Читать книгу Ladrones de Sueños - Lucía Irene López Ripoll - Страница 13

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4. LO PROHIBIDO

¿Sabía yo lo qué es amor? — Ojos jurad que no. Porque nunca había visto una belleza así. — William Shakespeare — Romeo y Julieta

— ¿Walter relájate quieres?

— Bosco…

— ¿Qué ha pasado exactamente?

— La he besado, la he besado. — No paraba de repetir esas palabras — Y luego... la empujé y cerré la puerta en sus narices. Esto no me lo perdonará nunca.

— ¿Estás seguro? — Walter fulminó con la mirada a Bosco y empezó a dar vueltas por la habitación, pero de repente paró en seco.

— ¿Sabes? En unos días es su cumpleaños.

— No pensarás... — Empezó Bosco con tono de advertencia.

— Tengo que intentarlo. — Y antes de que Bosco pudiera replicar, Walter se escabulló por la puerta y salió corriendo hacia el pueblo.

***

Había llegado el día, era el cumpleaños de Wyn y Walter se encontraba inmóvil en la puerta de su casa, reuniendo valor para llamar al timbre. Inspiró fuertemente y pulsó el timbre, haciendo sonar una melodía alegre a pesar de su estridencia, que le puso los pelos de punta. Vio asomar por la puerta un zapato rosa y contuvo la respiración.

— Oh, ¿qué quieres? — dijo ella indiferente.

— ¿Feliz cumpleaños? — le dijo, intentando formar una sonrisa no muy convincente — Vete a la mierda. –Cuando iba a cerrar la puerta, Walter puso un pie en medio, impidiendo que la cerrase.

— Wyn espera... lo siento. Siento haberte besado, siento haberte echado de la caseta, lo siento, no era mi intención...

Wyn le miraba con tanta ira en los ojos, que no sabía si le iba a matar allí mismo. Sin embargo, un rasgo común entre las personas es que cometían muchísimas estupideces, y él lo estaba reconociendo y pidiendo perdón por ello, rasgo ya no tan común.

— Disculpas aceptadas. — le dijo finalmente sin mucho entusiasmo — ¿Eso es un regalo? — El chico, confuso pero aliviado a la vez, le tendió la cajita que llevaba en las manos.

— Feliz cumpleaños Wyn.

Aceptó el regalo intrigada. La cajita contenía una fina cadena de plata y un colgante de plata en forma de media luna; le pareció el colgante más bonito del mundo. Miró a Walter, que tenía sus preciosos ojos verdes llenos de arrepentimiento, y pensó que a su manera, también era una de las cosas más bonitas que había visto nunca.

— ¿Quieres pasar? — le dijo finalmente, confirmando que le había perdonado por completo.

— No estaría mal — dijo él con un toque de alivio en la voz — ¿Te ha gustado el regalo? Mi hermana me ayudó a escogerlo.

— Es perfecto.

***

— Y bien — Comenzó Walter, apoyando en la mesita la taza de té que Wyn le había ofrecido. Lo había preparado minutos antes de que él llamara al timbre, así que todavía seguía caliente, y finas volutas de vapor ascendían de la taza hasta desaparecer — ¿Qué hay que saber sobre Wyn Emerson?

— No mucho más de lo que ya sabes. Vivo con mi padre, aunque me paso la mayor parte del tiempo sola, ya que él viaja mucho por su trabajo. También estudio en casa por lo que no conozco a mucha gente, aunque llevamos viviendo aquí bastante tiempo.

— No te pierdes mucho. La mayoría de la gente del instituto no es que tenga muchas luces.

— Tú entre ellos — bromeó Wyn después de darle un sorbo al té.

— Disculpa, pero yo soy el responsable de que la media académica sea tan alta. Yo y mis amigos — Como Wyn se quedó en silencio, prosiguió — Los amigos son la gente con la que te juntas y con la que te diviertes cuando sales de casa.

— Así que crees que no tengo amigos. — dijo Wyn con indiferencia.

— Bueno, creo que los imaginarios no cuentan — le respondió Walter riéndose — Vamos a ir mañana al cine, por si quieres venir — Después de sopesarlo unos segundos, Wyn decidió aceptar y olvidar la discusión con su padre — Podemos ir en mi moto si quieres — dijo mientras se levantaba para irse — Pasaré a por ti a las ocho. ¿Wyn?

— ¿Si, Walter?

— Me alegro de que me hayas perdonado.

***

— ¡Señorita Emerson, no! Es del todo inaceptable.

— Profesor, ¡lo hago lo mejor que puedo!

— Estoy seguro de que no. ¡Un ser con sus habilidades no puede hacer un trabajo tan chapucero y horrible!

— Ya nadie dice chapucero, profesor. Se está quedando anticuado — dijo murmurando.

Wyn y su profesor se encontraban en la sala de ensayos, su sala preferida de la casa. El viejo parqué había sido tapado con unas colchonetas verde oscuro para amortiguar los

golpes. En las paredes no había ventanas, y dos de ellas estaban cubiertas de paneles de hierro con cientos de armas relucientes colgando: espadas de doble filo, dagas, cimitarras, arcos... las otras dos, contenían extraños objetos mágicos: varitas, anillos teletransportadores, lectores de mentes, etc. Su tarea consistía en levantar una flecha con la mente y clavarla en el centro del pecho de un muñeco que había al final de la clase. Era fácil, pero realmente agotador, y siempre se le desviaba la flecha en el último instante, clavándose fuertemente en la pared de detrás tirando algunas armas.

— Muy bien Emerson, daremos por acabada la clase de hoy, no vaya a ser que la flecha que está lanzando termine por darme a mí.

A pesar del desdén en la voz del profesor, Wyn se sintió aliviada por haber terminado. No le entusiasmaban demasiado las clases de magia, ya que no le veía sentido a tener que aprender a lanzar una flecha, o luchar con espada. Hacía siglos que ese tipo de lucha había remitido, y si alguien iba a atacarla no veía por qué iban a hacerlo con espadas y arcos de madera en vez de con armas de última generación. Sin embargo, esos pensamientos también era fruto de la frustración que sentía cada vez que fallaba un lanzamiento o acababa golpeándose contra el suelo. De todos modos, su padre insistía en que era imprescindible que aprendiese a dominar sus poderes, cosa en la que, sorprendentemente, estaban de acuerdo.

Todavía no habían encontrado a nadie que pudiese decirles en qué consistían los poderes de Wyn. A lo largo de cientos de visitas de brujos, videntes y extraños doctores, la única conclusión que extrajeron fue que debía de aprender a dominar sus poderes cuanto antes, debido a la magnitud de los mismos. Por ello, lo mejor para todos era que Wyn no interaccionase con mucha gente, ya que a medida que la joven crecía, sus poderes crecían con ella.

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