Читать книгу La tradición profunda del yoga - Michael Stone - Страница 14

Оглавление

3. MĀRGA

TRAZAR EL CAMINO

Yoga […] ya se ha vuelto una palabra común en inglés, aunque en su sentido más físico, como haha yoga. En la Gītā, tiene una gran variedad de significados: camino, práctica, disciplina, meditación, entre otros. Restringirla únicamente a “disciplina” sería empobrecerla.

—STEPHEN MITCHELL, Introducción a la Bhagavad Gītā

El yoga como camino es la salida de nuestro condicionamiento presente y la vía para liberarnos de las condiciones que suelen atraparnos: una práctica y una filosofía descrita de diversas maneras en textos como los primeros Vedas, el Yoga Sūtra y la Bhagavad Gītā. Desde un punto de vista indio, lo contrario del sasāra es un espacio abierto a posibilidades en el que podemos prosperar y salir de donde nos encontremos atascados.

La libertad solo tiene sentido si la entendemos como la liberación de una condición no libre. Siempre implica “liberarse de algo”. La iluminación es un movimiento por el cual nos liberamos de aquello que nos estorba y atrapa.

¿Qué constituye el camino del yoga? En primer lugar, está la idea de que en verdad existe un camino. El término sánscrito para “camino” es mārga, que puede referirse a un sendero, una ruta o la idea de dirección. La raíz marg significa “buscar” o “procurar”, y también se la asocia a la raíz verbal mrj, cuyo significado es “seguir una dirección en particular”. Asimismo, un camino espiritual nos ofrece una dirección. Todo camino nos marca un claro sendero para seguir. Así como podemos perdernos en un bosque sin un sendero claro para seguir, percibimos el camino espiritual de forma intuitiva porque la misma intuición nos señala cuándo hemos salido del sendero. Aun cuando no sabes qué sendero espiritual estás siguiendo, puedes saber con certeza cuándo te has desviado de un camino propicio.

Un camino también implica que ya hubo otros que lo recorrieron antes que nosotros. En el sistema aāga vinyasa de Pattabhi Jois o en el método de las secuencias de posturas enseñado por B. K. S. Iyengar, hay un mapa de secuencias que son prácticamente idénticas. Ramamohan Brahmacari le enseñó a Kamacharya (maestro de Jois y Iyengar) esta secuencia en una cueva en el Tíbet; también vio diagramas de secuencias de posturas ilustrados en un texto perdido, conocido como el Yoga Koruntha, el cual se dice que fue hallado en una biblioteca en Calcuta. En términos de la técnica de la práctica, un camino es creado por la tradición y la puesta a prueba y el perfeccionamiento de dicha tradición al cobrar vida en la experiencia presente del practicante.

Otra característica de todo camino es que existen señales, indicadores e instrucciones que nos ayudan a orientarnos en el paisaje de la travesía, un paisaje generalmente plagado por las ideas autoimpuestas que creamos sobre nosotros mismos y sobre los demás. Hay técnicas de meditación, de ética y principios de alineación que nos sirven de guía, según dónde nos encontremos respecto de las características del paisaje, de modo tal que podamos despertarnos al paisaje propiamente dicho, para entender que tanto el paisaje como el practicante no son más que categorías relativas y que el camino del yoga supera dichas categorías una vez que madura. Subir una cuesta, bajar una colina escarpada o cruzar un río requiere distintos tipos de técnicas. Además, el estilo de vida de un padre de familia, un monje, un adolescente, una persona soltera o incluso un hombre o una mujer puede variar y necesitar diferentes clases de sensibilidad por parte de un maestro. Cuando nació nuestro hijo, debí cambiar mi rutina diaria, que consistía en una práctica matutina de tres horas de āsanas. No solo no dormí durante casi un año, sino que aumentó mi sensibilidad a lo que necesitaban otras personas. La paternidad se volvió una cuestión de satisfacer necesidades. Si hubiera seguido aferrado a las expectativas de mi práctica anterior, tanto mi familia como yo hubiéramos sufrido, además de que claramente no tenía la energía para realizar posturas de yoga después de tantas noches sin dormir. Es importante contar con un camino que sea apropiado para el practicante. Un camino es un modo de estar en el mundo de una forma práctica y accesible, que a su vez desafía nuestra tendencia a conservar los propios movimientos de consuelo habituales. El corazón siempre busca un camino libre de descontento, pero la mente y el cuerpo siempre ofrecen cierta resistencia. Freud describe el camino de la psicoterapia de modo semejante cuando dice que “la resistencia sigue cada etapa del camino”. (9) Sin embargo, es igualmente importante recordar que la acción de prestar atención a lo que está aquí –el funcionamiento de la mente con sus categorías, juicios e ideas acerca de las cosas– es el camino propiamente dicho, la ruta e incluso el medio.

