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LAS PARTÍCULAS EN SUSPENSIÓN
ОглавлениеLas partículas en suspensión, o material particulado, son las partículas sólidas de la atmósfera, y pueden ser de cualquier tipo de material. Pueden ser partículas de tamaño suficiente para que se puedan ver a simple vista, empezando por la arenilla y el polvo. Estas partículas más grandes son importantes por lo que afectan a la visibilidad, y también por las molestias que provocan cuando se posan sobre los edificios, los coches o la ropa. En el capítulo 7 hablaremos con mayor detalle de estas partículas en suspensión. Pero estas mayores no afectan directamente a la salud, en parte porque suelen posarse en el suelo y otras superficies inmediatamente después de ser liberadas a la atmósfera, y sobre todo porque son demasiado grandes para que podamos inhalarlas.
Normalmente nos afectan más las partículas muy pequeñas, tanto que no las podemos ver. Son partículas lo bastante pequeñas como para que pasen el eficiente sistema de filtración que son la boca y la nariz, y penetren en los pulmones. Antes nos ocupábamos principalmente de partículas con un diámetro de menos de diez micras, y las llamábamos «partículas inhalables», pero hoy se conocen universalmente como «PM10». Hablando con propiedad, las PM10 son «partículas que pasan por un espacio selector de tamaño con un corte de inyección eficiente en un 50 % en un diámetro aerodinámico de 10 µm».1 Si alguna vez te has preguntado que son las PM10, y por qué son así, pues ya lo sabes, y espero que te alegraras de preguntarlo. Son partículas lo bastante pequeñas para que se puedan inhalar por la boca o la nariz, pero demasiado grandes para entrar en los pulmones. Por esto la atención se ha dirigido mucho más a partículas aún más pequeñas llamadas «PM2,5» o «PM1», es decir, partículas con un diámetro de menos de 2,5 o 1 micras. Estas partículas pueden pasar directamente a los pulmones cuando respiramos (al inhalar), razón por la que se las llama también material particulado «inhalable». Y a veces estudiamos las PM0,1, es decir, partículas de diámetro inferior a 0,1 micras. Una micra es la millonésima parte de un metro, o, si se prefiere, la milésima parte de un milímetro. De modo que en el espacio que media entre un milímetro y otro de una regla podrías alinear 400 PM2,5. Sin embargo, para que fuera una opción atractiva, la tarde tendría que ser especialmente aburrida. La imagen muestra el tamaño de las partículas PM10 y PM2,5 comparado con el de un pelo humano o un grano de arena de la playa.
Partículas PM10 y PM2,52
Los niveles de partículas en suspensión no se pueden describir en porcentajes de volumen, como en el caso de los contaminantes gaseosos. Pero sí como concentración en masa o en porcentajes de su masa. Un metro cúbico de aire al nivel del mar pesa en torno a 1,2 kilos. Los niveles de PM2,5 en la atmósfera suelen rondar los 10 microgramos por metro cúbico (µg/m3; un microgramo es la millonésima parte de un gramo). De modo que las PM2,5 equivalen a un 0,0000008% de la masa del aire. Con esta concentración, la cantidad de PM2,5 en el aire del interior del Albert Hall ocuparía más o menos una cuarta parte de una cucharita de té, y pesaría más o menos lo mismo que un pequeño clip sujetapapeles. No es mucho. Incluso con los niveles más altos de PM2,5 de las ciudades con mayor polución del mundo, solo en torno a una docemillonésima parte de la masa de aire que la gente respira contiene material particulado suficientemente fino para que penetre en sus pulmones. Pero esto es lo que provoca los siete millones de muertes prematuras anuales en todo el mundo. No es extraño que esta pequeñísima cantidad de material sea difícil de medir, más aún de tratar, y muchísimo más difícil aún de demostrar lo que ha ocurrido una vez que ha ocurrido.