Читать книгу La sociabilidad perdida - María del Carmen Angueira - Страница 7
CAPÍTULO 1
¿Cómo fue Olavarría en sus comienzos?
ОглавлениеEn 1828 había pobladores blancos que llegaban a estas tierras habitadas por otros, los catrieles, naturales del lugar.
En ese tiempo Juan Manuel de Rosas, coronel de las Provincias Unidas del Río de la Plata y gobernador de Buenos Aires, organizó la extensión de la frontera sur del Estado argentino, y designó al coronel Mariano García para fundar el fuerte de Laguna Blanca, primer asentamiento de corta duración. En la actualidad, esa extensión equivale a la ruta que une Olavarría, Laprida y Coronel Pringles.2
La política de Rosas fijó pactos de convivencia con las tribus de Catriel, Cachul y Venancio, en zonas vecinas al arroyo Azul y Tapalqué.3
El poblado tuvo desde sus comienzos casas de material y ranchos, donde convivía la población originaria dedicada a tareas comerciales y militares junto a criollos blancos. La aldea recibía de las tribus vecinas mercancías, como pieles de animales, tejidos, ropa y, a pesar de su prohibición, alcohol. También ingresaba al lugar gente autorizada para cambiar sus productos por yeguas.4
En 1842, parte del actual partido de Olavarría pertenecía a los partidos de Tapalqué y Azul. El resto, comprendida la zona oeste de las sierras, fue territorio indígena según los tratados de paz.5
El área que ocupa actualmente la ciudad de Olavarría estaba conformada por tierras ubicadas en la zona de frontera, según el Estado disponía. Así, Juan Nepomuceno Terrero, socio y familiar de Rosas, recibió tierras para usufructuar en calidad de propietario, “en puntas del río Tapalqué”. Las otras tierras fueron concedidas a Catriel y a sus tribus; después sus descendientes las reclamarán, porque el Estado no había cumplido con lo dispuesto por la ley de entregárselas.6
El pueblo de Olavarría se funda el 25 de noviembre de 1867 durante la comandancia de Álvaro Barros en la frontera sur de Buenos Aires.
En virtud de la ley provincial de 1877, referida a la tierra del partido, esta fue convenientemente subdividida y entregada a la explotación. La zona comprendía 4 leguas cuadradas alrededor del pueblo, más las 16 leguas cuadradas que alcanzaba el ejido municipal y que fueron entregadas a hombres y mujeres procedentes de los más diversos países, quienes con dedicación y constancia hicieron de la región una de las zonas más ricas de la provincia. El 9 de marzo de 1881 se convierte en partido con una extensión de 7.714 kilómetros cuadrados y una población de 49.333 habitantes, de los cuales 25.000 habitaban en la ciudad.7
Durante esos años “los dueños de Olavarría eran un puñado de hombres, a saber: J. Yarto, Ángel Moya, Lorenzo Garay, L. Quinteros, Joaquín y Manuel Carranza, Manuel Fernández, Vicente Bahía, los 40 de la guardia nacional, el capitán L. Florinda y Agapito Guisasola, quien dijo que la vecindad del cacique Cipriano Catriel no les había inspirado temor alguno. Sin embargo, agregó, aumentaron los pobladores que llegaban de otros lugares, a partir de 1877, cuando no hubo más malones. Tiempo después, tuvo un socio nuevo en el trabajo del hotel José Yarto, Vicente Bahía. Ellos fundaron una estancia donde ahora se encuentra el Pueblo Nuevo”.8
Los pobladores contaban que algunos de ellos hicieron sus pulperías. Otros, como fue el caso de Guisasola, construyeron un gran rancho de cuatro habitaciones montado con maderas de sauce, álamo, cañas de tacuara y sogas; un cuero para puertas, paredes de barro y paja, techo de junco y revoques lisos de mezcla, porque todavía no se conocía la cal. En aquella casa con piso natural, pero bien pisonado, estableció hotel y billar. Más tarde, al poder traer el material desde Azul con la carreta del Estado, consiguió puertas y ventanas de pino, muebles y otros lujos.
Los inmigrantes recibieron las tierras y fueron hombres y mujeres de los más diversos países, quienes con dedicación y constancia transformaron el lugar, en uno de los más prósperos de la provincia bonaerense.
Junto con el cultivo intensivo de la tierra, llegaron a nuestro medio, en 1900, las trilladoras. Fueron sus propietarios don Juan Baldana, don Pedro Ala, don Miguel y Francisco Rossi, don Pablo Fassina y otros […] Las primeras trilladoras con su equipo de casillas, depósitos de combustible, carro aguatero, etc., eran arrastradas por tardos y pesados bueyes. Posteriormente, en 1904, llegaron los primeros motores a tracción, sin que ellos significaran la total sustitución de los bueyes, los que se siguieron empleando por varios años.9
Durante la cosecha la ciudad expresaba pura alegría. Las trilladoras recorrían las calles antes de ir a cada chacra. En un pintoresco desfile, los vecinos saludaban a los conductores. Mientras, niños y mayores arrojaban semilla a cada máquina, como serpentina, para augurar éxitos. La tarea de la cosecha duraba tres o cuatro meses, con 30.000 a 40.000 bolsas de cereal recogidas. Una vez finalizada, los peones eran recibidos en los comercios del pueblo y todos compartían el festejo.