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3.1. Metamorfosis y la “Eneida ovidiana”125

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En el proemio de Metamorfosis el narrador anuncia que cantará un carmen perpetuum que abarcará ab origine mundi… ad mea tempora. La creación del mundo a partir del caos y el presente del poeta aparecen, pues, como los dos hitos temporales que enmarcan este relato de las “formas convertidas en nuevos cuerpos”.

En la compleja estructura del poema126 se advierte, a pesar de las numerosas analepsis y prolepsis, una progresión cronológica que permite hablar de Metamorfosis como “historia universal”, cumpliendo con lo adelantado en el proemio.127 Se parte desde la cosmogonía para avanzar con las historias de los dioses y de los primeros hombres, hasta arribar, en el libro 11, al suceso que tradicionalmente se consideraba el punto de partida de los tiempos históricos: la fundación de Troya.128 Con el relato de su caída en el libro 13, comienza un movimiento hacia Roma129 en virtud de la inclusión de las aventuras de Eneas; la apoteosis del héroe (14.581-608) instala definitivamente el relato en suelo romano. Se describe la descendencia de Ascanio, la fundación de la ciudad, la apoteosis de Rómulo y de su esposa Hersilia, el reinado de Numa, la introducción del dios Esculapio y la muerte y posterior deificación de Julio César (con el anuncio de la futura divinidad del princeps), para culminar con el epílogo del poeta, que afirma el poder y la eternidad de su poesía.

En el episodio de la muerte de César (15.760-870) Ovidio establece un claro diálogo con el pasaje de la revelación de Júpiter de Eneida 1, siempre citado a la hora de definir la noción de fatum: ante una Venus agitada por la conjuración que se organiza contra su descendiente, Júpiter le refiere el destino apoteótico de César y el posterior gobierno de Augusto. Como garantía de que los eventos que ha profetizado se cumplirán efectivamente, Júpiter invita a Venus a visitar la morada de las Parcas (15.808-815):

intres licet ipsa sororum

tecta trium: cernes illic molimine vasto

ex aere et solido rerum tabularia ferro,

quae neque concursum caeli neque fulminis iram

nec metuunt ullas tuta atque aeterna ruinas;

invenies illic incisa adamante perenni

fata tui generis: legi ipse animoque notavi

et referam, ne sis etiamnum ignara futuri.

Está permitido que tú misma ingreses en los palacios de las tres hermanas: allí verás, en una enorme mole de bronce y de hierro sólido, los archivos de las cosas que, seguros y eternos, no temen ni el choque del cielo ni la ira del rayo ni ninguna decadencia. Encontrarás allí, grabados en perenne acero, los hados de tu estirpe: yo mismo los he leído y los he registrado en mi espíritu, y te los contaré para que no sigas siendo desconocedora del futuro.

El fatum aparece aquí como un texto perteneciente a las Parcas que Júpiter ha leído y memorizado; la predicción le pertenece en tanto la ha aprendido de memoria, pero no por ser su autor. Según Feldherr (2010: 69), Júpiter utiliza los registros de las Parcas como modo de refrendar su anuncio, presentándolo con el apoyo de una realidad exterior a él.130 En virtud de las similitudes que establece con el diálogo Júpiter-Venus de Eneida 1, nos interesa este pasaje de Metamorfosis 15 en tanto propuesta de interpretación del fatum virgiliano. Ovidio, como lector e intérprete de Virgilio, forma parte de la discusión que nos ocupa.

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