Читать книгу Saliendo de tus círculos viciosos - Matías Azarola - Страница 11

Оглавление

Dudas e Inseguridades

Haz lo que tengas que hacer resueltamente, con todo tu corazón. El viajero que duda, únicamente levanta polvo en el camino. (Buda).

Las personas tenemos la capacidad de analizar situaciones y prever posibles escenarios. Antes de poner en práctica una solución anticipamos sus posibles consecuencias. Por ende, dudar un poco es sano.

Antes de tomar decisiones importantes es conveniente evaluar las distintas opciones de las que disponemos para elegir la más conveniente. No es sensato hacer lo primero que se pasa por la cabeza, menos cuando hay cosas importantes en juego. Sin embargo, el exceso de duda puede resultar paralizante.

La duda tóxica es aquella que nos estanca, dificultando poner en práctica alguna solución al problema que nos aqueja. Es aquella duda que nos hace reveer una y otra vez cada opción sin optar por ninguna. La persona queda estancada buscando la opción perfecta, perdiendo de vista que quizá no exista

El problema se agrava cuando la duda se vuelve un hábito. En estos casos la persona va perdiendo capacidad de resolución propia y, debido a ello, tiende a buscar apoyo en otras personas. Entonces nos volvemos adictos a los consejos y aprobaciones de los demás. ¿Qué ropa me queda mejor? ¿Cambio o no mi trabajo?

De esa manera, a medida que se va relegando tomar decisiones, las dudas van creciendo y abarcando más aspectos de nuestra vida, mientra que la seguridad en nosotros va decayendo.

El círculo negativo de la duda es el siguiente:


Salir de la duda

Si hoy día estás teniendo dificultad para tomar decisiones es porque se te ha hecho un hábito. Lo malo de los hábitos (cuando éstos no son saludables) es que cuesta desprenderse de ellos. No obstante, es posible cambiarlos, siempre y cuando tengamos la determinación para hacerlo.

Entonces te preguntarás: ¿Cómo cambiar mi hábito de dudar constantemente y ser más decidido?

Lo cierto es que la duda se encuentra muy relacionada con el miedo, y a los miedos solo es posible vencerlos cuando los enfrentamos. Lo que nos hace dudar es el temor a las consecuencias de tomar una mala decisión. El “qué pasará” o “qué dirán” siempre está en la base de toda duda.

Cuando la persona se queda enredada en la incertidumbre, lo que normalmente hace es buscar palabras de aliento (en otros o en ella misma), para (auto)convencerse de que es capaz de resolver satisfactoriamente la situación, o que nada muy malo podría pasar al tomar una mala decisión. Sin embargo, por mucho que intentes convencerte racionalmente de que tus miedos son infundados, esto no atenuará el temor. La seguridad no es algo que pueda conseguirse con palabras.

La fórmula siguiente es falsa y la causa de que te hayas quedado tanto tiempo estancado en el problema:

Consigo seguridad------ luego ------> Decido

Los temores sólo ceden mediante una experiencia que los contradiga. Es la experiencia práctica la única que puede contradecir eficazmente y hacerte cambiar de perspectiva.

Gran parte del problema de la inseguridad radica en que desconocemos cuales son nuestras capacidades y límites. Tememos enfrentar situaciones que no sabemos si estamos a la altura de resolver. imaginate que sos el comandante de un ejército y tenés a tu cargo 1000 soldados y estás por ir a un combate donde sabes que tus adversarios son solamente 100 .¿Temerias? Lo más probable es que no, ya que tus recursos exceden las dificultades a enfrentar. Pero, qué pasaría si tuvieras que combatir, pero no supieras con cuántos soldados contas, ni cuántos serán tus contrincantes. En este escenario es muy probable que elijas evitar la confrontación. Lo mismo sucede con las inseguridades, al evitar enfrentar situaciones incómodas fuiste de a poco perdiendo conocimiento de los recursos con los que contabas hasta que, llegado un momento, casi cualquier problema se convirtió en un potencial peligro.

Debido a ello, para lograr salir del “círculo de la inseguridad” lo que debemos hacer es volver a tomar conocimiento de las fuerzas y recursos que tenemos, para así estar en mejores condiciones de elegir qué batallas enfrentar y cuáles evitar. Esto lo lograremos solamente poniendo a prueba de a poco, gradualmente, nuestras capacidades.

La inseguridad irá disminuyendo a medida que vayas actuando, esto es, tomando decisiones, al mismo tiempo que propiciará que conozcas tus capacidades.

Comienzo a decidir ------ luego ------> La duda pierde poder

Poniendo en práctica la teoría

Como dijimos anteriormente, para sentirnos más seguros es necesario comenzar por actuar y enfrentarse a nuestras inseguridades. Pero ¿Cómo armar un plan de acción que se ajuste a nuestra situación? ¿Cómo aplicar esta norma general a mi situación puntual?

Para hacerlo recurriremos a las fórmulas 2 y 3.

Fórmula 2: Dividir el problema.

Como hemos visto, una estrategia sumamente útil para resolver problemas es dividirlo. En este caso lo que haremos es dividir nuestra meta en pequeños escalones que sean posibles de abordar con la seguridad que ya tenemos, sea mediana o mínima, no importa en qué punto te encuentres. Vimos que a medida que fuimos relegando decisiones la seguridad fue decayendo así que ahora retomaremos el camino inverso para incrementar la seguridad.

La seguridad es una cuestión de grados, nunca se es totalmente seguro de sí, ni tampoco existe la falta total de seguridad.

