Читать книгу El 68 en el cine mexicano - Olga Rodríguez Cruz - Страница 13

Ramón Placencia

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El cine propone formar con imágenes un expediente de nuestra propia historia, a través de este tratar de comprender nuestro pasado. Hablar del impacto del movimiento del 68 en el cine mexicano me remonta a señalar parte de la historia de la cinematografía mexicana.

En el 68 se dieron movimientos estudiantiles en protesta contra la represión del gobierno en turno. Es aquí en donde el CUEC tiene una gran participación, porque alumnos pertenecientes a este centro colaboramos en la filmación de la película El grito.

Intervine como fotógrafo de foto fija. Yo era alumno de nuevo ingreso como varios y como primerizos teníamos nuestra camarita, fotografiábamos gente, soldados, manifestaciones, violencia. No importa que mi nombre no aparezca en la película, lo importante era colaborar en conjunto.

El documental se filmó por dos cineastas que cursaban la Escuela de Cine: Roberto Sánchez Martínez y Leobardo López Arretche; ellos juntaron todo el material obtenido del movimiento. Quiero pensar que Roberto Sánchez quería la paternidad, pero hubo cierto estira y afloje para que Leobardo López pudiera hacer una edición como lo proponía. Se pensó en hacer dos películas, pero esto se resolvió en el aire.

También sabemos que en el Centro había cierto temor en manifestarse políticamente, porque la película del 68, ese documental, no podía exhibirse en la Universidad. El grito fue extraído por algunas personas y se exhibió por vez primera en el Instituto Politécnico Nacional y en la Facultad de Ciencias, ante el desconocimiento de las autoridades. Ya en Ciencias se proyectó abiertamente para la comunidad universitaria y lo retomó la Filmoteca10 para proyectarla de manera formal y, digamos, cotidianamente, en las distintas facultades.

La represión fue tan fuerte que provocó que los alumnos entraran en la problemática de su realidad. El cambio fue agobiante.

Paralelamente a la filmación de El grito, el cineasta Óscar Menéndez, uno de los grandes documentalistas de México, filmó parte del movimiento del 68. Él siempre tuvo preocupación por los temas de tipo social; es uno de los hombres más comprometidos con México. Ahora existe otra persona, que se llama Carlos Mendoza, que pertenece al Canal 6 de Julio y tiene gran cantidad de documentales de tipo político.

Hay que recordar que por el otro lado del cine, me refiero al cine industrial, existen ya películas que abordan la problemática de la familia y el joven; una clara muestra la tenemos en las cintas de Alejandro Galindo, quién realiza un cine muy importante, se compromete con una posición de moralina, propone a los personajes un sentido ético, tiene un compromiso moral con la sociedad mexicana. Pienso que es desplazado porque la moral lo rebasa.

La moral y las preocupaciones de Alejandro Galindo fueron muy importantes en su época. En Una familia de tantas, considerada una buena película, y respetada por los críticos, por vez primera vemos a jóvenes rodeados de su medio familiar; el padre cuenta con una moral del siglo XIX y con una esposa que apoya a sus hijos. Ella está de acuerdo con la moral del joven; la madre no puede romper, porque antes que nada están los hijos. Me gusta la estructura que utiliza Alejandro en sus películas, que se da a través del valor de dos contraposiciones y una conclusión o solución final, que sería una reconciliación de otro valor que aglutine las dos propuestas.

Posteriormente nace el cine de los jóvenes, y es precisamente el rock el que nos proporciona una gran cantidad de películas; si estos celuloides tuvieron un gran arraigo en el medio juvenil fue por la música, porque las historias eran muy simples. Podría contar una o tres películas importantes e interesantes, una de ellas sería Los jóvenes, de Luis Alcoriza, la otra, de Alejandro Galindo, es Mañana serán hombres, una de las más interesantes de los años sesenta.

En 1956, con Juventud desenfrenada, vemos proyectados a muchachos irresponsables, nos damos cuenta de que la producción está mucho más comprometida con la política de Rebelde sin causa, además de que aparece Gloria Ríos, quien introdujo el rock and roll en México. Esta película es un gran semillero de artistas, que después participaron en todo lo que fue el cine mexicano.

Rebelde sin causa ya nos propone que, si hay un muchacho que está en contra de la sociedad, es porque la familia no se ha responsabilizado de él. Es un filme realista, un antecedente del 68.

Otro precedente es El salvaje con Marlon Brando, de 1954. Presenta a jóvenes con sus motocicletas, chamarras negras de cuero y con actitud salvaje. Este celuloide sugiere que en la narración no existe el medio familiar. Algo muy sobresaliente dentro de estas películas es la estructura. Y atisbamos que son producciones análogas a los ovnis, en las que no se sabe de dónde salen, ni de dónde vienen. Con este filme se permite otro tipo de temáticas en el cine mexicano.

En 1970, durante la presidencia de Luis Echeverría, se propusieron nuevos temas, y destacaron nuevos realizadores, como Jorge Fons, Alberto Bojórquez, Felipe Cazals, Gonzalo Martínez, Alfredo Joskowicz, entre otros. El problema es que ese cine no se consolidó, no cuajó; quiero pensar que, como era una propuesta del Estado y el 68 estaba cercano, los jóvenes de ese momento no tenían una propuesta clara.

