Читать книгу El 68 en el cine mexicano - Olga Rodríguez Cruz - Страница 7

Introducción

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La memoria visual histórica de un país está en su cinematografía. Parto de esta premisa para plasmar en las páginas siguientes comentarios sobre las películas más representativas del movimiento estudiantil de 1968, a través de las entrevistas realizadas a cineastas, guionistas y fotógrafos.

Hablar o escribir sobre el impacto que tuvo y tiene el 68 en la filmografía mexicana me conduce a una serie de razonamientos, que van desde entender a los jóvenes de esa época, a la familia, a la superestructura —el Estado—, a las corrientes existencialistas que empezaron a gestarse en Estados Unidos y en Europa con Jean Paul Sartre, Herbert Marcuse, filósofos que desarrollaron nuevas propuestas libertarias. Al mismo tiempo, esas corrientes se manifestaron en todas las artes, incluyendo la pantalla grande.

Una atmósfera incandescente se dejaba sentir en un amplio territorio del mundo. Por mencionar algunos acontecimientos, estaba Francia (Mayo francés), Checoslovaquia (la Primavera de Praga), Estados Unidos (protesta contra la guerra de Vietnam, asesinato de Martin Luther King y Robert Kennedy). Este clima político y social envolvió a México y las universidades fueron el principal centro de reflexión y debate de estos acontecimientos, además de protesta por el abuso de autoridad en todos los ámbitos. A finales del mes de julio empezaron a darse una serie de sucesos, que fueron generando el movimiento estudiantil de 1968. La necesidad de registro de lo que se vivía se volvió imperante, tanto para los cineastas independientes como para los jóvenes universitarios. Sin duda, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) no quedó al margen. Los estudiantes de esa escuela participaron en la filmación de El grito, el retrato más fiel que se haya tomado hasta nuestros días. Es indiscutible que la presencia de Leobardo López Arretche y Roberto Sánchez Martínez fue de gran valía para la producción de esta obra. A la par, Óscar Menéndez, uno de los más asiduos documentalistas del país, realizó Dos de octubre, aquí México; este documental fue el primero en proyectarse en Ciudad Universitaria y dar la vuelta al mundo, siempre exhibido en círculos universitarios. Ya exiliado en Francia, Menéndez produjo Historia de un documento, en donde se observa a varios presos políticos, entre ellos a José Revueltas. Testimonios e imágenes vivas circundan en La Luz de la memoria de Julio Pliego, para dar cauce a cinco programas que exponen la década de los años sesenta, y uno más dedicado especialmente al 68, año aciago que tuvo sus secuelas con la paranoia desatada en San Miguel Canoa en el estado de Puebla. La incertidumbre ocurrida en ese lugar fue retomada por Tomás Pérez Turrent y realizada en el celuloide por Felipe Cazals.

Veintiún años tuvieron que transcurrir para la realización de aquella tarde de Bengalas en el cielo (título original de la película) que culminó en un Rojo amanecer, dirigida por Jorge Fons, que aborda únicamente el 2 de octubre, en un departamento de Tlatelolco.

Aquí, cine e historia y la historia del cine se enlazan una vez más, para recorrer parte de la evolución de la cinematografía mexicana, con producciones que aluden al movimiento estudiantil, como El cambio, Crates, Meridiano 100, Los meses y los días, El día en que las mulas volaron, Los años duros, El patrullero 777, entre otras que marcan ya los antecedentes de jóvenes insatisfechos con una forma de vida establecida y autoritaria.

Gabriel Retes nos lleva a una pequeña incursión de la corriente del Súper 8 originada a finales de los años sesenta y principios de los setenta, como una nueva propuesta independiente que tiene la posibilidad de reflejar la realidad aproximada de un pasado, presente y futuro, que no son más que escenarios museísticos de cine e historia, y la historia del cine es proyectada en la visión de los cineastas a 30 años del movimiento.

Es muy interesante también observar cómo, después de la conmemoración de los 30 años de este movimiento estudiantil, el tema retoma importancia en documentales e historias de ficción. Tenemos obras emblemáticas, en las que se muestra información relevante sobre los acontecimientos. Esto, reflejado en dos trabajos de Carlos Mendoza, como Tlatelolco, las claves de la masacre y, 1968: la conexión americana, en donde se muestran las hipótesis de que un grupo comenzó con la agresión el 2 de octubre, así como las relaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) con el gobierno mexicano. También encontramos un documental de Alejandro Solar, titulado: El paciente interno, en donde se exhibe a un joven llamado Carlos Castañeda, quien trató de asesinar al expresidente Gustavo Díaz Ordaz, ya que se sentía implicado por los acontecimientos, no sólo porque le afectaban directamente en sus estudios, sino porque le dolía lo que le había pasado a los estudiantes. Asimismo, se recupera la memoria a través de los recuerdos de los principales líderes del Movimiento del 68, en el Memorial del 68, realizado por Nicolás Echevarría. Un trabajo ejemplar, en el que la memoria es el principal protagonista, lo mismo que sucede con el trabajo que realizó Carlos Bolado, 1968, que año con año es retransmitido por Canal 11. Estos documentales son singularmente relevantes, porque se encuentran presentes siempre elementos que están vinculados, como lo son historia, memoria y recuerdo.

