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Aldo Guzzetti, Argentina Cocinando nuevas ideas

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Hola, mi nombre es Aldo Guzzetti, soy el Chef y propietario de un pequeño rincón italiano gastronómico ubicado en la ciudad de Necochea, Pcia. de Bs As, República Argentina, que lleva el nombre de “Peperoncino ristorante”.

Si retrocedemos en el tiempo 20 años atrás, año 2000, yo empecé a cursar la carrera de gastronomía. Me recibí a los tres años y luego de una breve experiencia en mi país, decidí armar mi mochila y migrar a Italia, el país de mis antepasados, para conocer su cocina.

En el año 2007, había retornado a mi país con el solo objetivo de llevar a cabo mi proyecto. Un piccolo ristorante italiano en mi ciudad natal. Así que el 1 de junio de ese año abrí las puertas de Peperoncino, por suerte, con gran éxito.

En los más de trece años que lleva en funcionamiento el ristorante, pasó generalmente por momentos buenos. Con mayor trabajo en verano, por estar ubicado en una ciudad turística, y un poco menos en invierno, pero siempre manteniendo su fiel e incondicional clientela.

Hasta marzo del 2020 fue un ristorante tranquilo y sin demasiados sobresaltos, todo estaba bajo control, nada se salía de su carril, de hecho, la temporada de verano había sido muy buena. Nadie sabía lo que sucedería poco tiempo más tarde.

El domingo 15 de marzo, Peperoncino abrió sus puertas con total normalidad, pero ya se vislumbraba la llegada de la inminente cuarentena.

El lunes 16 de marzo, se anunció el cierre de la mayoría de las actividades comerciales así que era el momento de empezar a buscar alternativas. El delivery era una modalidad de entrega que en los trece años nunca quise abordar, por varios motivos. El principal era el de pensar que era imposible acercar a la mesa de los hogares un producto de restaurante en un excelente estado de presentación, temperatura, etc.

El martes 17 de marzo comenzamos a utilizar un nuevo formato que denominamos: “Aspetta in macchina”. Una especie de take away donde los clientes llaman para hacer el pedido y lo pasan a retirar por el restaurante, pero con la diferencia que a este se lo alcanzamos en el vehículo. Formato que duró muy poco ya que fue prohibido a escasos días, así que el 26 de marzo debimos recurrir al tan resistido sistema de delivery. Rápidamente el público se adaptó y comenzamos a repartir nosotros mismos los pedidos.

El primero de mayo lancé un nuevo ciclo llamado: “Cocina italiana por regiones”. Consistía en que cada semana, además de nuestra carta habitual, se presentaba y elaboraba un plato típico de una de las regiones de Italia, cada semana una distinta. Estos platos estaban acompañados de una breve descripción de las regiones y alguna que otra historia o vivencia personal. La idea era que nuestros clientes pudieran viajar un poquito por la península italiana, al menos de esa manera. Y así fue, muchos solo pedían ese plato, que de alguna forma los transportaba a la tierra de sus nonos. Fue todo un éxito.

En un momento, estuve estudiando la posibilidad de crear una línea de comida al vacío. De hecho, hice varias pruebas con una envasadora que compré hace un tiempo por otro motivo, pero finalmente desistí por no lograr un producto deseado.

Hacía tiempo que quería hacer algunas reformas al ristorante, así que el 20 de abril, comenzamos a trabajar en eso. Era el momento justo para llevarlo a cabo. Estábamos trabajando con delivery, pero a puertas cerradas. Todo aquel que en alguna oportunidad construyó o realizó alguna reforma en su hogar o negocio, sabe todas las dificultades que esto ocasiona en cuanto a la limpieza, por ejemplo. Por esta razón es que repito, era el momento ideal, así que nos lanzamos a realizar algo que, de otra manera, con el ristorante abierto, hubiese sido mucho más difícil.

La reforma consistió en:

 El desplazamiento de los baños y la creación de un baño para discapacitados y hombres, dos baños para damas y un ante baño mixto.

 La amplitud de la vista a la cocina.

 El cambio de gran parte del piso.

 Pintura del interior del salón.

 Arreglo de algunos techos y canaletas.

El 24 de julio, “reabrimos” el restaurante. Por supuesto, con un severo protocolo que consiste básicamente en el distanciamiento de las mesas, el registro de cada una de las personas que concurren al lugar, y a estrictos procedimientos de limpieza y desinfección de diferentes accesorios de uso común.

Quiero dedicar en esta narración de mi experiencia, un párrafo a todos mis empleados que se pusieron el ristorante al hombro, mutando en sus roles o actividades todo el tiempo con la mayor de las predisposiciones.

Si bien el sector gastronómico fue sin duda uno de los más afectados económicamente por esta pandemia, nunca dejamos de trabajar. Es verdad que los gastos fijos, para muchos del rubro fueron muy difíciles de costear y obligaron a tener que cerrar sus negocios.

Mi experiencia es bastante positiva ya que además de trabajar pude desarrollar una reforma que en otra situación me hubiese sido, por el tiempo que duró, casi imposible.

Sin duda nada será igual después de esta pandemia que nos tocó vivir. La mayoría de las personas de alguna u otra manera debieron reinventarse o aggiornarse a un nuevo estilo de vida. Mi caso no fue la excepción, y como trabajador autónomo debí buscarle la “vuelta al asunto”.

Pero esto no lo hubiese podido lograr sin la compañía y apoyo incondicional de mi esposa Cecilia que es toda una guerrera de la vida. Junto a ella, desde el primer día de cuarentena, supimos buscar posibilidades y alternativas sin perder los estribos. El proyectar día a día, el generar objetivos a corto y mediano plazo, creo que fueron la clave para que siempre estemos tranquilos y buscando las mejores opciones. ¡Además, agregar que la amo y admiro mucho!

Por todo lo contado en mi relato, estoy convencido que, en estos tiempos adversos, aunque muchos piensen lo contrario, nunca hay que dejar de moverse.

El Ser Confinado: Diarios de una Pandemia

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