Читать книгу Tres modelos contemporáneos de agencia humana - Leticia Elena Naranjo Gálvez - Страница 12

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1 Aquí se entenderá al ‘agente’ y al ‘paciente’ bajo un esquema aristotélico de categorías, según el cual al primero se lo considera como un sujeto capaz de actuar y decidir por sí mismo, o como moviéndose a la acción por sí mismo, de tal manera que dicha acción tiene su principio en el propio agente. Por el contrario, el ‘paciente’ sería pensado como un ser que es objeto de la acción de otros, o de fuerzas que escapan a su poder, siendo empujado por dichas fuerzas o voluntades a las que no puede resistirse y de las que no es responsable, puesto que el principio de lo que ‘parece’ que hace el paciente realmente no está en él, sino en dichas fuerzas externas. Esta distinción aristotélica, a su vez, se encuentra ligada a las oposiciones establecidas por la filosofía de la acción del siglo XX: ‘actuar’ versus ‘padecer’; un mero ‘cambio’ o ‘movimiento’ versus una ‘acción’ propiamente dicha. Por otra parte, estas categorías filosóficas son completamente ajenas a los términos económicos ‘principal’ y ‘agente’, entendiéndose por el segundo aquel que opera con el fin de obtener beneficios para el primero —v. g., el empleado que produce para el empleador; el directivo que produce para el accionista—. Cf. Aristóteles. Organon-tratados de lógica, L. I. Categorías; Davidson (2001).


2 Rawls (1996, conferencia II, § 1, pp. 69-70).


3 Strawson (1995); Habermas (1994a).


4 Habermas (1990).


5 Nozick (1995, p. 91).


6 Sobre las sospechas que pueden caer sobre esta escisión, ver la crítica que hace I. M. Young a las dicotomías propias de lo que ella, tomando prestada la expresión de Adorno, denomina como una “lógica de la identidad”. Cf. Young (1990, pp. 96-121).

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