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La conformación del partido

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El poblador Agapito Guisasola relató cómo se realizó la tarea perimetral del pueblo, con la superficie de tierras cuadradas otorgadas al municipio en 1876. El agrimensor fue Juan Coquet, designado por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, según la ley de ejidos de 1870.

En definitiva, 1877 fue el año en que el territorio quedó fraccionado en 120 manzanas de 100 por 100 varas para solares, 196 quintas y 851 chacras. Cada manzana equivalía a 86,60 milímetros, y su medida era de cuatro solares de 50 por 50; una quinta correspondía a seis manzanas y una chacra de seis quintas, más las calles de 20 varas. Todo el suelo fue cuidadosamente amojonado. Dichas tierras limitaban al norte con el Estado nacional y las tierras de Zoilo Miguens y testamentaría de Manuel B. Belgrano; por el noroeste, con las de Martín Colman, el Estado y la escribanía de Manuel Belgrano; por el suroeste, con las de Juan Antonio Martínez Vidal y Eulalio Aguilar, y por el sureste, con las de Celestino Muñoz –San Jacinto– y el Estado.

Por la misma ley, las chacras de Olavarría fueron destinadas a la población de extranjeros, los rusos del Volga. Al poco tiempo, ellos desistieron de habitarlas por no considerarlas aptas para la siembra. Quienes las recibieron fueron otros, un grupo de extranjeros y criollos. Aunque no fueran del todo bien vistos en un principio, accedieron a la posesión de ellas. Esta obra fue realizada durante la gestión de Carlos Tejedor como gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1879. Los derechos de posesión fueron reconocidos en 1882 y más adelante, con la visita de otro funcionario, Dardo Rocha, se convirtieron en propietarios. Asimismo, ellos pagaron el valor de las tierras al municipio un año después, en 1883, y con dichos recursos entre 1890 y 1896 se construyeron puentes, iglesias, etc. Así, la iglesia parroquial fue otra obra realizada para la comunidad de Olavarría durante esos años.14

El cronista militar Remigio Lupo, en su paso por Olavarría durante la expedición de Julio A. Roca al sur, relató con sorpresa que, cuando llegaron a media tarde, le llamaron la atención las muchas casas de material, con relación a un poblado pequeño y apartado. Observó, asimismo, en la mirada de los pobladores, una transparente alegría y esperanza de la paz definitiva para la región, ante la presencia militar, en un territorio lindero a la frontera sur de Río Negro.15

El censo provincial de 1881 registra que la actividad prioritaria era la ganadería. El número de ovejas superaba diez veces a los vacunos, veinte veces a los equinos y treinta a los porcinos. La actividad ganadera creció a partir del comercio entre blancos e indios, pero aún más cuando los catrieles fueron expulsados de la región. Entonces, Olavarría dejó la condición de frontera y se convirtió en partido en 1881. Por último, la llegada del Ferrocarril del Sud en 1883 completó los cambios iniciados. Todos estos elementos contribuyeron al desarrollo de una producción ganadera sostenida en la región.16

Avanzó la producción agrícola con la llegada de inmigrantes rusos alemanes del Volga que se establecieron en las colonias de Nievas, Hinojo y San Miguel. Aprovecharon el territorio fértil donde habían estado los catrieles. Fueron los primeros colonos en introducir los sembrados de trigo, maíz y arrobas de papa, avena, cebada y lino.

La zona contaba con una rica extensión de canteras a 4 leguas de Olavarría, y así se potenció como actividad la explotación minera, en las laderas de los cerros, puesto que tenían mármol de distintos colores y piedras con óxidos férricos y mangánicos.

La Compañía Ferroviaria del Sur, de capitales ingleses, comenzó a funcionar en virtud del decreto provincial del 12 de agosto de 1863. En 1880 experimentó su mayor expansión, vinculada a la explotación agroganadera e industrial en el partido. El pueblo de Hinojo –al oeste de la ciudad–, una zona minera y agrícola, consiguió un creciente desarrollo urbano, gracias a la visión de tres de sus activos comerciantes, Ángel Bardi, David Spinetto y Eugenio Piaggio, que agilizaron los progresos.

Más adelante, los pueblos de Recalde, Rocha, Iturregui, Santa Luisa y otros dispusieron de estaciones de tren, lo que les permitió el traslado de la producción lechera y de cereales.

Otros lugares favorecidos en esta etapa fueron Blanca Grande y Espigas. El primero había sido hasta 1869 un antiguo fuerte convertido en comandancia, y más adelante estancia ganadera de 2.328 hectáreas. Una de las actividades más sobresaliente fue trabajar el ganado cimarrón para aquerenciarlo en la zona: se lo hacía pernoctar en un predio alto, con una reducida pendiente, para que después de cuatro meses se acostumbrara al campo donde estaba.17

La mayoría de los trabajadores en la estancia ganadera eran hombres cuyas actividades eran marcar y castrar el ganado. Las dimensiones de cada una de estas estancias eran enormes, en hectáreas y leguas. En fin, revestían características similares a las existentes en la provincia de Buenos Aires a mediados del siglo XX, cuya faena principal era marcar y castrar el ganado. Es decir, en los campos, que continuaban sin subdividir, solo había pasturas naturales y, como el costo de la hacienda bajó, esta se reproducía para aprovechar la abundante existencia de esas pasturas, importantes para la explotación de la ganadería extensiva.18

En suma, todo un contraste de diferentes modos productivos entre la estancia ganadera y la chacra colona, donde la labor se repartía entre mujeres y varones.

Los problemas de límites en el sur del país con Chile y un probable conflicto bélico entre ambos países movilizaron la actividad ferroviaria para afianzar la frontera nacional. La respuesta no se hizo esperar: para 1895 se proyectó la extensión de las vías desde Bahía Blanca hasta la confluencia de los ríos Limay y Neuquén.

En conclusión, era necesario activar la economía de la región y explotar los territorios. En este contexto, el Estado benefició con diversas concesiones a la empresa ferroviaria. Entre ellas, el tendido del telégrafo a la par de las vías para impulsar la concreción de obras.19

La línea ferroviaria se extendió por la provincia de Buenos Aires desde Plaza Constitución, y llegó a Olavarría el 15 de marzo de 1883. El 1 de octubre de 1883 se inauguró la sección de Olavarría a La Gama (hoy General Lamadrid). Más adelante se extendió hasta el puerto (hoy Ingeniero White), pasando por Bahía Blanca, el 7 de mayo de 1884.20

La sociabilidad perdida

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