Considero que dentro de esa etapa los temas que pudieron haberse tocado acerca del 68 en el cine mexicano nunca se tomaron en serio. El primer dato que tengo se refiere a la película Los meses y los días, de 1970, que lo hace de manera vergonzante, pues se ven muchachos apaleados pero no dice por qué.

También hay que tomar en cuenta que, a través de la historia del cine mexicano, al productor le da miedo tocar algún tópico referente a la situación social, política o económica del país, y sobre todo de 1968. Para eso ya se tienen antecedentes como son El brazo fuerte, Rosa Blanca y La sombra del caudillo.11 Estas cintas son las más representativas de por qué al empresario y al realizador les da temor comprometerse con su realidad y plasmarla en la pantalla grande, ya que corren el riesgo de que su película no se exhiba.

Por otra parte, nos encontramos con el parteaguas del 68, que cambió las expectativas de la generación de los años setenta. En este periodo, a los jóvenes les interesaba vivir el momento, no tanto cuestionar políticamente, pero sí crear conciencia de proponerse una mejor forma de vida, incomodando al grueso de la población; se divertían a su manera. Por eso se da aquella reunión en Avándaro donde se congregaron miles y miles de personas para oír rock, para bañarse. El compromiso del joven de esa generación fue vacío, pero a la vez propuso una forma de arte en la literatura y en la música.

Dentro de esta época se realizó Canoa, que es una combinación del documental y la ficción, es bastante sensacionalista. A mí me molestan algunas cosas, ¡como que se vea una mano que tiene cortados los dedos! Pero de alguna manera Felipe Cazals es un gran director y tiene mucho sentido del trabajo periodístico, se salva por la película.

En esta década se produjo El patrullero 777, protagonizada por Cantinflas, que muestra el claro autoritarismo que se vivía en la administración de Adolfo Díaz Ordaz, cuando este personaje reprendió a los jóvenes por sus actos.

A principios de los años noventa, La sombra del caudillo vio la luz en las salas de cine, y además se exhibió Rojo amanecer. Esta última es interesante como propuesta dramática, su cotidianeidad en donde no ocurre nada y lo que sucede es lo de todos los días, donde el señor se va a su trabajo, la esposa se queda en casa y viven ahí dos niños y un anciano. De alguna manera es una familia bastante tradicional, es lo que está establecido en nuestro medio, así es nuestra familia. El acontecimiento, como bien sabemos, se da en Tlatelolco. Percibimos la violencia porque los personajes platican de lo que pasa, apreciamos los ruidos que se oyen del exterior y observamos en los actores la información que reciben de la televisión. Todo este cúmulo de datos también lo obtiene el espectador en la sala de cine.

Es interesante ver que en Rojo amanecer existe un microcosmos dentro de otro y en éste existe una cotidianeidad, neutralidad y por otro lado una violencia que se está dando. Xavier Robles fue bastante inteligente para poder escribir el guion de Bengalas en el cielo, título original de Rojo amanecer.

Me pregunto cuántas familias, sin tener que ver con el movimiento estudiantil, se vieron arrolladas por este ataque. Era un delito ser joven y ser estudiante. Actualmente pienso que la influencia que tuvo el 68 en el cine mexicano es en la etapa de los años setenta, con los muchachos que lo vivieron plenamente y se dieron cuenta de que había otra manera de ver la realidad, tenían ya una actitud ideológica y bastante comprometida.

Esta filmografía lleva una propuesta importante históricamente. Los cineastas se manifestaron, algunos no logrando transmitir la situación real, no llegaron a dominar las ideas, les faltó control técnico y no supieron cómo proyectar todo el sentir que les había dejado el 68, entonces lo hicieron de una manera vergonzante, temerosa y pobre.

No puedo decir que esta década fue una época dorada del cine mexicano, pero sí es un periodo con propuesta. Si la filmografía ya no llega a consolidarse es debido a que no hay una buena cimentación, no tiene buenos refuerzos. Termina ese periodo gubernamental y el celuloide se viene abajo.

En el periodo de José López Portillo fue muy evidente. Se pensó que la cinematografía era mala, que los realizadores no sabían filmar y que el mexicano estaba incapacitado para dirigir una película. Ante ello la hermana del mandatario, Margarita López Portillo, implementó la coproducción, la responsabilidad de la película caía en el país extranjero con todo y capital nacional.

Con Ernesto Zedillo la filmografía se encontró perdida, hubo una gran cantidad de directores con propuestas de hacer un buen cine, pero faltó producción e interés, hubo miedo de filmar.

Es triste reconocer que es más el tiempo que la cinematografía mexicana ha vivido en la debacle, que lo que se ha filmado como un gran cine. Hasta nuestros días el celuloide es sexenal, cada administración trata de rescatarlo y lo hace atropelladamente. En el cine mexicano deben producirse películas con poco presupuesto y con preocupaciones sociales. El neorrealismo nos pertenece, se puede hacer un cine sencillo, que con el tiempo puede llegar a ser gigante. Lo importante es que haya un concepto de filmación, que la sencillez vaya ligada con la grandeza.

El 68 en el cine mexicano

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