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Círculos Negativos

A lo largo de la vida encontraremos distintos obstáculos que se interpondrán entre nosotros y nuestros proyectos. Lo esperable es que, a medida que crezcas, vayas superando distintas adversidades y al hacerlo, también te superes. Sin embargo, esto no siempre resulta así; algunas veces los mismos problemas se repiten una y otra vez a lo largo del tiempo, mientras que otras veces simplemente decidimos mirar hacia un costado, dejándolos pendientes, hasta que alguna eventualidad nos recuerda su existencia. A estos problemas persistentes los llamo Círculos Viciosos.

Los círculos Viciosos son situaciones problemáticas, que se mantienen estables y de las cuales no podemos salir, que se producen cuando no dejamos ir aquello que se encuentra fuera de nuestra voluntad o cuando, ya sea por miedo o desánimo, evitamos enfrentarnos a un problema. La evitación también incluye insistir en soluciones que ya demostraron ser inútiles, y viejos patrones de comportamiento que empeoran nuestros problemas. Implica quedarse dentro de nuestra zona de confort, aún cuando es dañino hacerlo. No pretendamos que algo cambie si seguimos haciendo lo mismo.

Este libro hablará sobre estos pendientes pero, sobre todo, cómo superarlos y alcanzar una vida plena, feliz. Entonces ¿Qué entendemos por felicidad? ¿Qué relación tiene la felicidad con la capacidad de superar obstáculos?

Felicidad: Saber cuándo y dónde actuar

“La felicidad y la libertad comienzan con la clara comprensión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Sólo tras haber hecho frente a esta regla fundamental y haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no, serán posibles la tranquilidad interior y la eficacia exterior.” -Epicteto-

Epicteto fue un filósofo de la Roma Antigua, y uno de los principales referentes de la filosofía estoica. Esta corriente de pensamiento se ocupó principalmente de investigar cuáles son las fuentes de nuestro sufrimiento y de qué manera podemos los seres humanos, vivir una vida tranquila y feliz.

Los estoicos pensaban que la felicidad no depende de las circunstancias externas (aunque no desconocen que éstas pueden incidir en nuestro estado de ánimo), sino que es nuestra actitud frente a los acontecimientos lo que determina, en mayor grado, cómo nos afectarán.

La felicidad se alcanza con un correcto discernimiento entre las cosas que están bajo nuestro control y las que no; esforzándonos en cambiar las primeras y aceptando, dejando ir, las segundas. Si un problema se puede resolver, dirían ellos, no hay nada de qué preocuparse, sólo ocuparse; en caso de que no sea posible remediarlo, entonces tampoco sería un problema, sino una realidad a ser aceptada, y nuestra actitud debiera ser soltar nuestro deseo de que sea algo distinto de lo que es. Si intentamos cambiar algo que por naturaleza escapa a nuestro control nos convertiremos, argumentaba Epicteto, en personas amargadas o nerviosas.

Imaginemos las siguientes situaciones: una donde nos negamos a aceptar la realidad y luchamos tozudamente para cambiarla y otra, donde a través de la acción, creamos la solución.

Situación 1 “no aceptación”: mi hija de 18 años recién cumplidos aparece un día con un tatuaje; esta situación me provoca un profundo desagrado, llevándome a reprocharle y sostener múltiples discusiones a lo largo de la semana. No acepto lo que ella elige para su vida y su cuerpo, y en vez de entenderla, o al menos respetarla, gasto energía en discusiones inútiles que deterioran la relación que tengo con ella.

Situación 2 “actuar”: Por descuido puse a lavar un pantalón con pañuelos de papel en el bolsillo. Obviamente, me doy cuenta cuando al sacar la ropa recién lavada, veo trocitos de papel pegados en todas las prendas. Acto seguido, cuelgo la ropa y cuando esta se secó me pongo pacientemente a despegar los pedacitos de papel.

En la primera situación, se observa la dinámica donde uno no acepta al otro tal como es, e intenta desesperadamente cambiarlo, gastando energía y frustrándose, al mismo tiempo que se aleja de una solución “sana”.

En la segunda situación, se ejemplifica un desenlace de acción: tuve un problema, lo acepté y sólo en ese momento pude hacer algo para solucionarlo.

Aceptar las situaciones en la manera en que se presentan es el primer paso en la resolución de nuestros problemas. A partir de ello, podremos elegir qué acción es la más conveniente.

Todo problema, más allá de sus particularidades, se mantiene estable cuando evitamos enfrentarlo o cuando no dejamos ir aquello que es irremediable.

Los problemas suelen estar compuestos por distintos elementos, algunos modificables y otros no. Enfocate en las cosas sobre las que tenés control y aceptá el resto.


En el siguiente cuadro aparecen algunos ejemplos:

Cosas que puedo controlarCosas que no puedo controlar
Lo que hago.Lo que digo.Mi esfuerzo.Elección de metas y valores.Las acciones de los demás.Los sentimientos de los demás.Los pensamientos de los demás.Contingencias de diversa índole.
Saliendo de tus círculos viciosos

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