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REFLEXIONES

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A partir del relato del recorrido de este análisis, voy a tratar de dar cuenta como a partir de la dirección de la cura el Nombre del Padre pudo comenzar a operar más allá de la persona del padre.

En primer lugar, pienso que mi intervención relativa a aceptar la demanda de Danilo de darle un certificado que le posibilitara un “protector para los ojos” para que le permitieran en la escuela jugar al football, propició que se instalara en el análisis.

Hipotetizo que esa escena que Danilo habría visto, en que el padre seduce a una mujer que es un familiar cercano pero que no es su madre, provoca el desencadenamiento de la enfermedad. En el marco de esta investigación, he podido señalar en distintos casos clínicos que frente a coyunturas vitales frente a las cuales un sujeto podría responder con un síntoma o un acting, en algunos sujetos la respuesta subjetiva es la enfermedad.

Formulo la hipótesis que esta escena ha tenido para él un valor traumático. Por eso me pregunto si en la demanda de Danilo de que yo escriba un certificado que le posibilite obtener un “protector para la vista” no está en juego el llamado a un padre que ponga un límite protector a lo que se ve y a lo que el padre de la realidad muestra. El hecho de que yo haya escuchado este llamado, y haya escrito ese certificado, propició que él se instalara en el análisis y que por otra parte, comenzara a llevar adelante su deseo en relación al deporte. Esa intervención estuvo en la línea de lo que como ya nos dice J. Lacan (1960) (1) en la “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” es la función del padre: “unir el deseo a la Ley” en el sentido de que posibilita a un sujeto el poder hacerse responsable de su deseo. Así, vía mi intervención se pone en juego el Nombre del Padre que instaura una mediación simbólica en relación a ese real que ha devenido traumático. Irrupción de lo real asociado a esa escena dónde el padre no es el padre muerto, padre simbólico, que puede unir “un deseo a la Ley”, del que nos habla Lacan (1960) sino está más del lado del padre de la horda.

Esta intervención posibilita que Danilo se instale en el análisis y que se produzca un giro en su posición subjetiva.

Por otra parte, la demanda de Danilo para que yo tenga una entrevista con los padres porque en su casa todo está muy desordenado está en la misma línea de un llamado a un padre simbólico.

En un segundo momento, Danilo puede comenzar a desarrollar su deseo en relación a la música y a las letras y comienza a hacer lazo con amigos. Cae su identificación imaginaria al padre en relación al fracaso en el estudio.

Ya en un tercer momento, puede hacer un uso singular del Nombre del Padre en su acto de decidir entrar al Conservatorio Nacional y en el acto de presentarse a un concurso literario.

Danilo tiene ahora la música y la posibilidad de “tener dos títulos” gracias a ella. Títulos que le posibilitan enfrentar la vida y no quedar expuesto a ese deseo del Otro que él experimentaba como mortífero y que lo llevaba a quedarse encerrado por temor, en su casa, frente a la computadora. La prevalencia del registro de un Otro imaginario y terrible en su omnipotencia se ha acotado: “…si me quieren pasar no importa, ahora yo tengo la música”.

Danilo continúa desarrollando su aprendizaje con relación a tocar el piano y participa con la banda que organizó el novio de su hermana en presentaciones musicales en público.

Por otra parte, ha desarrollado un gran placer por la escritura, deseo que en el marco del análisis plantea haber heredado del padre que ama la poesía. Su deseo en relación a la música y a las letras lo orienta ahora, en la vida.

Pienso que el Nombre del Padre en este caso, había sido afirmado pero operaba muy fallidamente. El nombre del Padre estaba pero no operaba. El orientar la cura hacia que pudiera recuperar rasgos significantes paternos referidos al amor por el arte propició la nominación simbólica. Esta operación permitió que él pudiera llevar adelante su deseo en un inicio, ubicado en relación a la práctica de deportes que le propició hacer lazo con amigos y con posterioridad, su deseo en relación a la música y las letras.

A partir del análisis de este caso, he querido dar cuenta de cómo a partir de pensar la posibilidad de orientar la cura en los casos de sujetos que padecen dolencias psicosomáticas, hacia una “reparación” o “suplencia” del Nombre del Padre que propicie la operación de nominación simbólica se puede producir un anudamiento diferente. La nominación simbólica en el marco de la dirección de la cura en este caso, ha posibilitado un anudamiento nuevo de la estructura, que ha implicado una regulación de goce diferente, que tuvo como efecto el descongelamiento de ese “goce específico en su fijación” del cual nos habla Lacan, a propósito del fenómeno psicosomático. (2)

Pienso que la indudable remisión de la enfermedad autoinmune, ha sido consecuencia de esa nueva regulación de goce que la dirección de la cura ha propiciado.

1- LACAN, J., “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, Escritos 2, Siglo XXI editores, Bs. As., 2002.

2- LACAN, J., “Conferencia de ginebra sobre el Síntoma”, Intervenciones y textos, Manatial, Bs. As., 1988.

Elementos para una teoría y clínica lacaniana del fenómeno psicosomático

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