Читать книгу Adolescencia y familia - Norman Darío Moreno Carmona - Страница 22
Familia santandereana
ОглавлениеHistóricamente, la familia santandereana presenta elementos característicos que la hacen singular, tal como lo afirman Useche y Lamus (2005) al plantear que Bucaramanga presentó un gran desarrollo después de la Segunda Guerra Mundial, por cuanto se puso a tono con la globalización que imperaba en el mundo. El desarrollo de la economía era fuerte, solidificándose en diferentes actividades que permitían que las familias asumieran diversas prácticas en el campo y posteriormente en la industrialización de la ciudad, aspecto que involucró enérgicas migraciones hacia la parte urbana en la búsqueda de mejores oportunidades para la familia.
La población santandereana exhibe diversas características en sus prácticas cotidianas. Se reconocen como una raza pujante y emprendedora, con una energía vital que posibilita el desarrollo sostenible de sus municipios. Al respecto, Mendoza-Mindiola (2006) resalta la idea según la cual “los habitantes de Santander para mantener su autarquía e independencia son muy disciplinados en el trabajo y, simulando a la hormiga, ahorran en tiempos de abundancia para resistir las épocas de escasez” (p. 153).
En la misma línea, Gutiérrez de Pineda (1994) describe la manera como se expresa el santandereano con un lenguaje fuerte, franco y directo, donde es común que las mujeres asuman una postura de obediencia ante el varón. Esposas e hijas conviven socialmente con el ejercicio de la personalidad básica agresiva de los hombres, pues una actitud desafiante destruiría sus valores y el ajuste tradicional hacia la institución familiar.
Lo anterior no desconoce que, con el desarrollo ideológico y cultural, la mujer santandereana viene ganando un reconocimiento y posición que la dimensiona como ser social, conquistando terrenos en el campo laboral y económico de la zona. Tal es el caso de la posición a nivel de las relaciones familiares donde se crean particulares lazos de convivencia entre los miembros del sistema, que según lo expuesto por Jurado (2012), se centra en la figura paterna sin excluir a la mujer.
Es así como, producto de los cambios estructurales en las dinámicas familiares, los adolescentes presentan también sus propias dinámicas en el ser y el hacer en sus comportamientos. El joven santandereano puede expresarse en el hogar con un lenguaje grosero y sus modales pueden ser toscos y rudos. Por su parte, las niñas empiezan a moldear su carácter reflejándose en la figura materna, su papel es secundario en la familia y desde allí su formación le permite adquirir herramientas para conformar su propio hogar (Jurado, 2012).
Por lo que se refiere a la contemporaneidad, la familia santandereana denota cambios ostensibles en sus prácticas, aspecto que hacen visible Lamus y Useche (2002) al investigar sobre la maternidad, paternidad y manifestaciones en las pautas de crianza de padres en la región, especialmente las que se relacionan con prácticas disciplinarias que expresan cambios, rupturas y continuidades de la familia con respecto a las características tradicionales ya identificadas por Gutiérrez de Pineda.
En general, estos autores afirman que en la actualidad coexisten diversas representaciones acerca de la maternidad y la paternidad. Al final del siglo xx se inicia el resquebrajamiento de la cultura patriarcal, gracias a esto es posible encontrar padres más afectuosos con sus hijos, mientras las madres siguen construyendo nuevos roles sociales.