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No existe demora
ОглавлениеPara responder a la cuestión de si se puede adelantar o demorar la Segunda Venida, Wallenkampf resalta la soberanía absoluta de Dios con respecto a la parusía. Su postura es clara: “Ni por un momento debemos pensar que tú o yo podemos cambiar lo que Dios ha establecido y diseñado”.34
En primer lugar, Wallenkampf intenta brindar una visión alternativa a algunos textos bíblicos. Tal es el caso de 2 Pedro 3:12: “Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán desechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán” (RVR). Lo que más le preocupa a Wallenkampf de este texto es la noción de “apresurar” la Segunda Venida. Al hacer el análisis, el autor menciona que esta tiene dos sentidos: transitivo o intransitivo. En el primer caso, el verbo speudo se podría traducir como “acelerar”, y la segunda posibilidad sería “acelerar hasta” o “profundo anhelo”.35 Wallenkampf afirma que esta palabra, en el texto de 2 Pedro, tiene más bien la connotación de algo que se anhela profundamente y no el sentido de apresurar la Venida.
Es patente que la posición de Wallenkampf no deja el más mínimo lugar para la actividad humana en la determinación de la fecha del regreso de Jesús. Es más, llega a declarar que pensar que “seres humanos pecadores sean capaces de atar de manos al Omnipotente al punto de impedirle llevar a cabo sus planes” es “el colmo de la arrogancia”.36 Creer que el ser humano puede desempeñar algún papel importante en este sentido37 sería caer en “la blasfemia”.38 Dios es soberano, y por eso ha determinado la hora.39
Dentro de esta postura, pensar en una demora es ilógico. La demora es una prolongación del tiempo más allá de lo previsto, lo que da a entender que se fracasó en cumplir con un plazo estipulado por anticipado. Pero si Dios, en su absoluta potestad, ha fijado la fecha para su segunda venida, no es coherente pensar en una demora, ya que el momento de la Segunda Venida es potestativo de Dios (Hech. 1:7).
Wallenkampf dialoga con la postura opuesta –la así llamada “escatología de la cosecha”, que se analizará en el siguiente apartado–, que afirma que la actividad humana puede marcar una diferencia en la fecha de la Segunda Venida. En este contexto, afirma:
“Pero, aun cuando hagamos lo mejor de nuestra parte, nuestros esfuerzos no determinan el momento en que habrá de realizarse la cosecha de este mundo ni el regreso de Cristo. Al igual que la cosecha del grano de este mundo, la maduración que culminará en la cosecha espiritual de este mundo depende de las fuerzas que están fuera del control humano.40
Puede verse claramente que, en la postura de Wallenkampf, todo el acento está colocado en las acciones y los planes divinos, negando rotundamente la participación del hombre tanto en las actividades que anteceden a la Segunda Venida como en la determinación de la fecha de este evento.