Читать книгу ARCO. Los peregrinos perdidos - Mario Merago - Страница 13

Оглавление

2. Preparación

Tanto Isadora como Arco sabían que físicamente requerirían practicar un poco de ejercicio para estar en forma. No se trataba de hacer turismo, sino de andar por caminos polvorientos o senderos boscosos, de peregrinación a pie.

Isadora solía dedicar una hora diaria a correr. Alternaba las zonas más despobladas con la arboleda floreciente cercana a la rotonda de salida hacia Alía. Solo tenía que cruzar de vez en cuando el arco a las puertas del monasterio, calle abajo, dejando tras de sí el cartel de Guadalupe. Debía entrenarse para domar las zapatillas de deporte que se había comprado.

Arco, por su lado, se dedicaba a ir dos horas semanales a un gimnasio o a dar largos paseos por el acueducto, allá por las antiguas supuestas vías férreas. Cerca se localizaba su vivienda. Estaba dispuesto a no volver a coger sobrepeso, pero era una meta que cada día se le hacía más imposible.

A medida que se iba acercando el momento de partir, Arco e Isadora precisaban saber el ritmo, acompasarse y dialogar, sentirse seguros de la compañía mutua, de salir, en definitiva, de su zona de confort.

Decidieron compartir jornadas entre molinos y puentes, alrededor de una pequeña laguna, en las cercanas tierras del lugar. Luego, en el camino, se darían cuenta de que su entrenamiento era a todas luces insuficiente para acometer la dureza de algunos tramos.

Arco lo reconsideró un poco. Sus dificultades le atemorizaban, o eso le habían hecho creer siempre de una forma inconsciente, pero sabía que estaba preparado, por lo menos físicamente.

Los dos acompañantes estaban convencidos.

ARCO. Los peregrinos perdidos

Подняться наверх