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CAPÍTULO V ANTIGUOS Y NUEVOS PROBLEMAS
ОглавлениеCierto, se estima que lamentablemente la nueva Era presenta también marcas negativas como la renuencia de los Estados y del gran capital a enfrentar debidamente el deterioro del medioambiente como base para la vida presente y futura en la Tierra, la persistencia de la desigualdad, la intolerancia, la incompleta igualdad de la mujer en muchos países, la discriminación sobre las personas diferentes. Mencionemos en un extremo, los arsenales de armas nucleares que harían factible que nuevas guerras terminen con la humanidad en una aterradora destrucción y vuelta al pasado. El mundo ha progresado en las últimas épocas y en el inicio de la nueva Era, pero continúan existiendo problemas gravísimos en este tiempo actual de transición. Las guerras no han desaparecido, han mutado.
“La pobreza y la desigualdad están inquietantemente extendidas. Uno de cada cinco habitantes del planeta vive, todavía hoy, en la pobreza absoluta. Incluso en varios países ricos como Estados Unidos y Japón, una de cada seis personas vive en un estado de pobreza relativa. Aparte de la situación existente en un puñado de países europeos, la desigualdad de ingresos oscila entre lo grave y lo chocante”33.
“Demasiadas personas aceptan la pobreza y la desigualdad como resultados inevitables de diferencias naturales en cuanto a las capacidades de los individuos. Se nos aconseja convivir con esas realidades del mismo modo que lo hacemos con los terremotos y las erupciones volcánicas. Pero como hemos visto, la pobreza y la desigualdad están supeditadas a la intervención humana”34.
Volvemos sobre la visión de Manuel Castells en una larga cita a la que se atribuye especial importancia. Él expresó hacia 1999 lo siguiente: “Desde una perspectiva histórica más amplia, la sociedad representa un cambio cualitativo en la experiencia humana. Si aludimos a una ‘antigua tradición sociológica según la cual, en el nivel más fundamental, cabe entender la acción social como el modelo cambiante de las relaciones entre naturaleza y cultura, estamos en efecto en una nueva Era’”.
“El primer modelo de relación entre estos dos polos fundamentales de la existencia humana se caracterizó durante milenios por el dominio de la naturaleza sobre la cultura. Los códigos de la organización social expresaban casi directamente la lucha por la supervivencia bajo el rigor incontrolable de la naturaleza, como nos enseñó la antropología, remontando los códigos de la vida social hasta las raíces de nuestra entidad biológica”.
Según Castells “el segundo modelo de relación establecido en los orígenes de la Edad Moderna, asociado con la Revolución Industrial y el triunfo de la razón, contempló el dominio de la naturaleza por la cultura, formando a la sociedad mediante el progreso del trabajo, por el cual la humanidad encontró tanto su liberación de las fuerzas naturales como su sometimiento a sus propios abismos de opresión y explotación”.
“Estamos entrando en un nuevo estadio en el que la cultura hace referencia directa a la cultura, una vez dominada la naturaleza hasta el punto de que esta se ‘revive’ (“preserva”) de modo artificial como una forma cultural: de hecho, este es el significado del movimiento ecologista, reconstruir la naturaleza como una ‘forma cultural ideal’”.
Finaliza Castells: “Debido a la convergencia de la evolución histórica y el cambio tecnológico, “hemos entrado en un modelo puramente cultural de interacción y organización sociales. Por ello, la información es el ingrediente clave de nuestra organización social, y los flujos de mensajes e imágenes de unas redes a otras constituyen la fibra básica de nuestra estructura social. No quiere decir que la historia haya acabado en una feliz reconciliación de la humanidad consigo misma”. De hecho, es casi lo contrario: la historia está solo comenzando, si por ella entendemos el momento en que, tras milenios de batalla histórica con la naturaleza, primero para sobrevivir, luego para conquistarla, nuestra especie ha alcanzado el grado de conocimiento y organización social que nos permitirá vivir en un mundo predominantemente social. Es el comienzo de una nueva existencia y, en efecto de “una nueva era, la de la información marcada por la autonomía de la cultura frente a las bases materiales de nuestra existencia”. Pero no es necesariamente un momento de regocijo porque, solos al fin en nuestro mundo humano, habremos de mirarnos en el espejo de la realidad histórica. Y quizás no nos guste lo que veamos”35. Hasta aquí la cita de Manuel Castells.
33 Ha-Joon Chang. (2015). Economía para el 99 % de la población. Barcelona: Debate, Penguin Random House. P. 310.
34 Ha-Joon Chang. (2015). Economía para el 99 % de la población. Barcelona: Debate, Penguin Random House. Pp. 310-311.
35 Castells, M. (1999). La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Volumen I: La Sociedad Red. México: Siglo XXI Editores. Pp. 513-514.