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SEXTA El deterioro ambiental sigue ocurriendo porque a los líderes ambientales los asesinan

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El manejo y la conservación del medio ambiente es demasiado grande y complejo para que el Gobierno actué solo. Tiene que haber una cooperación por parte de la ciudadanía para frenar la deforestación y la minería ilegal. Cuando el Estado es incapaz de frenar los crímenes ecológicos los defensores que quedan son los líderes ambientales. El problema es que, en Colombia, como en muchos países, a los líderes ambientales los asesinan. La expansión agrícola es uno de los principales motores detrás de este tipo de violencia. «Esa expansión está acompañada de armas, no estoy diciendo de guerrilla o de paramilitares, sino de armas de mafia. Cualquier ambientalista que esté tratando de proteger la naturaleza afectada por esa causa, estará en peligro porque el Estado no ha logrado superar el narcotráfico», argumenta el exmagistrado y expresidente de la Corte Constitucional, Manuel José Cepeda.

El jurista admite que parte del problema proviene de que el alcance de la justicia para llegar a las zonas más remotas del país y hacer una investigación autónoma es «precaria» y que el crimen organizado suele estar detrás de los asesinatos. «Estas organizaciones contratan a un sicario, a quien después de cometer la trasgresión, lo protegen, bloqueando, perturbando o impidiendo la actividad de la justicia», aclara Cepeda. El exmagistrado señala que el problema más grande es estructural y este tiene que ver con la falta de presencia del Estado colombiano en todo el territorio nacional, con la capacidad de reacción oportuna, y con poder superar las causas múltiples de violencia que subsisten en varias zonas del país.

Nuestro desafío ambiental

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