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¡¿En serio?!

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Como era de esperar en la habitual sucesión de eventos desafortunados que le acontecen a mi BENDITA SUERTE, en febrero 2020 me propusieron escribir este libro y en MARZO, al mundo se le ocurre mandarse… (Suenan bombos y platillos) ¡Una pandemia! ¡QUÉ GRAN MOMENTO PARA ESTAR MÁS TIEMPO EN CASA Y PODER ESCRIBIR UN LIBRO!... DIJO NADIE NUNCA.

Realmente no creo eso de que la pandemia nos “cambió” o “nos hizo mejores personas”... muy poético, poco realista... lo que sí creo es que, desde que arrancó todo esto, hay un reacomodamiento de prioridades, focos, límites. Es como frenar en seco y ver qué cosas son importantes, qué es realmente relevante.

Por eso frené este proyecto, estaba escribiendo un libro emprendedor que más que darte herramientas estaba dando depresión. Lo dejé. Lo suspendí. Lo retomé unos meses después, cuando me había amigado un poco con la mal llamada nueva normalidad y podía transmitir con honestidad mi conocimiento y no con una violencia que rece “EMPRENDER ES UNA MIERDA, ¡NO LO HAGAS!”.

Avancemos.


El concepto de multitasking como virtud, lo puso de moda un psicópata.

Este término deriva de multitask, que proviene del ambiente tecnológico. En ese ambiente, y con este concepto, se identifican a los ordenadores o dispositivos que pueden realizar varias tareas a la vez.

PERO ¡OH SORPRESA!, LOS EMPRENDEDORES TAMBIÉN SOMOS PERSONAS.

Sabemos que en la cabeza del emprendedor está aún esa creencia de que hay que hacer muchas cosas a la vez, todo el tiempo y cada vez más.

Incluso, en un momento ser multitasking era una virtud, de hecho en algunas búsquedas laborales ciertos avisos ponían “persona multitasking ¡excluyente!” ¿Qué, qué? ¡Aguantá que me mato y vuelvo! ¿Cómo fue que pasó eso? ¿Cómo terminamos comprando que hacer mil cosas a la vez era sano?, y peor aún, ¡que eso era ser un buen emprendedor!

Que arranques haciendo todo vos porque no te da el presupuesto es lo lógico, pero si pasa el tiempo y seguís ahí, siendo tu propio jefe, tu propio contador, tu propio abogado y cadete, pensando en que eso es una virtud y no un problema a resolver, quiero que sepas que no sos emprendedor sino un autoempleado, pero de eso hablaremos más adelante. No desesperes. Lo resolveremos en este mismo libro.

El concepto multitasking nos lleva a otro muy polémico, el ÉXITO.

Es tanta la vorágine por querer alcanzarlo, que muchas veces terminás desdibujando la idea de éxito e, incluso, poniendo en juego la salud. No hablo solamente de patologías realmente complicadas, hablo también de contracturas, insomnios y todas esas afecciones que atentan contra la calidad de vida y la pregunta es: ¿vale la pena? ¿Por qué y para qué tanto?

En lo personal, la pandemia me sirvió para darme cuenta de esas prioridades y, obviamente, el libro está atravesado por esos aprendizajes de emergencia.

Ya que mencionamos éxito, es bueno hacer la distinción entre el éxito social, lo que los otros ven como éxito, y el éxito personal, lo que el éxito es para vos. Quizás, para algunos, un éxito social es que este libro sea un best seller, y mi éxito personal sea poder terminar de escribirlo, publicarlo y saber que puedo ayudar, al menos, a un emprendedor en este mundo. ¿Me explico? Espero que sí, porque esto no es un chat, ¡sorry!

Seguramente, esta pandemia redefinió ambos éxitos. Incluso, para algunas personas valorar que tienen una casa en la que se sientan a gusto o aprender a hacer un pan de masa madre fueron éxitos de cuarentena. Tener más tiempo para descansar, hacer foco en uno mismo... eso se VIVE como un éxito personal. Aunque para el otro, solo estés perdiendo el tiempo.

