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1.2APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE ORGANIZACIÓN

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Desde un comienzo, los fundadores le dieron a COOPDESARROLLO la orientación de organización cooperativa de carácter financiero. Al respecto José T. Niño6, en la celebración de los 25 años de COOPDESARROLLO, dijo:

Han transcurrido 25 años desde aquella ya lejana noche, el 4 de octubre de 1962 cuando un grupo de dirigentes sociales patrocinados por la Unión Cooperativa Nacional, UCONAL y la UTC nos reuníamos para fundar una organización cooperativa de carácter financiero [sic] [...] (el subrayado es nuestro). (Niño, 1987: 9).

Esta orientación de organización cooperativa de carácter financiero es determinante para analizar los aciertos y desaciertos en la gestión de COOPDESARROLLO después de 46 años de existencia. Por ello, primero se hace una aproximación al concepto de organización solidaria.

Teniendo en cuenta lo dicho por Sánchez Cabrera (2006):

[…] el análisis de su quehacer organizacional (en las organizaciones cooperativas) como entidades sin ánimo de lucro, debe estar intercruzado por los conceptos de Organización como categoría de la teoría organizacional; Cooperación como categoría económica financiera y Solidaridad como categoría filosófica aristotélica. (Sánchez Cabrera, 2006: 13-15).

Para la teoría económica neoclásica la empresa es el paradigma de la organización y corresponde a “una unidad de producción privada básica en una economía. Contrata trabajo y compra otros factores con el fin de hacer y vender mercancías” (Samuelson & Nordhaus, 1990: 42), citado por (Castillo Sandoval, 2004: 42). El objetivo de la empresa, para la teoría neoclásica, consiste en máximizar los beneficios económicos a partir de la minimización de los costos. Esta percepción tiene varios limitantes que Ayala resume de la siguiente forma:

Esta empresa (la neoclásica) carece de estructura interna y en la teoría no hay lugar para ninguna influencia emanada de la conducta de los individuos sobre las decisiones dentro de la organización. Se supone que las fuerzas de mercado externas son las dominantes, por lo tanto, el comportamiento de la empresa es predecible, sin importar tamaño, industria, estructura organizacional y otros elementos como las instituciones, los derechos de propiedad y los contratos. [(Ayala, 1999: 43) citado por (Castillo Sandoval, 2004: 42)].

Con base en el enfoque de la “teoría de las organizaciones”, se considera a la organización en un sentido más amplio que el señalado anteriormente. Teniendo en cuenta el aporte de Ricardo Dávila, se debe considerar a la organización como un “sistema socioestructural y cultural”, que da cabida al carácter social de la actividad empresarial. Asume la organización y la empresa como un “sistema social abierto en constante interacción con la sociedad en la que se teje un conjunto de relaciones sociales entre los agentes que la componen” (Dávila, 2002: 11), citado por (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 30).

Cualquier grupo de personas no puede catalogarse como “organización”, debido a que ésta implica una disciplina estructurada a partir del cumplimiento de unas reglas de juego (J. Hicks, 1969), citado por (Ayala, 1999: 254).

Para Ricardo Dávila las cooperativas se consideran organizaciones diferentes y con estilo de gestión particular, se ubican en una corriente teórica que propone un modelo de organización alternativo al modelo burocrático y propende por un modelo sistemático de organización democrática y participativa que puede ser considerada como “una manera diferente de hacer las cosas” (Rothschild & Whitt, 1988: 65) citado por Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 32).

En esta corriente de pensamiento se busca construir un modelo organizacional en el cual el control descansa en los asociados, quienes pretenden con objetivos tanto económicos como sociales, buscar que los procesos de toma de decisiones estén basados en la democracia participativa (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 32). Este enfoque de la teoría de las organizaciones, permite entender las dos dimensiones de las que hacen parte las cooperativas: la económica y la social.

Desde la primera dimensión, los beneficios económicos son el medio y no el fin, y se distribuyen a los asociados de acuerdo con el uso de los servicios. De acuerdo con la dimensión social, se puede concebir la cooperativa como escuela de desarrollo de habilidades y capacidades sociales, organizacionales, empresariales, gerenciales, políticas y productivas (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 30).

Benjamín Ramírez asume la organización cooperativa como:

[…] una asociación de personas que se han constituido para mejorar las condiciones económicas y sociales de sus miembros, a través de una organización empresarial en cuyo proceso administrativo se da la cooperación, la solidaridad y la participación de los asociados. (Ramírez Baracaldo, 1994: 211).

En ese sentido, la cooperativa constituye un excelente ejemplo de lo que significa el concepto de organización (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 30).

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