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Field Report > Luciano.

El juego. En este FR, Luciano narra una experiencia propia para describir cómo se siente con respecto a sus habilidades como seductor.

Estilo de vida Aven para una aventura de discoteca

«El viernes Mike me escribe por Whatsapp que fue a bailar y se retiró del lugar acompañado por una mujer; le pido que me cuente cómo ocurrió:

–No tengo mucho que contar... Nos besamos, salimos de ahí y fuimos caminando hasta mi casa.

“¡Qué fácil!” pensé. Esa misma noche me organicé con un amigo para ir a una discoteca en donde tocaba un DJ amigo. Allí charlé con gente y terminé en una conversación casual con una flaca que también resultó ser conocida del DJ. Morocha, alta, ojos grandes y verdes. De repente eran ya las 4:30 AM; ambos estábamos hablando y riéndonos de pavadas hacía más de diez minutos, cuando simplemente le dije “¿Vamos?”. “¡Dale!” me respondió, y salimos sin siquiera habernos besado. Nos besamos después de caminar unos metros, estando ya en la calle. A casa y a la cama. Al día siguiente, con Mike, el diálogo fue el mismo, pero con los protagonistas cambiados.

–No tengo mucho que contar. Salimos de ahí, nos besamos y fuimos caminando hasta mi casa.

Entonces ¿no sirve de nada aprender seducción? Pero. ¿por qué estas cosas nunca me pasaban antes? La clave, pienso, es el estilo de vida. ¡La estrategia de seducción ahora soy yo mismo! Soy, digamos, un emprendedor exitoso, joven, que se viste bien; tengo sentido del humor y buenos amigos. Soy divertido y me gusta divertir a los demás. Siempre lo fui, pero quizá antes no lo creía o no me daba cuenta de cuán atractivo resulta eso para las mujeres. Ahora considero que, en realidad, si esto está a la vista y no cometemos errores tontos, está todo hecho. ¿Qué más precisan ellas? ¡Nada! Y por si esto fuera poco, ahora sé de seducción: eso me ayuda y mucho.

Me sirvió para posicionarme como premio en la charla. Me fue útil cuando se acercó un hombre a interrumpir y sutilmente evité que se convirtiera en competencia. Me ayudó para darme cuenta, al salir, cuando ella se encontró a una amiga, que lo mejor era ponerme a hablar por teléfono y no me quedarme sin nada que hacer esperándola. Me sirvió para besarla sin titubeos. Y, por sobre todo, me vino muy bien para saber medir sus indicadores de interés y reconocer el momento en que debía decir “vamos” para que terminásemos juntos en mi casa.

Sin estos años de aprendizaje, seguramente hubiese ido demasiado rápido o me hubiera retrasado en besarla. Probablemente, el hombre que se acercó me hubiese opacado fácilmente, o tal vez yo hubiera actuado como un necesitado en la puerta, cuando ella encontró a su amiga, o la hubiese besado torpemente. Y si la flaca no se hubiera ido antes, a pesar de tanta torpeza y falta de conocimiento, hubiera tardado tanto en decirle “vamos” que probablemente ella ya ni siquiera estaría allí. Y me habría perdido una inolvidable noche de placer, sexo y diversión.

Ahora mismo escribo este FR en la laptop desde el bar que está frente a mi casa. Ella aún duerme, le dije que bajaba a comprar el desayuno. Ahora planeo subir y despertarla con otra dosis de vida Aven.»

El juego de la seducción

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