Pienso, o espero, que la exigencia de ser el número uno, haya aflojado un poco. ¿Hasta dónde ser exitoso es vender mucho? Por ejemplo, para mí el éxito es ahora el equilibrio de poder vivir de lo que amo y estar bien emocionalmente (ponele), de salud y en relación a mis afectos. Antes de la pandemia, lo vivía como dos mundos separados y hoy lo vivo como un solo mundo equilibrado. No concibo la idea de disfrutar lo que hago si no me siento a gusto con mi vida personal, con mi pareja, con mi familia y amigos. No somos dos seres distintos, es imposible que tu estado emocional no atraviese por completo tu emprendimiento. Si vos estás mal, tu negocio empezará a estar mal o vos dejarás de disfrutarlo.

No se puede ser feliz todo el tiempo y a veces tampoco se puede cinco minutos, pero se puede estar en paz con uno mismo, sabiendo que la conexión mente, cuerpo y alma está sincronizada. Pero como decía, mucho de esto lo terminé de aprender en cuarentena. Lógicamente, no sucedió de un minuto al otro.

La primera noche que en Argentina se decretaba la cuarentena obligatoria en marzo 2020 ¡fue de parálisis total!

En mi caso personal, por contar con diferentes herramientas, esa parálisis me duró dos noches, al tercer día, ya estaba en el ruedo nuevamente. Aunque debo decir que no está mal detenerse, para poder tomar distancia y ver todo más claro.

Tenía mi gira, por varios puntos del país, agendada para todo el año, vendida y con hoteles y vuelos reservados. ¡De marzo a julio! Tenía pocas horas para pensar qué hacer. Tenía que ordenar cuatro meses y más de mil clientes que esperaban respuestas sobre lo que sucedería, en pocas horas.

Hice lo que cualquier persona en mi situación haría. A las 21:00 hs me largué a llorar en mi balcón. Recuerdo la hora porque esa noche y a esa hora, los vecinos hacían su primer aplauso al personal de salud.

Después me abrazó mi marido, luego mi hija y hasta creo que el perro vino a consolarme. Respiré, me duché y cuando estaba por vestirme tuve un dejavú, recordé una gran enseñanza de un capítulo de la serie Grey´s Anatomy (¡nunca Borges!) en el que estaban en plena cirugía con un paciente que se les moría. Todos desesperados, metiendo sus manos en la mesa de operaciones, hasta que uno de los protagonistas, da un grito “¡Aléjense del paciente!”. Todos sacaron sus manos de la mesa de operaciones, fueron unos instantes de silencio y de tomar distancia para poder pensar, para analizar con claridad cuál era el mejor procedimiento que podían realizar para salvarle la vida al paciente. Luego continuaron. El paciente sobrevivió.

Fue importante para muchos emprendedores poder tomar distancia de sus negocios unas horas, unos días e incluso algunos necesitaron meses. Se alejaron, lloraron, pidieron ayuda, se reinventaron. Volvieron. Noté que quienes tardaron más en reinventarse y volver al ruedo fueron, sobre todo, quienes no tenían las herramientas adecuadas para enfrentar esta etapa sirviéndose de la tecnología.

También tardaron en adaptarse a esta crisis quienes no habían vivido ninguna anterior. No me refiero solo a crisis económicas mundiales o a otras pandemias, sino a las batallas personales, esas crisis tan profundas que dejan secuelas y te convierten en una persona resiliente.


La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse a circunstancias de adversidad en su existencia.


Yo pasé tantas adversidades anteriores que, en 2020, me sirvieron de soporte para no flaquear. Si bien la pandemia y sus consecuencias desataron una crisis profunda, para mí no fue mi peor crisis. Pasé un montón de cosas tremendas y las viví sin las herramientas, el conocimiento y las personas correctas alrededor. Por eso tomo esta etapa como una crisis más. Durísima, por supuesto, pero no más dura que varias de mis crisis anteriores. En honor a todos los emprendedores resilientes, aún en medio del caos, este libro salió a la luz, pues…

¡A los emprendedores no nos frena ni una pandemia!

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¡AVISO!

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