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SEGUNDA La biodiversidad la estamos destruyendo con la minería ilegal, la deforestación y la basura

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El cambio climático se ha acelerado en el último siglo, exacerbando los cambios en el medio ambiente, pero uno de los peores impactos se ha visto reflejado en la pérdida de biodiversidad por causa directa e indirecta del ser humano. Sin embargo, el mayor impacto sobre la pérdida de biodiversidad se ha visto reflejado de una manera directa por los humanos. Colombia es el segundo país con la mayor cantidad de biodiversidad en el mundo, y entre estas ocupa el segundo puesto con mayor variación de especies de peces, según varios artículos académicos y de prensa.

El coordinador del programa Conservación de Ecosistemas de Agua Dulce para la World Wide Fund for Nature (WWF), José Saulo Usma, le atribuye esa gran diversidad de peces al hecho de que Colombia tiene una gran variedad de ríos, algunos que no comparte con ningún otro país. Esa gran diversidad de peces es exportada de forma ornamental y tienen el potencial de atraer turistas que vienen a hacer pesca deportiva, lo que generaría empleo a las comunidades locales. Sin embargo, la minería ilegal está amenazando con acabar con los peces que habitan en estos humedales y está dejando serias secuelas en las comunidades que dependen de las riquezas de estos ríos. Según Usma, la minería ilegal está dejando paisajes irreparables llenos de grava, roca, y arena, y está creando una economía ilegal con prostitución en municipios como el de Inírida, capital del departamento de Guainía. La prostitución que ha nacido en este municipio está transmitiendo enfermedades sexuales, dejando así secuelas en la comunidad que son irreparables. «Eso es una amenaza cultural que deja unos impactos sociales y económicos muy profundos en las comunidades que los pueden llevar a su extinción», puntualiza Usma.

La minería ilegal ha dejado grandes cantidades de mercurio en los ríos, contaminando a los delfines rosados, peces y comunidades que dependen de estos humedales. El cien por ciento de los peces capturados en los ríos del Orinoco y Amazonía, para un estudio científico, demostraron tener altos niveles de mercurio y, como resultado, muchas comunidades indígenas que viven a las orillas de estos humedales tienen problemas de salud2.

En Colombia, a diferencia de otras naciones latinoamericanas, tenemos una abundancia de agua que nos permite vivir sin la nieve que se derrite de los nevados, pero eso no quiere decir que hay que sobrevalorar este recurso. «Esa abundancia de agua fue muy nociva para Colombia porque generó una falsa conciencia de que eso era infinito, y nos hemos dado cuenta de que no es así», argumenta Gustavo Wilches-Chaux. El experto en desastres naturales dice que ya hay partes del país como en el municipio de Timbiquí, que está ubicado dentro del Chocó biogeográfico (una de las regiones más lluviosas del mundo), donde el agua tiene que ser importada en botellas desde el interior del país debido a que se están secando los ríos y se han ido contaminando los humedales con el mercurio de la minería ilegal.

La minería ilegal viene muchas veces acompañada de la deforestación, pero no es su causa principal. La expansión de la frontera agrícola ha sido alguno de los motivos por los cuales hay tanta tala ilegal de árboles. En una columna titulada «Alarmas prendidas por la deforestación», el director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), Rodrigo Botero, explica cómo en los últimos cinco años se han deforestado 300.000 hectáreas donde se han instalado 650.000 cabezas de ganado y se han construido 1.500 kilómetros de carretera para consolidar nuevas zonas ganaderas. De enero a marzo de 2020, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) registró la pérdida de 64.000 hectáreas de la Amazonía, ochenta y tres por ciento más que el año pasado3. La pandemia del COVID-19 ha sido uno de los factores que explica por qué, alrededor del mundo, se ha descuidado la protección de los parques nacionales naturales, abriendo la puerta para que los acaparadores de tierras y las mafias talen árboles ilegalmente4. Mientras que el Estado se mueve lentamente para frenar la deforestación, la ganadería y grupos armados se mueven a un paso voraz para convertir la selva en pastorales.

La minería y la falta de educación a nivel nacional también han sido unos de los principales motivos por los cuales hoy en día nuestros ríos se han contaminado. Los ríos que desembocan al mar muchas veces traen con ellos desechos de la minería, pero también plástico y otro tipo de basura que la gente arroja. «La gran mayoría de gente bota las cosas al piso y no a la caneca, y eso sucede en gran medida, en los estratos donde no hay educación. La gente bota la basura a los ríos y eso obviamente termina en el mar», argumenta Sandra Bessudo. El plástico, como otro tipo de basura, puede durar cientos de años en desintegrarse siendo consumido por peces, aves, tortugas, y otro tipo de animales. La bióloga marina y directora de la Fundación Malpelo y Otros Ecosistemas Marinos argumenta que hay que educar a la gente para que no arroje basura al medio ambiente, y hay que reducir nuestro consumo de plástico de un solo uso. A Bessudo le preocupa que los residuos del plástico puedan hacer que el plancton desaparezca, cuyo propósito es el de generar oxígeno: «si el plancton desaparece estaremos contribuyendo a aumentar los niveles de CO2 en la atmósfera y, por ende, el cambio climático».

Nuestro desafío ambiental

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