Читать книгу Orígenes y expresiones de la religiosidad en México - María Teresa Jarquín Ortega - Страница 20

Dioses mexicas de Tenochtitlan ocultos en cuevas de Colhuacan

Оглавление

No son pocas las evidencias del culto que seguían manteniendo los indios hacia sus dioses durante el periodo novohispano temprano. En lo que respecta a Colhuacan encontramos dos expedientes contemporáneos sobre el ocultamiento de ídolos y envoltorios en cuevas. Por una parte, estas referencias dan a entender la importancia del señorío para los mexicas; por otra, nos ayuda a comprender la relevancia de Colhuacan como el lugar donde habitan los ancestros y, por tanto, observar la posible relación con las “apariciones” crísticas en las cuevas de la zona.

El primer expediente inquisitorial se refiere al ocultamiento del bulto de Huitzilopochtli y se encuentra en el Archivo General de la Nación, ramo de Inquisición, tomo xxxvii, exp. 3 bis, fechado en julio, que se titula “Proceso del Santo Oficio en contra Miguel [Pochtecatlailótlac], indio, vecino de México, por idolatría”. El expediente tiene adjunta una ilustración catalogada bajo el rubro de 4848, 979/2652, con el título de “Manuscrito tradicional indígena, ídolos del templo de Huitzilopochtli” o “Descripción de cómo ocultaron sus ídolos” (León, 1997: 111-128). Este primer manuscrito, localizado en el libro Procesos de indios idólatras y hechiceros publicado por el Archivo General de la Nación, informa de un caso de idolatría llevado a cabo el 20 de junio de 1539. Mateo, indio pintor de Colhuacan, denunció a Miguel Pochtecatlailótlac por estar involucrado en el ocultamiento de algún tlaquimilolli. Tres meses después de este evento, en septiembre, el obispo fray Juan de Zumárraga sabía que los ídolos habían sido llevados en secreto a Ocuituco. Fue en la audiencia del Santo Oficio donde el mismo inquisidor y obispo informó que “cuando los españoles derrotaron a los mexicas fueron sacados del templo de Huitzilopochtli muchos ídolos y trasladados a casa de Miguel Pochtecatlailótlac” (León, 1997: 118-119).

En otra declaración de los hechos el involucrado, Diego Panitzin, declaró que el bulto de Huitzilopochtli había sido escondido en el Tepuchcalco o en Temazcaltitlan y “que el dicho Huitzilopochtli tenía cuatro mantas de muy ricos chalchihuites transparentes, las cuales dichas mantas tenían e guardaban Coayaotl y Tomiyaotl” (León, 1997: 122). Esta información vuelve a destacar la importancia que seguían teniendo las tilmas o vestiduras divinas; y es probable que las mantas, como objetos de culto, manifestaran la presencia o el poder de Huitzilopochtli, lo que nos habla de la importancia de las prendas divinas.

En un segundo documento, paralelo y contemporáneo al anterior, fechado en 1539 y localizado en el Archivo General de la Nación, ramo de Inquisición, tomo 68, expediente 1 bis, “Información en contra de don Baltazar [Toquez-cuauhyotzin], indio de Coloacan, por ocultar ídolos”, aparece la declaración de don Andrés, indio del mismo pueblo quien, por lengua de Juan González, señaló: “Que le dijo el dicho su primo Pablo Zua que, cuando los cristianos vinieron, mandó Moctezuma llevar a Colhuacan las figuras de Huitzilopochtli y de Tezcatlipoca y de Topiltzi. Y que allí los escondieron en cierta cueva que se llama Tencuyoc; y que nunca se ha buscado ni llegado a ella; y que los llevó Axayácatl, hijo de Moctezuma” (cit. en González, 1912: 181-82).14 Don Baltazar, cacique de Colhuacan, el principal acusado dentro del proceso inquisitorial llevado a cabo por las autoridades del Santo Oficio, no dice que haya sido Axayácatl quien llevó los bultos sagrados, sino un personaje llamado Tehuachichilayo:

Puede haber diez y siete años [1522], poco más o menos, que llevaron de esta ciudad al dicho pueblo de Colhuacan el Ochilobos e otros muchos ídolos. Y que los llevó Tehuachichilayo, indio que es muerto. Los pusieron en una cueva que se dice Telacin y allí estuvieron seis días [...] Los llevaron a Xilotepec, [por] que desde ahí los habían mandado a traer al Peñol [...] Y que ha oído decir que están allí en una cueva (cit. en González, 1912: 178).

Finalmente, “se llega a la conclusión de que los ídolos del Templo Mayor fueron depositados en una cueva del cerro de Colhuacan” (León, 1997: 127). Pero, al parecer, esto fue sólo por algunos días, ya que: “Dice don Baltasar que cuando don Pedro de Alvarado quedó en México que [...] los indios llevaron dos envoltorios a Colhuacan, grandes y pesados, el uno era negro y el otro era azul; y que allí estuvieron cuatro o cinco días, y que los guardaban mexicanos [...] y que los dichos envoltorios eran del gran ídolo de México: Huitzilopochtli” (cit. en León, 1997: 181).

Todo lo anterior hace suponer que los naturales procuraron distintas estrategias para seguir siendo favorecidos con la providencia de sus dioses, incluso para continuar utilizando ciertas cuevas para guardar los preciosos depósitos. Como veremos en seguida, es probable que las reliquias de sus dioses, que fueron destruidas, hayan sido reutilizadas en las nuevas imágenes de piedad católica.

Orígenes y expresiones de la religiosidad en México

Подняться наверх