El camino del yoga se ocupa de la libertad interior, y son muchos los métodos y las formas de la práctica en las diversas escuelas de yoga. Existen muchos modos diferentes de concebir la práctica, a veces incluso dentro de una misma escuela, pero el enfoque que estoy abordando aquí se vincula con la liberación del sufrimiento inherente al sasāra: una práctica que comienza en el cuerpo, la respiración y la mente, y constituye el axioma básico del yoga. Aunque parece que hubiera dos mundos –la vida de los quehaceres domésticos y la dedicación disciplinada a la práctica formal–, estos no se hallan en absoluto separados. De hecho, estas dos partes de la vida del yogui se entrelazan para convertirse en el camino propiamente dicho, sin que ningún aspecto de la vida quede separado del yoga ni que el yoga se separe de ningún pensamiento o acto. Toda nuestra vida se funde en la práctica en cada una de las etapas del camino. El despertar no consiste en una mejora de la realidad, sino más bien en un contacto directo con ella.

Como práctica, el yoga revela cómo liberarnos desde el interior del atasco de situaciones transitorias y limitadas. En algunos aspectos no podemos evitar esas condiciones, aunque sí podemos darles menos importancia. La libertad consiste en vivir de tal forma que las situaciones de la vida no nos encierren, nos congelen o nos enreden. Aprendemos a preservar una quietud psicológica interna de no reactividad y acción ética, que equivale a la libertad. Los síntomas del condicionamiento no son solo reflejos de un mundo desequilibrado, sino también el medio a través del cual vemos el mundo. Los celos no son solo una manifestación de múltiples causas determinadas, sino también un modo de percepción a través del cual vemos para luego actuar. Los venenos de la codicia, el odio, los celos y demás no son solo síntomas que afectan la forma en que nos sentimos, sino que, con el tiempo, en un nivel más profundo, se convierten en el modo a través del cual sentimos. La luz por la que el mundo se refleja en nosotros y a través de nosotros es siempre modificada por nuestro condicionamiento e influye tanto en lo que percibimos como en la forma en que lo hacemos. Pattabhi Jois explica la descripción que realiza Patañjali de los cinco kleas como el medio a través del cual podemos ver cómo los síntomas del corazón opacan y distorsionan nuestra experiencia sensorial de la vida cotidiana en la mente y el cuerpo.

La iluminación (moka) se da aquí y ahora. Ocurre cuando dejamos de aferrarnos al ego y nos volvemos más transparentes; cuando soltamos la armadura, caparazón o protección que creemos que somos para así disolver toda separación del mundo exterior. Esto implica sincerarnos con nuestro propio sufrimiento, así como con el malestar del mundo que nos rodea. A esta altura, nuestra práctica espiritual nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo puedo preocuparme tanto por mi propia práctica espiritual cuando hay tanto sufrimiento en el mundo? ¿Cómo podemos llevar una vida que pueda beneficiar a otros de la mejor manera? La clave de este proceso está en ver al ser desequilibrado en un mundo desequilibrado, para intentar armonizarlos, pues no están separados, como alguna vez creímos. Al disipar la centralidad del “yo”, nos abrimos al mundo ampliamente, de modo tal que lo externo y lo interno, lo superficial y lo profundo, tú y yo se vuelven simples denominaciones conceptuales, en lugar de la realidad de la experiencia profunda, que no son dos, sino una.

El camino del yoga nos ayuda a encontrar una respuesta auténtica y significativa al hecho de que hayamos nacido y de que vayamos a morir. Enfrentarse a esta verdad puede resultar aterrador, pero también puede hacernos ver la maravillosa promesa que nos ofrece el yoga: la posibilidad de liberarnos de nuestros intentos de volver inalterable nuestra existencia fluctuante. Aunque nuestras creencias principales nos hacen sentir seguros y más bien inmutables, la práctica de yoga nos enfrenta a la realidad de que somos un torrente cambiante de condiciones que aparecen y desaparecen, y que la única cualidad inmutable que poseemos es la verdad de la existencia de las relaciones. La base de todo no tiene límites.

Empezando por el cuerpo, la mente y la respiración en tanto se los experimenta en el momento presente, la práctica de yoga lidia con los típicos estados hipnóticos de sufrimiento y una existencia condicionada en torno a la cual giramos. Como resultado de esta falta de consciencia, se forman patrones habituales crónicos físicos y psicológicos. Una vez que comenzamos a ver el modo en que nuestras condiciones están construidas, empezamos a desarticularlas hasta revelar el último patrón de condicionamiento: el aferrarse a las nociones del “yo, a mí y lo mío”. Al liberarnos de las consecuencias propias del “yo” y “lo mío”, ya no experimentamos la realidad como un ser aislado. Así, no solo nos volvemos más capaces de relacionarnos con nuestra existencia condicionada, sino que también nos comprometemos más con el mundo interconectado de los vínculos y, por ende, con el complejo y sincero campo de la acción, la compasión y la responsabilidad ética.

9. “The Dynamics of Transference”, The Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, trad. James Strachey, vol. 12 (1911-1913) (London: Hogarth Press, 1966), 113.

La tradición profunda del yoga

Подняться наверх