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VII
QUE ENRIQUECERSE DE MODO
INJUSTO ES UNA DESGRACIA MAYOR QUE SER POBRE


INTRODUCCIÓN

Dentro de la producción de Libanio nos encontramos con cuatro discursos, —el Disc. VI, Sobre la insaciabilidad; el Disc. VII, Que enriquecerse de modo injusto es una desgracia mayor que ser pobre; el Disc. VIII, Sobre la pobreza o De los amigos y el Disc. XXV, Sobre la esclavitud—, que versan sobre cuestiones morales de tipo general1. Se trata de un género retórico menor, la diálexis o disertación, cuyo objetivo era el puro deleite del auditorio2.

Algunos autores pensaron que estos discursos eran plagios de diatribas perdidas pertenecientes a la escuela cínicoestoica. Es cierto que el contenido de algunos de ellos exponen los puntos de vista de esta doctrina, pero Schouler ha demostrado que Libanio no tenía nada que ver con esta escuela, sino que se limitó a explotar un tema puramente retórico. En efecto, la utilización de estos motivos (la dualidad pobreza-riqueza, la amistad o la esclavitud) en los ejercicios preparatorios de escuela (progymnásmata) es conocida. Por ejemplo, el Disc. VIII no es más que el desarrollo de la manida chreía de Alejandro, quien, preguntado por el lugar donde guardaba sus tesoros, respondió que en casa de sus amigos. En el Disc. VI encontramos el mismo recurso a caracteres, como el avaro, y a personajes históricos o míticos, como Héctor, lo mismo que en sus declamaciones. No en balde estos discursos morales han sido incluidos en algunos manuscritos en el grupo de las declamaciones3.

Hemos seleccionado en el presente volumen el discurso VII, cuya fecha de composición, al igual que los otros tres discursos morales, no se ha podido determinar dado el carácter intemporal de todos ellos4. En este discurso, tras una vívida descripción de los mendigos que piden limosna en la calle, el autor llega a la conclusión de que no por ello los ricos deben ser más dichosos. Acto seguido, pasa a la demostración, que se apoya en la idea de que los ricos deben rendir cuentas sobre la procedencia de sus bienes. Concluye sentenciando que el castigo aguarda a los deshonestos. Pese al tono general del discurso, puede apreciarse que el sofista tiene muy en cuenta la realidad social de su época. En su crítica de la riqueza mal adquirida tiene presente a la nueva aristocracia cristiana, cuyo rápido enriquecimiento ve con malos ojos. Por el contrario, la riqueza honesta no es otra que la que poseen los aristócratas y las familias curiales, clase a la que pertenece Libanio. Esta queja es recurrente en la obra del antioqueno y es uno de los motivos que inspira el Disc. II.

De este discurso, cuya editio princeps es la ya citada edición de Ferrare, se han conservado un total de treinta y seis manuscritos. Sin embargo, sólo hay dos traducciones a lenguas modernas, ambas en francés, las mencionadas de Schouler y Martin.


1 El estudio más completo sobre los discursos morales es el de B. SCHOULER, Libanios. Discours moraux, París, Les Belles Lettres, 1973, que cuenta con una amplia introducción, el texto y la traducción anotada de los cuatro discursos. J. MARTIN, Libanios…, págs. 155-184 y 310-312, también edita y traduce los Disc. VI, VII y VIII.

2 Sobre el género de la diálexis puede consultarse B. SCHOULER, Discours…, págs. 22-37.

3 Cf. J. MARTIN, Libanios…, pág. 157.

4 B. SCHOULER, Discours…, págs. 17-22, ha estudiado la cuestión y rechaza todos los intentos anteriores de datar los discursos, sobre todo la propuesta de Foerster. Sólo acepta sin demasiada convicción la posibilidad de que el Disc. XXV fuera compuesto siendo emperadores Teodosio y su hijo Arcadio, es decir, entre el 383 y el 395. Para el resto de discursos, no se atreve a aventurar una fecha que, forzosamente, debe ser arbitraria.

Discursos II

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