Читать книгу Y me sangran las manos - Laura Roa - Страница 9

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Lejos, lejos de casa

Caminé alrededor de la casa buscando piedras blancas, alguien me dijo que traían buena suerte, y como yo la necesito; salí a buscar un poco de esa suerte que hacía tiempo que me había dejado solo y sin nada.

Cerca del camino que me llevaba hacia el lago, la vi.

Una mujer hermosa que era la imagen de una santa, una aparición.

A medida que se acercaba, un sentimiento de fe quebró mi espíritu dejándome indefenso.

Una fe que emergía de mi interior como un fuego.

Una mujer de otro mundo caminando hacia mí, sonriendo. Me miró y me habló, yo ni siquiera pude contestar.

Al fin y al cabo solo salí a buscar piedras que algún inconsciente me dijo que traían suerte y ahora esta mujer se aparece delante de mí. Así, mágica, llena de luz. Sin dudas una visión que me merecía.

Ella es la mujer con la cual, no caben dudas, me gustaría vivir. Doy por sentado que ella es inmortal, claro.

Los días entre esa imagen que vi y la realidad están pasando muy rápido. Dejé poco a poco de sentirme un hombre sin suerte.

Ahora sé que soy un hombre con fe.

Y me sangran las manos

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