Читать книгу El infinito naufragio - Laura Emilia Pacheco - Страница 60

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TRES NOCTURNOS DE LA SELVA EN LA CIUDAD

1

Hace un momento estaba y ya se fue el sol,

doliente por la historia que hoy acabó.

Se van los pobladores de la luz. Los reemplazan

quienes prefieren no ser vistos por nadie.

Ahora la noche abre las alas. Parece un lago

la inundación, la incontenible mancha de tinta.

Mundo al revés cuando todo está de cabeza,

la sombra vuela como pez en el agua.

2

El día de hoy se me ha vuelto ayer.

Se fue entre los muchos

días de la eternidad —si existiera.

El día irrepetible ha muerto

como arena errante en la noche

que no se atreve a mirarnos.

Fuimos despojo

de su naufragio en la hora violenta,

cuando el sol no se quiere ir

y la luna se niega a entrar

para no vernos como somos.

3

Volvió de entre los muertos el halcón.

En los desfiladeros de la ciudad,

entre los montes del terror y las cuevas

de donde brotan las tinieblas,

se escuchan

un aleteo feroz, otro aleteo voraz

y algo como un grito pero muy breve.

Mañana en la cornisa no habrá palomas.

El trabajoso nido abandonado,

el amor conyugal deshecho,

la obra inconclusa para siempre.

En la acera unas cuantas plumas,

ahora llenas de sangre.

El infinito naufragio

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