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Capítulo 2

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Tengo seis años. Mamá, mi hermanito, mi hermanita y yo ahora vivimos en Barcelona y vamos de viaje a Antequera, a casa de la abuelita, la mamá de mi mami. Mami siempre está triste. Hoy nos sonríe, pero tiene los ojos rojos. Mamá me dice que me duerma, que es un viaje largo. No sé dónde nos encontramos, pero estamos sentados, yo junto a mami. Me recuesto en sus piernas, ella me agarra el brazo con cariño, me quedo dormida.

A la mañana siguiente, mis hermanos y yo jugamos en la calle, en la puerta de mi abuelita, cada uno en lo suyo. Mi abuelita está barriendo la puerta y baldea la acera con un poco de agua que tiene en un cubo. Nos avisa cuando pasan coches o motos para que nos apartemos. Mamá ha salido temprano, no sé a dónde. Llega a la hora del almuerzo, comemos y dormimos la siesta. Por la tarde llega, mi abuelito. Es muy bueno, me llama su gorda cariñosamente, me quiere mucho y yo a él. Cenamos al fresquito en la puerta y jugamos después. Con mis abuelitos viven tres de mis tíos, dos hermanos de mi mami y una hermana. Ahora, con mami y nosotros tres nos juntamos nueve en una casita muy pequeña, en la que la mayoría de las paredes son de chapa como las de los tejados.

Mi abuelita nos levanta temprano. Tengo sueño, pero ya es de día, entra el sol por la ventana pequeña que hay al lado de la cama de mi abuela. Dormimos en esta cama mi abuela, mami y yo. La abuela nos arregla y nos dice que nos lavemos la cara en la pila del patio. El agua está muy fría, pero me despierta. Mi abuelo está en la cocina haciendo café, nos ofrece a todos café con leche. Está muy bueno, algo amargo, pero me gusta.

La abuelita nos lleva a mi hermanita y a mí con ella al mercado, ese sitio donde venden toda clase de comida. Son puestos pequeñitos, también hay dónde desayunar. Mi abuelita nos pide mollete con mantequilla, está tostado y la mantequilla derretida. Tomamos un cola cao también y ella un café con leche. Le dice al hombre que se lo apunte, el hombre nos dice que somos unas niñas muy guapas, me sonrojo, me da vergüenza. Mi abuela hace la compra con nosotras, ve una máquina que tiene muchas luces, sonidos y botones, y empieza a echarle dinero. Llevamos mucho rato ya allí, no sé cuánto. Mi hermanita le pide que nos vayamos y mi abuela le dice que se calle, que tiene que sacar el gordo. Se enfada, está todo cerrado y mi abuela sigue hasta que ya no tiene más dinero.

Volvemos a casa de la abuelita, por el camino mi hermana y yo estamos cansadas, con sed y mucho calor. Al llegar, mami está con el abuelito. Mami y la abuelita comienzan a pelear, el abuelito nos lleva al patio y nos enseña sus pájaros, son grandes y muy bonitos. Me gusta mucho el ruido que hacen. Mi abuelito me enseña a hacer el ruido de los pajaritos, dice que son codornices, que no debo molestarlos ni asustarlos porque se pueden poner malitos. Asiento y le contesto que vale. Me gustan los pajaritos y me quedo sentada en un escalón mirándolos mucho rato, hasta que me llaman a comer.

Es por la tarde, hace mucho calor. Mis abuelitos están contentos, ha venido visita. Mami también está, en el patio de chapas todos están contentos, yo también. Mi abuela dice algo picante, no sé qué, se sube encima de las piernas de mi abuelito, cara a cara con él y da saltos. Mi abuelo la aparta diciéndole que estamos nosotros y la visita. Mami le regaña, pero siguen riendo, yo no entiendo nada, pero están contentos, y yo también.

Amanece un nuevo día, estoy en la calle, en la puerta de mi abuelita, jugando con un muñeco de paracaídas. Lo lanzo hacia arriba, su paracaídas se abre y cae despacio, es divertido. Hoy llega papi, ya está aquí, viene con un camión con algunos de los muebles de donde vivíamos. ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Ya no viviremos más allí? No me gusta vivir con mi abuelita, es muy cascarrabias. No veo a papi, estará ocupado. Habla con mami. Papi se va de nuevo con el camión y todas las cosas que traía. Mami está siempre muy ocupada, casi no la veo. He hecho algunos amigos en la calle de mi abuelita, son niños, juego con ellos, les caigo bien y ellos a mí. Siempre jugamos al fútbol, yo de portera, no pasa nada, me gusta, me tratan bien.

