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Quiero quererte: La actitud
ОглавлениеPara que cualquier relación afectiva funcione, hay que sentir que se quiere a una persona y también tener la intención de querer amarla: querer cuidarla, querer que nos quiera, querer prestar atención a sus necesidades, querer saber lo que le hace feliz…
Algunos aprendizajes apuntan a que amar es una obligación y que, por lo tanto, se puede exigir. Sin embargo, nuestra pareja nos querrá si, y sólo si, nos quiere querer, al igual que nosotros a ella. Definitivamente, no está obligada a hacerlo, ni nosotros a reprocharlo y viceversa.
La conducta de quererpuede parecernos un poco más complicada que el sentimiento, porque requiere algo más de esfuerzo por nuestra parte. El sentimiento, en realidad, ocurre, pero la relación hay que trabajarla y cuidarla. Y se hará aprendiendo a conocerse y a aceptarse; a perder el miedo a equivocarse y a corregir; a rectificar y crecer juntos; a entender al otro y enseñarle a que nos comprenda. Aunque la idea de trabajar la relación y no descuidarla puede resultar poco romántica, más adelante veremos que el amor no es ciento por cien romanticismo y que suelen ser suficientes, e incluso más efectivas, pequeñas dosis bien administradas. Aunque, bien pensado, también resulta tremendamente romántico ver cómo nuestra pareja nos procura cada día algún momento de felicidad.
¿Y hay que hacer todo eso? La respuesta es sencilla: sí. Cuando se quiere la medalla, no queda más remedio que sudar la camiseta y aprender también a disfrutar con ello. Otra alternativa consiste en ver películas románticas de vez en cuando y dedicarse, simplemente, a soñar. Aunque no es exactamentelo mismo; sin duda es mucho más fácil. Depende de cada uno y del calado que queramos para nuestra afectividad.
Roberto, uno de esos sudorosos campeones, relataba a quienes se sorprendían de la larga duración y de la buena calidad de su relación, cómo cada mañana, al levantarse, se preguntaba si, ese día, deseaba querer a su mujer. Su respuesta había sido siempre afirmativa. A pesar de que pudiera haber enfados, dificultades o distanciamientos circunstanciales, deseaba seguir con ella y superar juntos lo que hiciera falta. Quería quererla y tuvo la fortuna de que ese sentimiento fuera recíproco. Lejos de demostrar fatiga o cansancio, su relación era un reto que les producía satisfacción, complicidad y plenitud a ambos.