Читать книгу Recuerdos de una vida - Loida Morales Ruiz - Страница 10

Capítulo 4

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Tengo algo más de siete años, llevamos viviendo en el piso que mami encontró unos meses ya, Mis hermanos y yo estamos en el salón viendo en la tele los dibujos de la Abeja Maya. Mi hermanita y yo escuchamos cómo mami nos pide el escobón y el recogedor, ella está en el patio comunitario arreglando sus macetas, se le habrá roto alguna o derramado la tierra. Mi hermana y yo nos levantamos del sofá, ella coge el escobón y yo el recogedor, nos dirigimos hacia donde está mamá para dárselo. Está agachada en cuclillas, quitándole las malas hierbas a una maceta que hay justo al lado de la puerta de entrada. Mi hermanita le dice a mami:

—Toma, mamá.

Mami levanta la mirada para vernos y nos pregunta:

—¿Para qué traéis eso?

Le contestamos que nos lo ha pedido ella.

- ¿Yo? Anda, guardar eso en su sitio yo, no os he pedido nada.

—Pero si nos lo has pedido tú, mamá.

—Anda, anda, no digáis tonterías. ¿Para que quiero yo eso ahora, si no hay que barrer nada?

Entramos las dos en casa. Mi hermanita me preguntó:

—¿A que tú lo has escuchado, Lola?

—Sí, lo escuché.

Es por la tarde y estoy sentada en el suelo de la entradita del piso, jugando con una Barriguitas muy bonita, tiene la ropa celeste y un biberón que, cuando lo vuelcas, la leche se esconde. Me lo regaló la hermana de mami, la pequeña de todos. Llega el hombre del Círculo de Lectores, mami algunas veces le compra cosas. Hoy trae un cubo con muchas piezas, dice que es un Tente para que juguemos. Mami le da dinero al hombre. Cuando se va a marchar, el hombre me dice que tengo cositas para jugar. Me quedo con mi muñeca y con el Tente, tengo un poco de miedo aquí, en la entradita, donde hay un cuadro de mi hermanito, pintado, no una foto, y cuando lo miro me da miedo porque parece que me sigue con la mirada. Está colgado en el arco que separa la entradita del pasillo, me da miedo intento no mirarlo y paso lo más rápido que puedo siempre.

Es mediodía, volvemos a casa mis hermanos y yo del colegio, nos quedamos en el patio comunitario hasta que llegue mami, que está en casa de la abuelita. La abuela está enferma y mami va a hacerle las cosas y a ayudarla. Mi hermanito tiene las llaves del piso, pero preferimos jugar aquí fuera mientras llega mami. Yo tengo ganas de hacer pipí y le pido a mi hermanito que me abra la puerta para ir al baño. Me la abre y me dice que no tarde, que vuelva fuera. Cuando entro, giro hacia el pasillo, el baño está al fondo. Veo a mi muñeco peloncete sentado en el suelo, al fondo, apoyado en la puerta del baño, que ya sí tiene puerta, con las piernas abiertas, los brazos a los lados caídos y la cabeza hacia un lado. Me quedo parada en seco, mirándolo asustada, el muñeco alza la cabeza, me mira, sonríe, se levanta como un bebé y sale corriendo hacia el salón. Me asusto muchísimo, me quedo callada y salgo del piso corriendo, no hago pipí, del susto se me han quitado las ganas de golpe.

Cuando llega mami, entramos, yo no digo nada, al fondo a la izquierda se encuentra nuestra habitación, el muñeco está allí, donde todos los muñecos, pero cambiados de sitio, como siempre ocurre. Ahora sí hago pipí, mami está con nosotros.

Recuerdos de una vida

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