Llevo unos días sin ver a mami, no sé por qué, y los niños me dan de lado. Dicen que huelo mal y que me lave. Es verdad, desde hace días la misma ropa. Una amiga de mamá habla con ella por teléfono, luego me lleva a su casa y me da un baño. Es muy guapa, muy buena y cariñosa. Me pregunta cómo estoy, agacho mi cabeza y le pregunto dónde está mami, que la echo de menos. Dice que mami está buscando dónde vivir con nosotros. Salgo a la calle después del baño, siento el aire en mi cuerpo y en la cabeza, me siento fresquita, me gusta. Vuelvo con los niños, ahora sí se acercan a mí, me dicen que huelo muy bien, se alegran y me invitan a jugar, les digo que hoy no, que me ensucio. Sonríen y me sugieren que vayamos a sentarnos a charlar. Voy con ellos a una acera más alta que la carretera, está mi abuelito allí con unos amigos, los niños y yo nos sentamos y hablamos de nuestras cosas de juegos.

Es por la mañana, estamos solas mi hermanita y yo con mi tío y mi tía. Mi hermana se encuentra veintes duros tirados en el suelo de la habitación de mi tío, los coge y se va a dárselos a mi tía, le cuenta dónde los encontró. Mi tía le dice a mi hermanita que el dinero que esté en el suelo no es de nadie. Vete con tu hermanita al carrillo, me compras cigarrillos y con lo que sobre os compráis lo que queráis. Nos pusimos muy contentas y así hicimos. Compramos sus cigarrillos y para nosotras un juego de enfermería y chuches. Mientras estábamos mi hermana y yo en el patio de chapas, jugando a las enfermeras y comiéndonos las chuches, apareció mi tío y se nos quedó mirando. Le preguntó a mi hermana de dónde habíamos sacado lo que teníamos, ella se lo contó, mi tío le pegó una torta muy fuerte en la cara y nos quitó las cosas. Mi tía se quedó callada, mi hermana lloraba mucho y yo estaba muy asustada. Mami llegó por la noche, a la hora de cenar, discutió muy enfadada con la abuelita. Fuera llovía mucho, mami cogió nuestras cosas y nos marchamos mis hermanitos, mami y yo. Llegamos a un piso pequeño, allí estaba otra hermanita de mami, nos dejó quedarnos a vivir unos días.

Es por la mañana, todos se han ido y estoy con una prima encerrada en su habitación, tengo ganas de hacer pipí. Mi prima ya hizo pipí y caca en una escupidera, me dice que lo haga ahí. No quiero, me da asco y no tengo con qué limpiarme. Mi prima coge la escupidera llena y me amenaza con tirármela encima, me hace llorar mucho, miro por la cerradura y está su papa en el salón, no quiere abrirnos. No quiero estar aquí, tengo miedo.

Han pasado unos días, la tita prepara la comida, mami llega con papá, me da mucha alegría, nos da un beso y un abrazo. Mami está hablando con la tita, le explica que van a ir a ver un piso donde vivir, pero tiene que arreglar algo antes, que necesita unos días más. Parece que dice que sí.

Ya nos hemos mudado a un piso, este es más grande y tiene un patio. Mi hermanita se ha puesto muy malita, acabamos de pasar los cristales, las pupas picaban mucho y estuvimos muy malitos los tres, pero ya estamos bien. Mi hermanita no, ella se ha puesto peor, mami se la llevó al médico, se queda allí para que la curen. Mami nos deja con la abuelita de nuevo, con algunas de nuestras cosas. Mi tío está tumbado en el sofá y tiene una lata de cerveza en el suelo. Está viendo la tele, yo estoy jugando, intento no molestarle, pero he tropezado y me he caído encima de la lata. Mi tío se incorpora y me grita, me señala al escalón de la entrada del salón, hago caso calladita y con ganas de llorar, me duele mucho el culo.

Mami llega muy tarde, habla con la abuelita y comienza a mirarme la cabeza. Tengo piojos. Mami y la tita me quitan los piojos, mami me rocía algo en el pelo y me lo tapa con una bolsa. Pasado un buen rato, me retira la bolsa y me lava la cabeza, me echa vinagre y me peina, duele mucho. Mami dice que se me pegaron de mi hermanita, que ella los ha cogido por la fiebre. Le digo a mami que me duele el culo, me lo mira y me pregunta cómo me lo hice. Se lo cuento, enfadada le chilla al tito y discuten, mi abuela también discute con mami, que coge las cosas y me lleva con mi otra tita, la del piso pequeño y la prima mala. No quiero ir, pero me deja allí. La tita es buena conmigo, el tito es como si no estuviera y la prima me chincha mucho, pero mi tía regaña a su hija, me seca las lágrimas con sus manos y me dice que no le haga caso.

Recuerdos de una vida

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