Читать книгу ARCO. Los peregrinos perdidos - Mario Merago - Страница 17
Оглавление6. Despierta
A la mañana siguiente Isadora, recién despierta, no encontraba el peine. Estaba desorientada por despertarse a tan temprana hora. Llamó a la puerta de la habitación de Arco, se peinó con el de él y rápidamente los dos se volvieron hacia las escaleras con intención de bajar a la primera planta, camino del mostrador.
Como les comunicó anteriormente el posadero, allí se encontraba Jon Jack:
—Buenos días —dijo secamente con una voz raspada—. Me llaman el Pollo. Os hago entrega de la compostelana, que hay que ir sellando en cada parada del camino, al menos dos veces por etapa, da igual que sea en bares o en iglesias. Alrededor de las ocho de la mañana todos los días trasladaré vuestras mochilas al siguiente alojamiento —dejó caer con un tono áspero—. Os coloco esta etiqueta identificativa que no deberéis retirar durante el resto de la semana. De esta manera, lo único que tenéis que hacer es dejarla en la recepción de cada alojamiento antes de salir a caminar —comentó un poco descortés—. ¿Lo habéis entendido?
—Sí, gracias —dijeron al unísono Arco e Isadora tras preguntar dónde debían desayunar.
Los dos se quedaron extrañados por su raro comportamiento. Arco comenzaba a ver a Jon con un mal mirar, pero no sabía cómo juzgarle sin conocerle; daba la sensación de que se trataba de un joven maduro, pero había algo en él. No representaba el posible cansancio a causa de las excesivas horas que pudiese llevar en la recepción nocturna, sino algo diferente, algo que a Arco le hacía desconfiar del apodado como el Pollo.
—Vuestros equipajes serán entregados en el siguiente alojamiento, como mucho tardar, entre las 13:00 y las 15:00 horas —añadió Jon a modo de despedida.
Los dos compañeros no solo llevaban la credencial recién sellada, sino también la ilusión con la que se iniciaba una nueva jornada, y por ahora no resultaba gratificante. Menos mal que tras unos cinco minutos volvieron a sentir el calor del hogar en un suculento desayuno en compañía de mochileros. Llegaba la hora de conocer a más peregrinos.