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EL TRATAMIENTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO SIN OCUPARSE DE LA CALIDAD DEL AIRE

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Gran parte de la atención a la reducción de los gases de efecto invernadero se ha puesto en el uso de energías renovables. Algunas de estas tecnologías tienen la ventaja de que sus emisiones son nulas o muy escasas, también en lo que afecta a la contaminación del aire. Las energía eólica, solar e hidráulica son realmente de emisiones cero, y la sustitución del sistema convencional de generación de energía por estas tecnologías supondría la consiguiente reducción de las emisiones de contaminantes del aire en el punto de generación. Sin embargo, la situación se complica si consideramos las tecnologías renovables que implican quemar madera, residuos agrícolas y desechos biogénicos. Son materiales con muy escasa emisión de gases de efecto invernadero. Efectivamente, la combustión de biomasa produce emisiones de dióxido de carbono, pero el carbono procede de fuentes biológicas y no de combustibles fósiles, por lo que no se considera que el dióxido de carbono que emite la quema de materiales biológicos contribuya de forma general a las emisiones de gases de efecto invernadero. El carbono de la madera procede del dióxido de carbono de la atmósfera y, antes o después, volvería a ella de nuevo como dióxido de carbono, de modo que la quema de madera no afecta a este proceso cíclico general. Simplemente, el proceso de combustión asegura que se produzca más pronto que tarde. Esto significa que (más o menos) podemos descartar que el dióxido de carbono derivado de la combustión de materia orgánica contribuya a las emisiones de gas de efecto invernadero.

Sin embargo, estas amables fuentes de energía de biomasa no son de emisión totalmente cero desde el punto de vista de la contaminación del aire. Desde la estufa de leña que tengo en la sala de estar hasta la última ola de digestores anaerobios de las granjas y las fábricas de alimentos, la combustión de biomasa sí emite auténticos contaminantes del aire. Y en el caso de estos contaminantes no podemos hacer distinción alguna entre fuentes biológicas y fuentes fósiles: los contaminantes que emite la combustión de biomasa son lo que son. No compensan nada lo que pudiera ocurrir si no se contara con ella. En muchas partes del mundo, la combustión doméstica a pequeña escala de biomasa como la madera y el estiércol de los animales contribuye de forma importante a la exposición a la contaminación del aire, tanto en recintos cerrados como al aire libre. Como ocurre con la cocina y la calefacción, la quema de madera en fábricas de tamaño medio para generar calor, electricidad o, lo más deseable, ambas, es una práctica presente en todo el mundo. Es posible que la quema de biomasa no genere mucho carbono, pero sí mucha contaminación. Hay que manejarla con cuidado.

El aire que respiras

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