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ADAPTACIÓN NO ES NORMALIDAD
ОглавлениеA causa de cambios ambientales y por cuestiones de supervivencia, el hombre en su evolución tuvo que recurrir a alimentos que se apartaban de su fisiología digestiva. Debió apelar a la carne y la cocción de los alimentos. Incluso su desarrollo cerebral pudo tener que ver con el forzado acceso a ciertas grasas animales (pescados, sobre todo).
Más tarde debió echar mano a secreciones lácteas de mamíferos y cereales , buscando paliar hambrunas y carencias generadas por su otrora escaso dominio tecnológico en la producción y conservación de reservas alimentarias. En función a ello desarrolló destreza para generar estos alimentos y adaptarse lo mejor posible a su aprovechamiento nutricional.
Sin embargo, veremos que estas últimas experiencias son tan recientes en términos evolutivos, que no ha habido tiempo para generar los adecuados cambios en nuestra fisiología corporal. Por tanto no podemos hablar de normalidad fisiológica. Es como considerar “normal” al canibalismo, porque ciertos grupos pudieron sobrevivir gracias al consumo de sus pares.
También advertiremos que el trasfondo adictivo permite entender por qué la incorporación al acerbo cultural humano de alimentos no fisiológicos que en su momento sirvieron a la supervivencia evolutiva. A pesar quecarnes, lácteos, cereales y azúcares no aportan nutrientes esenciales que no podamos obtener mediante elementos fisiológicos (frutas, hortalizas, semillas), dichos alimentos de subsistencia fueron añadiéndose a los distintos bagajes culturales. Y con ellos, sus consecuencias, siempre proporcionales a su incidencia dietaria.
El ser humano está inmerso en un constante proceso evolutivo y de aprendizaje. Simplificar, pensando que antes todo era mejor, es poco sensato. Es cierto que en el pasado no había tantos problemas tecnológicos y el hombre tenía acceso a alimentos más puros y naturales. Pero también había carencias, excesos, adicciones y desconocimiento. Siempre hubo y hay espacio para el aprendizaje y el perfeccionamiento.
Las antiguas escuelas griegas, egipcias, chinas e hindúes, y luego la vieja escuela naturista, tuvieron que desarrollar conceptos para abordar los frecuentes problemas de salud. Enfermedades y pandemias no son exclusividad de nuestro modernismo . La longevidad y la buena calidad de vida no era moneda corriente y se limitaba a pocas personas, a ciertas culturas y a determinados estratos sociales.
La historia recoge, tanto testimonios de pueblos con baja expectativa de vida (el imperio romano, por ejemplo), como de etnias que superaban regularmente la centuria en óptimo estado. Generalmente la bonanza económica nunca iba de la mano con la salud y la longevidad . Y hoy estamos experimentando como especie algo sin precedentes y con terribles consecuencias: la moderna y “práctica” alimentación industrializada.