Por su parte, las películas de ficción nos muestran los acontecimientos desde varios ángulos, como el del movimiento, la política y el amor, no por ello restándole importancia a esta etapa. Esto se refleja en Borrar de la memoria, dirigida por Alfredo Gurrola, y guion de Rafael Aviña; con una idea más romántica Carlos Bolado dirige Tlatelolco, verano del 68, en donde se atreve a hablar sin problemas de la experiencia sexual que vivían los jóvenes en esa época. Finalmente, un joven cineasta como José Manuel Cravioto, en Olimpia, se interesó por mostrar no a los líderes, sino a los estudiantes comunes que participaron en el movimiento; un tema no abordado en la cinematografía mexicana. Olimpia es una cinta animada, dirigida al público joven, con el propósito de que conozca qué fue lo que sucedió en el movimiento estudiantil de 1968.

Es importante resaltar las diferencias que hay entre la primera edición del libro El 68 en el cine mexicano, y esta nueva versión, titulada El 68 en el cine mexicano. 50 años después. En la primera edición se presentan 19 entrevistas a cineastas, guionistas y fotógrafos. La intención de este documento fue exponer el punto de vista de los creadores a 30 años de este acontecimiento. Por ello las entrevistas están escritas en primera persona del singular, con el fin de acercar más al lector a la visión de los entrevistados. Este tipo de narración se conserva en la nueva versión.

Es de notar que, en este nuevo trabajo, en el capítulo «La visión de cineastas a 30 años del movimiento», nombrado en la primera edición «Generaciones después», no se actualizan las entrevistas de Rafael Montero, Leonardo García Tsao, José Luis García Agraz, Luis Carlos Carrera, Iván Trujillo y Gerardo Lara, ya que estos importantes cineastas mostraron su posición y visión sobre el movimiento estudiantil, sin embargo, en su obra no se observa que hayan abordado este momento histórico. Entonces fueron entrevistas relevantes, ya que estos jóvenes cineastas eran representativos del cine mexicano y resultaba importante conocer el impacto que había tenido el movimiento del 68 en su obra cinematográfica.

A casi 50 años del movimiento estudiantil de 1968 y a 20 años de las primeras entrevistas, me di a la tarea de actualizar algunas de ellas, con los cineastas que estuviesen en vida; busqué incorporar otros testimonios de creadores que contribuyeron a diversas obras cinematográficas y retomar las películas producidas después de los 30 años de la conmemoración de este suceso.

A diferencia de la publicada en el año 2000, en esta reedición se actualizan las versiones de ocho cineastas y guionistas: Marcela Fernández Violante, Jorge de la Rosa, Óscar Menéndez, Carlos Mendoza, Felipe Cazals, Xavier Robles, Jorge Fons y Gabriel Retes, y se incluyen nuevas entrevistas a aquellos autores que les ha interesado este movimiento social y lo han esculpido en el celuloide, como: Guadalupe Ortega, Francisco Gaytán, Jesús Brito, Nicolás Echevarría, Alejandro Solar, Rafael Aviña, Alfredo Gurrola, Carlos Bolado y José Manuel Cravioto.

Por otro lado, también quiero subrayar la distinción de las entrevistas de 1998 a 30 años del movimiento estudiantil, y las de 2018, a 50 años, en cuanto a la opinión que tenían los protagonistas de este libro sobre el clima social y político que imperaba en ese momento. En las primeras entrevistas habían transcurrido diez años de cambios importantes en el país, lo cual repercutía en la forma de visualizarlo. En 1998 encontré a cineastas que eran críticos con el sistema político y asertivos acerca del futuro de México. Habían transcurrido apenas diez años de la transición política democrática, en 1988, aunque habían acontecido las elecciones presidenciales más cuestionadas de la historia de nuestro país,1 con la llegada a la presidencia del priísta Carlos Salinas de Gortari. Para el año siguiente se creaba la coalición de izquierda más representativa de México, nombrada Partido de la Revolución Democrática (PRD).2 Los primeros años fueron difíciles para su posicionamiento, ya que más de 500 militantes fueron asesinados y se dieron varias luchas electorales intermedias en el país, durante esta primera etapa. A pesar de estos años duros, para 1997, el PRD logra posicionarse como primera fuerza política en la Ciudad de México, ya que el perredista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano gana la jefatura de Gobierno del entonces conocido como Distrito Federal. Estos nuevos aires de la izquierda democrática en la capital del país permiten que los entrevistados, en su mayoría, tengan opiniones optimistas acerca de cómo el 68 había afectado la vida política y social de México. En ese entonces, se atribuía al movimiento estudiantil de 1968 la semilla de los grandes cambios culturales en la década de los años setenta y los cambios políticos en los años noventa.

