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1.2 PROBLEMAS Y DILEMAS DE LA FORMACIÓN DOCENTE DE PROFESIONALES
ОглавлениеNumerosos profesionales competentes en su esfera de actividad pasan a ejercer la docencia sin haber recibido la formación y los conocimientos necesarios en cuestiones educativas. Una serie de preguntas ponen en foco la cuestión de la formación docente de profesionales de distintos campos: ¿se considera la docencia como una profesión o un oficio o es solo la esfera de actividad en la que se ejerce un trabajo? ¿Cuáles son los ejes en torno a los cuales se construye la identidad profesional? ¿Cuál es el lugar de las prácticas en la formación? ¿Existen prácticas de enseñanza hegemónica en algunos campos de formación profesional? ¿Con qué supuestos?
Una alta proporción de profesionales que ejercen la docencia, al referirse a su identidad profesional (es decir, al expresarse respecto de lo que son, lo que saben, los libros que leen o escriben, los congresos a los que asisten), se centran en sus especialidades científicas o técnicas y, en pocas ocasiones hacen alusión a sus actividades docentes. Podemos decir, entonces, que se reconocen a sí mismos por la profesión de origen y se identifican con el título obtenido en esta. La legitimidad de sus prácticas como profesionales deviene de ese título y no del saber pedagógico.
La explicitación de esta situación es fundamental para pensar las estrategias de formación docente de profesionales porque si los rasgos identitarios refieren fuertemente a la profesión de “base”, la construcción de la identidad docente, en tanto identidad profesional, es compleja. La identidad profesional docente es el resultado de un proceso biográfico y social, dependiente de una socialización en la profesión en las condiciones de ejercicio de esa práctica, ligado a la pertenencia a un grupo profesional y a la adquisición de normas, reglas y valores específicos. Por otra parte, es una construcción singular, vinculada a la historia personal y a las múltiples pertenencias que un sujeto lleva consigo (sociales, familiares, escolares y profesionales). En tercer lugar, es un proceso relacional de identificación y diferenciación, que se construye en la experiencia de los vínculos con los demás (Bolívar, 2007).
La identidad de base (formación en un campo específico) confronta con las demandas del ejercicio profesional docente, por lo que se genera una primera crisis de identidad profesional en el ingreso a la docencia. Bolívar (2005) plantea, entonces, una cuestión central: para aminorar el impacto de esta crisis, la reflexión sobre la identidad profesional debe formar parte –de modo integrado– del plan de estudios de la propia carrera.
Ahora bien, también nos interesa destacar algunos de los problemas que aparecen con recurrencia significativa en las investigaciones y la literatura, y señalados por los propios profesores a la hora de encarar una formación docente:
1 Dificultades o desconocimiento acerca de la necesidad de una formación pedagógica para enseñar su disciplina.
2 Valoración negativa sobre la formación docente sistemática.
3 Poco interés por el valor de la planificación y la reflexión sobre la enseñanza. La planificación aparece como un instrumento burocrático al servicio de otros actores y no del profesor.
4 Reivindicación implícita, como contrapartida del punto anterior, de la intuición y la experiencia junto a sus recuerdos como estudiante, considerados títulos más que suficientes para estar frente a un curso, tema que ha desarrollado Camilloni (1995: 4) al referirse a la “didáctica del sentido común”.
5 Ausencia o escasa reflexión acerca de la profesión docente, de lo que acontece en el aula antes, durante y después de la clase, así como del modo en que cada docente resuelve los problemas y las dificultades de comprensión de su disciplina, de su historia como estudiante y como profesor; ese modo es el resultado de enfrentar obstáculos cognitivos y de construcción de una concepción que le permita comprender en profundidad por qué y cómo hace lo que hace.
6 Miradas prejuiciosas estereotipadas, míticas, “vocacionistas” acerca del rol docente, que no siempre constituyen ideas orientadoras para la adquisición de nuevos conocimientos. Por el contrario, muchas veces obturan la posibilidad de conocer e incluso distorsionan la nueva información para acomodarla a los esquemas interpretativos que poseen.
7 La distancia del manejo de lenguajes multimediales entre estudiantes y profesores, la preocupación por la puesta en juego de modelos mixtos de enseñanza.
8 El desafío de buscar modelos alternativos de diseñar las situaciones de enseñanza y evaluación.
Consideramos que las propuestas de formación más apropiadas para promover un cambio profundo en la formación pedagógica de los profesionales y en sus prácticas docentes son aquellos cuyo eje es la reflexión sobre la práctica misma. Existen algunos dispositivos de formación que promueven los principios teóricos y las orientaciones prácticas a las que adherimos. En el apartado siguiente explicamos por qué denominamos “dispositivos” a las estrategias de formación que privilegiamos y enunciamos cuáles de ellos desarrollaremos en detalle en los siguientes capítulos.