Читать книгу Dioses y hombres en la Eneida de Virgilio - María Emilia Cairo - Страница 6
Introducción
ОглавлениеLas lecturas de Eneida que se han formulado desde las más diversas líneas hermenéuticas coinciden en señalar que el concepto de fatum –“destino”, “hado”– es central para la interpretación del poema. Si bien los diferentes estudios críticos varían en la manera de considerar esta noción, existe un acuerdo generalizado respecto de su centralidad para comprender las relaciones entre las esferas divina y humana presentadas por Virgilio.
Cuando comienza la acción del relato épico, el fatum ya ha sido determinado, pero es mediante las profecías y los anuncios que se hace conocido a los personajes humanos. En virtud de ello consideramos que el análisis del relato profético en Eneida dilucidará cuestiones relativas al modo en que el fatum se transmite, a la manera en que los dioses se comunican con los hombres y a las posibilidades que los personajes humanos tienen de comprender los designios del destino.
Entenderemos aquí como profecía todo discurso emitido por un personaje divino o dotado de un conocimiento divino (fantasmas, sacerdotes) y dirigido a otro personaje, divino o humano, para comunicarle algún evento futuro. Característicamente, estos discursos poseen al menos un verbo en futuro del indicativo que expresa el evento profetizado; por lo común, se añade otra forma verbal en modo subjuntivo o imperativo que da al destinatario una orden referida al curso de acción que debe seguir. En particular, las profecías con destinatarios humanos suelen aparecer en el marco de procedimientos rituales específicos vinculados a la adivinación.1 Como se verá a lo largo del estudio, la comunicación asidua con los dioses es uno de los rasgos con los que Virgilio caracteriza a los enéadas: el vínculo con la esfera divina identifica a los fundadores de la estirpe de los futuros romanos.
En este trabajo, al hablar de la “identidad” de los enéadas y los romanos, lo haremos atendiendo a los aportes recibidos de disciplinas como la arqueología y la antropología que conciben la identidad no como una entidad fija y dada a los individuos y comunidades desde el exterior, sino como un proceso dinámico y socialmente construido: la identidad nunca es estática sino que se modifica y transmite mediante el proceso de identificación, es decir, de la adhesión de los miembros de la comunidad a ese conjunto de rasgos y características que definen a su grupo como tal.2 De las múltiples perspectivas teóricas sobre este concepto, consideramos adecuada para nuestro trabajo la definición planteada por J. Assmann, quien concibe la identidad colectiva como una imagen [Bild] con la que sus miembros se identifican y cuya fuerza surge de la capacidad de influir en los pensamientos y acciones de los integrantes del grupo.3 Esta conciencia de pertenecer a un colectivo se fundamenta en un sistema compartido de símbolos, a los que pertenece en primer lugar la lengua, pero también los rituales religiosos,4 las danzas, la vestimenta, las comidas.5 Para indagar en nuestro trabajo el modo en que las profecías participan de la configuración de la identidad romana en Eneida, esta visión amplia de los elementos que la conforman resulta fructífera, puesto que permite pensar “lo romano” desde un enfoque que no se limita a entender la romanidad sólo en términos de ciudadanía.6 En particular, entendemos que en Eneida la comunicación asidua de los personajes divinos con los humanos a través de oráculos y anuncios contribuye a configurar una imagen de los romanos como pueblo caracterizado por su religiosidad, imagen que ya se encuentra en textos de Cicerón7 pero que en el contexto histórico de Virgilio adquiere rasgos particulares.
En este trabajo, serán objeto de análisis las profecías en tanto mensajes de la divinidad comunicados mediante la palabra. No se considerarán de manera central, aunque se mencionen a propósito de la lectura de otros anuncios, aquellos signos u omina que, aun cuando también manifiestan la voluntad divina, se transmiten por un canal no verbal: el fuego en la cabeza de Ascanio (libro 2), la aparición de los caballos al llegar a Italia (libro 3) o las abejas y el fuego en el palacio de Latino (libro 7), por nombrar sólo algunos ejemplos. El escudo forjado por Vulcano (libro 8), en el que se anuncian acontecimientos de la historia romana, constituye un caso especial puesto que la profecía se plasma mediante el recurso de la écfrasis. El mensaje se presenta a través de una imagen, es decir, no es verbal; se describe con palabras sólo para el lector. No obstante, puesto que este pasaje ha sido examinado tradicionalmente dentro del conjunto de las profecías sobre Roma, ha sido incluido en nuestro estudio, en un capítulo independiente.8
Enumeramos a continuación los fragmentos objeto del presente trabajo, indicando en cada caso el emisor, el receptor y la ubicación del pasaje: Júpiter a Venus (1.223-304), Venus a Eneas (1.387-401), el fantasma de Héctor a Eneas (2.268-297), la sombra de Creúsa a Eneas (2.771-794), Apolo a Eneas (3.84-120), los Penates a Eneas (3.147-179), la arpía Celeno a Eneas (3.192-269), Héleno a Eneas (3.356-471), el fantasma de Anquises a Eneas en Sicilia (5.719-778), Neptuno a Venus (5.779-826), Sibila a Eneas (6.42-155), el fantasma de Anquises a Eneas en el submundo (6.752-872), Fauno al rey Latino (7.81-101), el dios-río Tíber a Eneas (8.18-85), escudo de Vulcano (8.608-731), Apolo a Ascanio (9.638-663) y la ninfa Cimodocea a Eneas (10.219-248). En este listado hemos enunciado las profecías según su orden de aparición en el relato, pero para su análisis, como explicaremos más adelante, serán presentadas de acuerdo con el nivel narrativo en que se encuentran.
El análisis de las profecías dilucidará cuestiones relativas a cómo compone Virgilio la comunicación entre dioses y hombres en Eneida, así como también los niveles de conocimiento diferentes entre los hombres, los propios dioses y el fatum. En ellas se aporta información no sólo sobre el futuro cercano del relato –principalmente, sobre las alternativas de Eneas– sino acerca de Roma, por lo que su análisis contribuye a examinar la representación virgiliana de la historia romana en general y de la figura de Augusto en particular. El tradicional binarismo que plantea un análisis de las profecías ya como resúmenes del ideario augusteo, ya como reveladoras de un antiaugusteísmo velado, deriva de considerar aspectos políticos de manera exclusiva. Atender a otros elementos de los anuncios divinos –como su funcionalidad narrativa, central para el avance de la acción, o el modo en que presentan la comunicación con los dioses y el marco ritual en que aparecen– enriquece la interpretación, incluyendo en la representación del futuro de los descendientes de Eneas una serie de aspectos fundamentales de la identidad romana, que incluye pero trasciende lo estrictamente político.