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D. El cuento azteca
ОглавлениеLa literatura azteca ha sido estudiada más extensamente que ninguna otra literatura autóctona de México. Existen obras importantes, sobre todo acerca de la poesía, el mito y la leyenda. La mejor fuente para el estudio de la literatura azteca es la monumental obra de De Sahagún, quien recogió la producción literaria de esta nación con un celo digno de un erudito contemporáneo. En su obra, lo mismo que en las de Durán, Tezozómoc y Acosta, encontramos una rica veta de leyendas, mitos, cuentos, relatos fabulosos, anécdotas, acertijos, proverbios y todo género de literatura popular. Ya el padre Acosta, al relatar las idolatrías de los indios las compara con las patrañas de los libros de caballerías, y el relatarlas por entero le parecía cosa infinita. Entre los aztecas eran los juglares los que se dedicaban a contar cuentos. “El juglar –observa De Sahagún– suele decir gracias y donaires; el buen juglar es suave en el hablar, amigo de decir cuentos y cortesano en el hablar.” El ser amigo de decir cuentos no era privativo del juglar. A pesar de su carácter taciturno, al indígena le gusta contarlos. Ya el padre Durán se quejaba de “la prolixidad de los indios en contar fábulas y cosas impertinentes… cuando les prestan atención”.