Reina Negra.

–Exacto. Asesina sin piedad y la mayor ladrona de arte del mundo, probablemente muchas más cosas. Llevamos años detrás de ella, pero está muy protegida en Alemania, posiblemente por donaciones a museos y galerías. Ya sabe cómo funciona esto. El caso es que no la podemos atrapar porque no sale de allí.

–¿Y qué quieren esos nazis de Marlene?

El hombre vuelve a pulsar y aparece en la pantalla una noticia de un informativo en el que se ve a Jiménez hablando e imágenes de la lanza.

–Creemos que está relacionado con la desaparición de esa pieza de una iglesia del sur de España. La hipótesis es que, por alguna razón, piensan que esa es la Lanza del Destino.

Susan se acerca a la pantalla.

–Pero… ¿la verdadera? ¿Con la que mataron a Jesús?

–No lo sabemos, pero esta foto es de hace veinte minutos en el aeropuerto de Hamburgo.

En la pantalla se ve a la Reina Negra con cinco hombres, uno especialmente grande.

–Los que la acompañan deben de ser agentes suyos, probablemente mercenarios, no los tenemos fichados.

Se hace un silencio entre los dos. El hombre continúa.

–Su misión es ir a Sevilla y hacer lo que sea necesario para capturarla.

–De acuerdo.

–Es una operación de vital importancia. Ya sabe que si no puede ser una operación limpia, que no lo sea. Si debe sacrificar alguna ficha por un bien mayor, como otras veces, no dude en hacerlo. Tiene todos los permisos. Si le encomendamos esta misión es porque valoramos su frialdad.

En la pantalla vuelve a salir Jiménez hablando para el informativo.

–En teoría, este policía es el único que, según esa grabación, sabe dónde está la lanza. Creemos que la manera más sencilla de capturar a la Reina es utilizarle de cebo.

La joven asiente.

–Cuente con ello, ¿qué importa perder un peón si te comes una reina? Una última pregunta… usted no creerá que la lanza esa… ¿no?

El hombre hace una mueca con sus labios.

–Susan, Hitler retó al mundo a una guerra mundial porque consiguió esa lanza. No creo que tenga ningún poder sobrenatural, si es lo que me pregunta, pero tiene la capacidad de darles valor a esos locos de Sol Negro. Y eso, si han comprado armamento químico como parece, ya nos debe preocupar bastante.

La profecía del malaje

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