Sin importar que tan poca independencia o seguridad tengas hoy día, siempre contás con algo y siempre es posible incrementarla. La autoconfianza es una habilidad, y como toda habilidad puede ser desarrollada. La mejor forma de hacerlo es gradualmente, enfrentando nuestras inseguridades, subiendo de a poco la dificultad. Veamos cómo:

Ejercicio: dividir el problema

Paso 1: Comenzá haciendo una lista de entre diez o quince situaciones cotidianas en las que tenés dificultades para tomar decisiones. De esta forma dividiremos LA INSEGURIDAD en pequeñas inseguridades.

Paso 2: Luego asigna a cada decisión un número entre el uno al diez según la dificultad que tenés para tomarla.

Paso 3: Por último, iniciá enfrentando las situaciones que tengan el puntaje más bajo para luego ir escalando en dificultad. A medida que vayas decidiendo tu autoconfianza y seguridad irá haciéndose cada vez mayores.

Importante: si ves que todas las decisiones que anotaste en el punto uno te resultan demasiado difíciles para enfrentar, es probable que sea porque no incluiste aquellas decisiones que te generan una incomodidad leve. En ese caso volvé a hacer la lista incluyendo inseguridades más pequeñas, aquellas que puedes llegar a enfrentar hoy mismo.

Ten presente que hacer algo nuevo siempre implica salir de nuestra zona de confort y ello irá acompañado de cierto grado de incomodidad. Durante las prácticas te sentirás algo incómodo, esto es normal. Sin alguna cuota de esfuerzo no se producen resultados, o no por lo menos los resultados favorables. Desear mejorar una faceta tuya sin esfuerzo es como querer ir al gimnasio y no cansarte. Entrenar tu autodependencia costará, pero te aseguro que los resultados valen la pena.

Es importante que tengas siempre presente por qué decidiste enfrentar tus inseguridades. No pierdas de vista lo mucho que limita tu vida la duda excesiva; tené presente cuales anhelos debiste abandonar por hacerle caso a tus temores. ¿Cómo sería tu vida si te decidieras a enfrentar tus límites?

Esto te servirá como motivación . Nadie llega a nada si pierde de vista su meta.

Tips y reflexiones para ayudarte a decidir. Cuando la duda nos lleva a postergar

Para adquirir determinación puede resultar de ayuda saber que cuanto más delegues o postergues tus decisiones, más difícil será que las tomes en el futuro. La duda, al igual que un enemigo, irá ganando terreno en tu vida.

También tené en cuenta que el tiempo pasa siempre, hagas lo que hagas. Si estás postergando comenzar una dieta o un nuevo proyecto, tené presente que el futuro llegará, aunque parezca lejano, y estarás en diferentes condiciones dependiendo las opciones que elijas hoy.

Además, hay que tener presente que los problemas nunca se solucionan solos, salir de la situación que te aqueja solo depende de vos. Recorda que postergar también es elegir, elegir no hacer.

Dudas por no saber cuál será la solución más conveniente

Este es el tipo de duda más frecuente. ¿Qué será mejor hacer? No podemos adivinar el futuro, al elegir siempre nos guiamos por indicios (situaciones semejantes, consejos, intuiciones, etc.) pero a ciencia cierta nunca sabemos exactamente cuál será la consecuencia de nuestro accionar.

En estos casos, como dice Schopenhauer, conviene simplemente quedarse tranquilo de corazón sabiendo que la opción por la que nos inclinamos era razonable y que siempre es posible errar, ya que nunca podemos estar seguros de lo que acontecerá en el futuro.

Intentemos no hacernos adictos a las opiniones ajenas porque todos pueden equivocarse. Ninguna persona puede garantizarte una solución que se ajuste perfectamente a vos. TODAS son soluciones hipotéticas y TODAS pueden FALLAR no importa de quien provenga el consejo. Así que si vas a cometer errores, lo mejor es cometerlos por cuenta propia, porque cuando erramos habiendo hecho caso ciegamente a los consejos de otros el malestar es doble:

1. porque la situación no se resolvió y

2. porque te reprochás no haber hecho lo que consideraste correcto.

Detrás de las indecisiones también pueden encontrarse pensamientos perfeccionistas. Algunas veces la indecisión se produce porque la persona busca meticulosamente una opción ideal. Esto ocurre generalmente cuando las opciones disponibles no son totalmente atractivas. Por ejemplo, si tenés dos eventos importantes a los que te gustaría asistir. En estos casos no existe una opción perfecta ya que elijas lo que elijas siempre se gana y se pierde algo.

La mejor estrategia para poder salir de la duda en estas situaciones es aceptando que no siempre podemos obtener todo lo que queremos. Para cumplir nuestras metas es importante poder relegar otras. Priorizá la opción que consideres más importante, desprendiéndose de aquello que perderás. Si sentís culpa por haber abandonado la alternativa, simplemente tené presente que elegiste razonablemente y en cualquier caso algo se hubiese perdido.

Otras veces optamos entre lo que nos gustaría hacer vs lo que deberíamos hacer. Por ejemplo, si tenías pensado salir con amigos pero un familiar te llama pidiendo ayuda porque se encuentra pasando un momento difícil. Aquí es importante que sepas cuáles son tus valores personales y qué acciones te representan. Cualquiera que sea la opción que elijas, ésta debe estar en consonancia con tus valores morales. Te recomiendo que nunca sigas un sendero del cual no estés orgulloso. Las situaciones pueden cambiar, el placer es efímero, pero quien sos te va a acompañar siempre.

Saliendo de tus círculos viciosos

Подняться наверх