Читать книгу Nomadía - María Casiraghi - Страница 13

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Cuando conocimos a Raúl, estaba cavando. Al oír que lo llamábamos no subió a vernos porque tenía que seguir trabajando, pero dijo que podíamos hablarle desde arriba. En el pueblo nos habían dicho que era loco y que poco de lo que decía era cierto. Yo no necesité preguntarle nada; él solo empezó a hablar, sin pausas. Cuando nos despedimos me dio una carpeta con poemas suyos y documentaciones sobre su historia, diciendo que después de leerla iba a poder creerle mejor. Le creo, dije, no hace falta. Llévelo, que todavía somos hombres, me respondió. Tiempo después, leí la carpeta de principio a fin y comprobé con escalofrío que todo lo que me había dicho era cierto.

Aún recuerdo la última frase que nos dijo al alejarse:

Ustedes esta tarde me sanaron más que cualquier psiquiatra.

Lo que ahora leerán, se lo oí al eco de su voz que salía de un pozo al que nunca pude entrar.

Nomadía

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