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Familia antioqueña y del Eje Cafetero

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Estas zonas territoriales presentan particularidades en la constitución de la familia. Se caracterizan por el tesón y la fuerza como raza, y porque en ambas zonas es de vital importancia la familia como núcleo de desarrollo para el individuo.

Desde sus inicios, la familia antioqueña fue cuna para el crecimiento de la familia del Eje Cafetero, hasta cuando llegó su separación política y territorial. Ancestralmente tienen las mismas raíces, orígenes y prácticas, de ahí que gran cantidad de apellidos de familias del Eje Cafetero tienen una fuente histórica en Antioquia.

Se resalta, entre otras cosas, que la familia antioqueña siempre se ha diferenciado por la innovación y el coraje para sacar adelante las tareas y compromisos que se propone. Formada sobre la base de una cultura emprendedora, asienta su historia en la capacidad de doblegar todo un territorio caracterizado por sus montañas agrestes. Es por ello quizás que se pueden encontrar grandes personajes, empresarios, deportistas y científicos, así como individuos tenebrosos y con capacidad de formar ejércitos delincuenciales.

En cuanto al proceso de evolución, Calderón y Ramírez (2000) plantean que se han perdido los valores tradicionales en lo que históricamente se ha llamado la raza antioqueña, situación que se corrobora con la cantidad de problemáticas de tipo social presentadas al interior de los ámbitos familiares. Según Grajales y Torres (2005), la violencia intrafamiliar es un fenómeno que se encuentra latente dentro de las demandas hechas en las salas de atención al usuario de la Fiscalía de Medellín. Los autores puntualizan que hay posibles causas de ello en la crisis de valores, los conflictos afectivos y la dura situación económica del país.

De igual manera, la región presenta una fuerte presencia de grupos ilegales, los cuales han permeado de alguna manera las costumbres y prácticas ancestrales de la familia antioqueña, sin desconocer que todo radica en una serie de procesos históricos de la población, manifiestos en la inequidad social presente en las familias con mayores dificultades.

La investigación de Carmona y Tobón (2008) explora las interacciones que se establecen entre las familias antioqueñas y los grupos armados presentes en la zona, encontrando diversas posturas en dicha relación: en algunos casos se percibe una simpatía más o menos unánime hacia el grupo armado; otros denotan la división ante la que se ha expuesto la familia. Algunos demuestran ambigüedad y muchos manifiestan estar obligados a presentar gestos de hospitalidad frente a dichos grupos.

En relación con esto, el estudio realizado por Cardona (2005) con jóvenes de Medellín, Itagüí y Bello, revela que la familia vive una realidad particular donde hay un escenario que por un lado busca la formación de ciudadanos en valores, y por el otro es receptora de patologías sociales que evidencian un fuerte incremento de factores sociales negativos, que a su vez crean dificultades en la formación de niños, niñas y adolescentes dentro de la familia.

A nivel de la constitución familiar, Tamayo (2010) retoma el censo del 2005 en Antioquia para resaltar que las uniones de hecho eran del 39 % y las legalizadas eran del 61 %. Seguramente en la actualidad se ha disminuido más esta diferencia. El creciente desarrollo de las familias donde la pareja está en unión libre ha llevado a que la Ley intervenga para poder equiparar en derechos a los hijos de matrimonios legales (civil o católico) sin que se presenten las estigmatizaciones que se tenían en antaño.

El mismo autor reporta una tasa de fecundidad de 2,6 hijos por mujer, es decir, 26 nacimientos por cada mil habitantes; 2,3 para las cabeceras municipales, mientras en Medellín era de 1,8. Ya en el censo del 2005 se presenta una disminución en la tasa, se incrementan las separaciones conyugales, disminuyen los embarazos, se incrementa la esterilización femenina al igual que la vasectomía en los hombres, hay un esparcimiento en la edad para contraer matrimonio y 8 de cada 10 mujeres no quiere tener hijos. Asimismo, es notoria la disminución del número de miembros por hogar a 3,7, factor que se visibiliza incluso en la reducción de espacios de vivienda, con apartamentos desde 25 a 40 metros (Tamayo-Lopera, 2010).

En cierto modo el creciente incremento de la familia monoparental tanto materna como paterna y la figura del madresolterismo en la región, llevan a que las abuelas entren a jugar un papel significativo en la formación de los nietos, asumiendo un rol determinante en la educación de las nuevas generaciones. De igual manera, las condiciones económicas desencadenan nuevos paradigmas en el campo empresarial ante el incremento de la participación laboral de la mujer. Tal como lo señalan López y López (2006): “el análisis por sexo revela que más del 80 % de los empleos generados en el periodo 1996-2000 fueron asumidos por mujeres, mientras la tasa de ocupación masculina prácticamente no varió” (p. 150).

De otra parte, la familia antioqueña y del Eje Cafetero ha sido católica por tradición; sin embargo, en el momento actual se ven influenciadas por diversas ideologías religiosas, lo que lleva a novedosas miradas frente al mundo en relación a valores y comportamientos sociales. A propósito de esto, algunas investigaciones en Medellín concluyen que muchos padres y madres de familia son tan abiertos al cambio, que tratan de ponerse a tono con las exigencias de la sociedad a través de manifestaciones de mayor libertad sexual y de movilización en los adolescentes, por lo cual se debe trabajar con ellos acerca de la responsabilidad frente al embarazo precoz (Jiménez-Zuluaga, 2003). Llama la atención que se han incrementado las denuncias sobre el incesto en Antioquia, según reporta Paula Andrea Guisao (2009) en el periódico El Tiempo.

Una particularidad en la dimensión de la familia actual en estas regiones compete al proceso de envejecimiento, el cual cada día se torna mayor y repercute en las dinámicas de relación e interacción. García, Alarcón, Cardona, Sánchez, Castañeda y Rivera (2007) encuentran que muchos miembros de la familia están envejeciendo y estiman que la población mayor de 65 años puede estar alrededor del 4 % al 7 % del total, es decir, alrededor de 3 millones de habitantes. Esto conlleva implicaciones a nivel social, asistencial, educativo y económico. En el Eje Cafetero y particularmente en Pereira, el 40 % de los ancianos presentan trastornos cognoscitivos demenciales y no demenciales.

Definitivamente los planteamientos presentados sobre las dinámicas de la vida familiar en Antioquia y el Eje Cafetero reflejan la importancia de reorganizar la información que se tiene sobre la familia actual en la región y por ende, buscar la influencia que se alcanza a nivel nacional. Lo anterior compromete a ahondar en información que proporcione mayores elementos a los diagnósticos y estadísticas sobre la familia del momento.

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