Читать книгу Vivencias cortas vividas de la vida - Miria Véliz Hernández - Страница 15

Al silencio de la soledad

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Para vivir he nacido

en las sombras de la libertad

en los torcidos pensamientos

de la negra soledad.

Cual asombro es lo infinito

que lleva a volar sin volar,

que provee lo pecaminoso

en un laberinto de muerte o solaz,

oscuro en lo recóndito

provee, muere, nace ¿qué más da?

Son solo aberraciones absurdas de canto, que nos

llevan a pensar.

La vida sin esperanzas la vivo,

esperando la noche como una sombra más,

sin pensar que el eco abrumador,

me persigue, me ahoga en mi soledad.

Los hombres ya no son hombres,

la templanza se ha ido a fornicar

y nunca serán.

Las calles, sus casas, son escarchas

del tiempo, del viento, del vendaval.

El poste de luz ya no sirve,

pues la luz, ahora es mar de oscuridad.

Salí, volví y me pregunto,

son solo utopías del año dos mil,

son ave fénix, que no mueren.

Son flores que nunca mirarás.

Lo amé es cierto, pero…

Él se ha ido y yo

¡Yo me muero de soledad!

Vivencias cortas vividas de la vida

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