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Consciencia del útero

El reconocimiento de lo que existe en nosotras mismas es lo que nos hace conscientes. La consciencia no es imaginación, no responde a una imagen fuera del cuerpo, inmaterial o de otro tiempo. La consciencia siempre responde al aquí y ahora, al cuerpo y a través de él, a lo que sentimos, percibimos, experimentamos.

Recuerdo la primera vez que fui consciente de mí. Sucedió en mi infancia: una tarde en la que era mi cumpleaños, creo de siete u ocho años, estaba a la espera de que llegaran los invitados a mi fiesta. Me encontraba sola en el salón de la casa, con mi pollera acampanada, bailando, probablemente música clásica, la favorita de mi mamá. Recuerdo haberme sentido expectante y feliz, disfrutando ese momento donde todo parecía fluir sin mayor esfuerzo.

La danza siempre me ha posibilitado la consciencia. De adulta, tuve una experiencia similar en un encuentro de danza expresiva. Luego de una canción particularmente activa, terminé acostada en el piso y en el silencio final de la canción, el pensamiento que emergió de ese momento fue “¡estoy viva!”. De repente apareció mi cuerpo, presente como no lo había estado por años. Aparecieron mis emociones que, sin una mente que las adoctrinara, pudieron existir. Y también apareció mi energía, en el movimiento simbólico de la danza, mostrándome justo aquello que necesitaba hacer.

Esta experiencia de adulta no estaba vinculada con la felicidad y la fluidez de mi niñez, sino todo lo contrario, con el miedo y el deseo de huir. Reconocer esa necesidad corporal y esa emoción tan pulsante fue una revelación. No pude ignorarla más y esa consciencia completa que abarcaba cuerpo-emoción-energía fue un punto de quiebre en mi proceso de despertar.

Aprender a ser conscientes del útero

La consciencia del útero se desarrolla a partir de reconocerlo empíricamente en nuestro interior, conectar con él y sentirlo. Debe haber inicialmente una voluntad de reconocer, un deseo de mirar al útero, pues ninguna búsqueda funciona si es impuesta. Una vez visto y sentido, el útero responde con emociones, pensamientos, creencias y toda su potencialidad energética. Solo entonces el despertar se inicia y lo que vamos aprendiendo tiene un lugar físico en donde anclarse.

Primeramente, desarrollamos una consciencia corporal para aprender a sentir el útero en el cuerpo y comprender su naturaleza orgánica. En segundo lugar, una consciencia emocional a través de la cual nos sea posible vincularnos con las propias emociones desde el reconocimiento y el equilibrio. Y, en tercer lugar, una consciencia energética que se abre a partir de las dos anteriores y nos muestra la potencialidad total de nuestro útero y sus energías creativas-expresivas.

Para desarrollar la consciencia es necesario entrenar la mente como observadora de lo que existe. Nuestra mente es habitualmente relatora, no solo de lo que existe sino de lo que existió y existirá. Los pensamientos están continuamente comentando, juzgando, recreando o proyectando. Cuando usamos una porción de la mente para observar sin relatos, el reconocimiento sobre el momento presente sucede.

El compromiso que debe surgir, luego de la primera experiencia de consciencia completa, es el de continuar observando. Las resistencias a encontrarnos con lo que verdaderamente existe son contundentes en todas nosotras. Veremos, a continuación, cuáles son los recursos que podemos aprender para desarrollar la consciencia del útero y también aquellos necesarios para traspasar las resistencias y lograr vincularnos con lo corporal, lo emocional y lo energético en unidad.

Nuestro Útero

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