Treinta años después del 68 la situación se mostró diferente; se da por primera vez la alternancia y en el año 2000 el PAN gana la presidencia de México con Vicente Fox Quezada, en el 2006 el PAN conserva la silla presidencial, con Felipe Calderón Hinojosa, hasta el 2012; año en el que regresa a la presidencia el PRI, por medio de Enrique Peña Nieto. Durante estos últimos 18 años, la visión optimista que se tenía sobre México dio un vuelco de 180 grados; en las entrevistas se manifiesta el desencanto, no sólo de los primeros entrevistados, sino también de los nuevos cineastas. No era para menos, la situación política y social, en lugar de haber avanzado, de haberse desarrollado, retrocedió. Así como en 1988 se hablaba de la elección fraudulenta, por la caída del sistema, en el año 2006 impera en el imaginario colectivo una situación similar, a lo que se suma la campaña negra impulsada por el panista Felipe Calderón en contra de Andrés Manuel López Obrador. Aunque también fue cuestionada la campaña política de Enrique Peña Nieto en el 2012, por el derroche de recursos económicos por parte del PRI, las consecuencias no pasaron de una multa impuesta por el entonces llamado Instituto Federal Electoral (IFE), ahora llamado Instituto Nacional Electoral (INE).

A partir del año 2006 el presidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico y sacó de los cuarteles al Ejército mexicano. Como nunca antes en la historia de México, comenzó a haber un mayor número de asesinatos y desaparecidos asociados con el narcotráfico, pero esta cifra fue superada durante el mandato de Enrique Peña Nieto.

Para el año 2017, el PRD también había mostrado una serie de vicios en su gobernar en los estados de la República mexicana y en el interior del partido. El mayor deterioro se mostró en la Ciudad de México, ya que por 21 años estuvo a cargo de la Jefatura de Gobierno, y en la última administración, con Miguel Ángel Mancera, se vio una desmesura en la construcción inmobiliaria, posicionando a la capital del país como una de las más caras del mundo. Por otro lado también se observó el crecimiento del narcotráfico y un aumento en delitos como robo y asesinatos.

Todo este ambiente permea la visión política y social que tienen los entrevistados en la reedición. Y aunque los 50 años de la conmemoración del movimiento del 68 coinciden con las elecciones de 2018 a la presidencia de la República mexicana, el ánimo de los cineastas no es optimista acerca del futuro del país, y se cuestiona el hecho de que este movimiento estudiantil haya sido un parteaguas en la historia de México, aunque se le reconoce como un movimiento generador de cambios sociales y políticos.

Seguramente, si las entrevistas hubiesen sido después de la elección presidencial del 2 de julio de 2018, el ánimo y visión de los cineastas hubiese sido distinta, posiblemente con un poco más de optimismo de lo que se espera del futuro de México, ya que quien ganó la presidencia, por primera vez en la historia, fue el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador, representando a la coalición Juntos haremos historia, conformada por los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES).

Por otro lado, no es fácil entender los acontecimientos del movimiento estudiantil de 1968. Hay que tomar en cuenta varios factores, uno ya mencionado fue la filosofía existencialista. También, más de una década antes del movimiento se dieron una serie de acontecimientos, como el ataque al Cuartel Moncada en 1953; en 1959 termina la lucha armada en Cuba, y el 26 de julio de 1968 en México se dan dos actos públicos, como bien lo detalla la Revista Rino en su Cronología de hechos de la edición «México y el mundo, los días del 68»: «uno de ellos convocado por la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) para protestar por la represión policíaca a la Vocacional 3 y otro organizado por el Partido Comunista Mexicano (PCM) y la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) para conmemorar un aniversario más del ataque al cuartel Moncada, que preludió el triunfo de la Revolución Cubana. Las manifestaciones son paralelas y se llevan a cabo con el permiso del Departamento del Distrito Federal».

En general, especialmente los jóvenes, se ubica el 2 de octubre como la totalidad del movimiento estudiantil, pero en realidad, para conocer los acontecimientos sería necesario adentrarnos al ambiente psicológico de la FNET, CNED, el Partido Comunista Mexicano, la Juventud Comunista, que albergaba tanto en el Politécnico como en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como en otras escuelas.

Nos damos cuenta de que el marco histórico en el que se desenvuelve el conflicto es muy importante y, en una pequeña introducción, sería arriesgado intentar hablar con detalle acerca de este momento tan importante en la vida de varios mexicanos.

Explicar el movimiento del 68 no es sencillo. No sólo es el 2 de octubre, día en el ocurre la matanza; existen antecedentes, otras agresiones, que valdría la pena que los lectores indagaran en la memoria escrita y filmada.

El 68 en el cine mexicano

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