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III

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Mr. Byte tiene 32 gatos en su techo. Los ama. Ha estado rescatando gatos que tienen algún tipo de discapacidad por varios años. Lleva a los gatos que han sido atacados o atropellados a un amigo veterinario y luego los adopta.

«Son más inteligentes que los perros, y son las mascotas favoritas de los programadores porque son independientes», dice. Él recuerda a Mirsifula, el gato que recibió cuando llegó a Perú en 1986. Siempre estaba en TEG, descansando encima de un monitor.

xSound, uno de los miembros de TEG que siempre fue parte de la organización, recuerda la muerte de Mirsifula en 2001 como la primera y única vez que vio a Mr. Byte llorar. «Él siempre fue un hombre muy frío, pero ese día mostró que tenía sentimientos como el resto de nosotros». El líder del equipo no puede mostrarse débil, no puede mostrarse distraído o emocional, ya que de lo contrario todo el equipo podría venirse abajo. Pero esa noche, con Mirsifula muerta en sus brazos, Mr. Byte no tuvo la fuerza para ponerse otra vez el disfraz.

Mr. Byte odia la luz del sol. Trabaja en completa oscuridad, simulando una noche perpetua para hacer lo que tiene que hacer. Spunk, uno de los amigos más antiguos de Mr. Byte, lo recuerda como un genio loco. «Tenía una personalidad extraña, pero una vez que lo conocías era un gran tipo», decía. «Siempre supe que sería una leyenda, no sé, como Bill Gates». Spunk recuerda también que las personas tenían que quitarse los zapatos cuando entraban a la casa de Mr. Byte.

Luego de trabajar con Commodore 64 por unos años, Mr. Byte decidió tratar algunas cosas nuevas con Amiga. Él y otros miembros de TEG hicieron un port de un juego publicado por Konami de SNES a Amiga 1200. Lo llamaron Gunbee F-99. Era un vertical shooter en donde el jugador tenía que derrotar cinco jefes para rescatar a una princesa. El juego era una réplica exacta del título original para SNES, excepto por el último nivel, que Mr. Byte y su equipo habían transformado en un escenario peruano, lleno de referencias a su geografía y su historia. El jefe final era el Tuminator, un símbolo de una cultura preinca.

Gunbee F-99 fue el primer juego peruano publicado, lanzado en 1998 en los mercados de América y Europa por la empresa alemana APC & TCP. El juego obtuvo excelentes reseñas de revistas de todo el mundo, y aún aparece ocasionalmente en vídeos de speedrunning en YouTube.

Eduardo Marisca, un peruano que trabajó en el grupo de investigación Education Arcade en el MIT y que estudió la industria de videojuegos en Perú, cree que el tiempo que TEG pasó modificando juegos les ayudó en aprender a hacer videojuegos. «Es una zona gris cuando lo analizas. La piratería —aunque no estoy seguro si es la mejor forma de llamarlo— era cómo obtenías experiencia y comenzabas a trabajar en otros proyectos», dice.

Él da el ejemplo de la industria del manga en Japón, que comenzó copiando obras famosas hasta que el material original comenzó a aparecer. O en Nollywood en Nigeria, que comenzó gracias a la piratería como una forma para mostrarle a los jóvenes directores cómo filmar una película. «El problema aparece cuando estas industrias pretenden mantenerse a sí mismas como informales para siempre. Ahí empieza a generar un alto costo social», dice Marisca.

La primera ley de derechos de autor en el Perú fue promulgada en 1995, luego que TEG había crackeado juegos para la Commodore 64 durante años. Este cambio llevó al aumento de la actividad de la policía y a redadas a piratas de software y a que Mr. Byte volviera a crear juegos originales.

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