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b. La insostenibilidad social de la humanidad a causa de la injusticia mundial
ОглавлениеLa sostenibilidad de una sociedad se mide por su capacidad de incluir a todos y garantizarles los medios necesarios para una vida suficiente y decente. Pero ocurre que la crisis que asuela a todas las sociedades ha desgarrado el tejido social y ha arrojado a millones de seres humanos a la marginalidad y la exclusión, creando una nueva clase de gente: la de los desempleados estructurales y los precarizados, es decir, la de quienes se ven obligados a realizar trabajos inestables y con bajísimos salarios.
Hasta que hizo su aparición la crisis económico-financiera de 2008, había en el mundo 860 millones de personas que pasaban hambre. Hoy son más de 1,000 millones. Los desgarradores gritos de los hambrientos y los mise- rables se elevan al cielo, pero son pocos los que oyen sus lamentos. Hemos alcanzado unos niveles de barbarie y de inhumanidad como en muy pocas épocas de nuestra historia.
Existe una lamentable falta de solidaridad entre las naciones, ninguna de las cuales ha destinado, como se había acordado oficialmente, ni siquiera el 1% de su Producto Interior Bruto a mitigar el hambre y las enfermedades que esta produce y que devastan inmensas regiones de África, Latinoamérica y Asia. El grado de humanidad de un grupo humano se mide por su nivel de solidaridad, de cooperación y de compasión frente a sus semejantes en necesidad. Según este criterio, somos inhumanos y perversos, hijos e hijas infieles de la Madre Tierra, siempre tan generosa para con todos.
Con enorme énfasis, el papa Francisco sostiene que las grandes mayorías que viven en los países pobres serán las primeras víctimas de los cambios climáticos.
Los peores impactos probablemente recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo. Muchos pobres viven en lugares particular- mente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales. No tienen otras actividades financieras y otros recursos que les permitan adaptarse a los impactos climáticos o hacer frente a situaciones catastróficas, y poseen poco acceso a servicios sociales y de protección (LS, n. 25). El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos (LS, n. 51).
En términos globales, podemos afirmar que la convivencia entre los hu- manos es vergonzosamente insostenible, puesto que no garantiza losmedios de vida necesarios para una gran parte de la humanidad. Todos co- rremos el peligro de atraer sobre nosotros la ira de Gaia (cf. J. Lovelock, La venganza de la Tierra, Planeta, Barcelona 2007), que es paciente para con sus hijos e hijas, pero que puede ser terrible para quienes sistemáticamente se muestran hostiles a la vida y ponen en peligro la vida de los demás. Tal vez Gaia no desee tenerlos más en su seno y acabe eliminándolos de alguna forma solo de ella conocida (catástrofe planetaria, bacterias inatacables, guerra nuclear generalizada...).